domingo, 5 de diciembre de 2010

Andrés Bohoslavsky

Cicatrices

 “ Cierra los ojos y escapa de este lugar antes que sea demasiado tarde.
 Aquí las personas, tarde o temprano, se convierten en mercaderes, pequeños-burgueseso explotadores de obreros .“ -
Eran aquellas las palabras que mi padre repetía, una y otra ves
a quien quisiera escucharlo, y ahora yo estaba frente a aquella casa
donde cuarenta años atrás, sentado en la vereda con él, escuchaba esa sentencia
como un mantra religioso, una especie de misa negra que no comprendía,
pero me llevaría lejos.
Las ventanas y la puerta, estaban tapiadas por una pared de ladrillos irregular
 que ni siquiera intentaba disimular lo que alguna ves existió.
La casa ya no era tal, ahora era un cubo monstruoso, sin entradas ni salidas posibles,
la invención de un sepulturero  o un perverso.
O ambas cosas a la vez.
En mi cabeza, las imágenes del pasado y del presente se fusionaban en una rara alquimia:
 viejas y extrañas heridas que volvían.
Decidí sentarme en el umbral, como si el tiempo no hubiese pasado
y pensé en mi padre y sus palabras.
Mientras hacía esto, desde la vereda de enfrente me saludaron, alzando la mano,
varios de aquellos oscuros personajes,  pertenecientes a la detestable fauna que mi padre
había clasificado con precisión y que yo había aprendido a despreciar tanto o mas que él.
No pude evitar reírme.
Me puse de pie, me hice el distraído con el nudo que asfixiaba mi garganta
 y me fui, con la certeza de no regresar jamás a este pueblo maldito
y la promesa de no buscar mas a mi padre.
Andrés Bohoslavsky
                                                                


3 comentarios:

  1. Las cicatrices son una especie de tatuajes indelebles que se meten en nuestra identidad . Me llegó mucho este poema
    Cristina

    ResponderEliminar
  2. Además no siempre se borran, aunque uno lo intente.No sé si es un poema o una prosa pero de todos modos me gustó, el tema daba para más pero hizo bien el autor en buscar la precisión.

    Felicitaciones

    Eugenio

    ResponderEliminar
  3. Bueno, agradable lectura.

    Pedro Altamirano

    ResponderEliminar