miércoles, 15 de junio de 2011

José Judkovski: KAFKA


FRANZ  KAFKA


Señor Presidente:
Hay nombres sin fronteras. Hombres nuestros supieron adoptarlos.
Alguna vez, Horacio Ferrer dedicó un bello tango a Woody Allen:
“ Woody Allen, quiero verte en Buenos Aires.
Ruso piola y atorrante de Manhattan.
Con tu cara de gilastro
Y tu corazón en llama.”

E Dr. Pedro Szylman (ya fallecido), un destacado médico argentino en el campo de la Nefrología mundial, autor de los poemarios: “Viaje en bandoneón” y “Las cuarenta”, nos regaló su poema: “Un Discépolo en Praga” en homenaje a Franz Kafka.

“Es al bardo que la sesera
Viaje por Biblias y tratados;
… prefiero el batimento
De un checo flaco y huesudo
Que de callado parecía mudo.
Pero supo dar en el justo,
Nunca parló de gusto.
Y embrocó con sus grandes ojos
Nuestro destino, pozo profundo.
Y apuró el ajenjo y vinagre
De la locura del mundo,
De las fulerías de la gente,
De Di-os que siempre está ausente,
De nuestro mishio rincón oscuro,
De la Muerte siempre presente.
Y de la suerte,
Que siempre da seca
Con un fastrai cruel y rotundo.”

 Formado rigurosamente por su madre en las enseñanzas del Talmud, FRANZ kAFKA tratando de entender y comprender al mundo, buscando dolorosamente  “un pecho fraterno para morir abrazao”, perdió la FE.
Un siglo atrás, este “rusito” de Praga escribió de manera simple, cosas que definen a las sociedades de ayer y de hoy. Cosas que nos hablan a nosotros- a Ud. y a mí- sobre nuestras dudas y zozobras, que jamás podremos explicar. Simplemente, porque SON ABSURDAS.
Y con ello, creó un mundo: el mundo kafkiano, el mundo del absurdo.
Habiendo conseguido penetrar en el trasfondo de crueldad que subyace en el hombre, se anticipó a todas las catástrofes de ese mundo absurdo.
Así, hoy convivimos  con hechos que nos enorgullecen: escarbar y estudiar superficies de lejanos planetas, comunicarnos en tiempo real con cualquier rincón del planeta, junto a hechos como que el 40% de la población mundial carece de agua potable y mueren 17.000 niños por día de hambre.

Creó un mundo: el mundo del ABSURDO. Y perdió la Fe.

“Ahuyando entre relámpagos,
Perdido en la tormenta
De mi noche interminable, Di-os
Busco tu nombre.
Enséñame una flor
Que haya nacido del esfuerzo de seguirte, Di-os
Para no odiar, al mundo que se me burla,
Porque no aprendo a robar”

“Tormenta” (Tango de Enrique Santos Discépolo)

El 3 de junio, se cumplieron 87 años de la partida de Franz Kafka, el “rusito” de Praga, cofrade de Enrique Santos Discépolo.
Nuestro respeto y agradecimiento.
Buenos Aires, Junio 4 de 2011

                                                                                            José Judkovski
                                                                                             Acádemico de Número
Sillón “Angel G. Villoldo”
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5 comentarios:

  1. Un interesante enfoque de José Judkovski sobre Frank Kafka, haciendo paralelos entre el autor de La Metamorfosis y el autor de tantos tangos llenos de vida cotidiana y lunfardescos. Un placer leer tu nota, querido amigo y Académico de Número.
    Andrés

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  2. Que artículo valioso! Es apasionante la vida y obra de Kafka , disputado por el Psicoanálisis, pasando por el Marxismo su valor , creo, ha trascendido ,llegando a las capas mas populares.
    Gracias mil, Andrés, Nurit.
    amelia

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  3. Si, la verdad que muy interesante el enfoque, hay perlitas que valen en la pena, en la vida de otros, en la propia, en los escritores y todo cultiva.

    Muy bueno, felicitaciones José

    Lily Chavez

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  4. Original enfoque en foco, un paso adelante en el pensamiento, mis respetos al autor, Carlos Arturo Trinelli

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  5. El enfoque mas original que he leído sobre Kafka . Al leerlo,resulta natural que desde el lunfardo en el viejo barrio , desde el tango y sus poetas una pueda sumergirse en metamorfosis dolorosas, en procesos crueles hasta perder la fe.
    Estoy segura que si hubiera nacido en Buenos Aires, hubiera sido casi el mismo Kafka, más allá de alguna cargada, gastada al recordarle que físicamente se parece bastante a otro argentino, pero de triste memoria: el petiso orejudo. Ni siquiera se hubiera molestado con la comparación. Hubiera escrito algo, quizás sobre los absurdos de la naturaleza más la "yapa" de pobreza e ignorancia.
    Gracias por este texto y por recordar a Kafka.
    Cristina

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