RAÚL BRASCA
Nació en Marcos Paz, Pcia. de Buenos Aires, Autor de cuentos, microficciones y ensayos. En 1989 fundó, con otros cuatro escritores, la revista Maniático Textual que estuvo en quioscos y librerías hasta 1994. Compiló doce antologías, diez de ellas de microficciones, algunas en colaboración con Luis Chitarroni. Su obra ficcional y ensayística fue publicada en antologías, revistas y suplementos literarios de Argentina, Alemania, Brasil, Colombia, España, Honduras, Italia, México, Perú, Portugal, Serbia, Suiza, USA y Venezuela. En el país recibió, entre otros, los premios del Fondo Nacional de las Artes y de la Municipalidad de la Ciudad de Buenos Aires. La Universidad de Carabobo (Venezuela) le confirió la Orden de Alejo Zuluoga. Fue ponente y conferencista en congresos internacionales, ha dictado clases magistrales, talleres y seminarios en varias universidades europeas y americanas y se desempeñó como jurado en certámenes literarios nacionales e internacionales. Colabora con bibliográficas en ADN, revista de cultura del diario La Nación. Su obra es tan vasta que no es posible enumerar en este espacio.
PERPLEJIDAD
La cierva pasta con sus crías. El león se arroja sobre la cierva, que logra huir. El cazador sorprende al león y a la cierva en su carrera y prepara el fusil. Piensa: si mato al león tendré un buen trofeo, pero si mato a la cierva tendré trofeo y podré comerme su exquisita pata a la cazadora.
De golpe, algo ha sobrecogido a la cierva. Piensa: si el león no me alcanza ¿volverá y se comerá a mis hijos? Precisamente el león está pensando: ¿para qué me canso con la madre cuando, sin ningún esfuerzo, podría comerme a las crías?.
Cierva, león y cazador se han detenido simultáneamente. Desconcertados, se miran. No saben que, por una coincidencia sumamente improbable, participan de un instante de perplejidad universal. Peces suspendidos a media agua, aves quietas como colgadas del cielo, todo ser animado que habita sobre la Tierra duda sin atinar a hacer un movimiento.
Es el único, brevísimo hueco que se ha producido en la historia del mundo. Con el disparo del cazador se reanuda la vida.
SALMÓNIDOS
Es universalmente reconocido que los salmones concurren a desovar al lugar donde nacieron. Para ello recorren enormes distancias en el mar y luego remontan el río hasta la naciente. Allí depositan sus huevos, en el mismo sitio donde sus padres depositaron los suyos; y también sus abuelos. Me gusta pensar que hay un único lugar en el mundo, bajo las aguas de un río que no conozco, hacia donde concurren todos los salmones de la Tierra en la época de la procreación. Allí Dios depositó el huevo del primer salmón.
EL POZO
Hacía tres minutos que cavaba en la arena cuando el pozo le tragó la palita. Desconcertado, el chico miró a la madre. La mujer lo vio hundirse, corrió, alcanzó a tomarle las manos aterrada, y se hundió con él. Los otros bañistas aún no habían reaccionado y el pozo ya devoraba una sombrilla. Se miraron con estupor, vieron que ellos mismos convergían hacia allí, y por un instinto soterrado desde siempre que se acababa de revelar, intuyeron que no podían salvarse. Era tan natural como el ocaso: el mundo se revertía. Muchos trataron de huir, despacio, con la misma aprensión sin esperanza de los animales que buscan esconderse de la tormenta. Pero la arena se deslizaba más rápido y todos terminaron cayendo mansamente. A su turno, se derrumbaron en el pozo casas, ciudades, montañas. Del mismo modo que la mano invisible da vuelta la manga de una camisa, una fuerza poderosa arrastraba hacia adentro la piel del mundo poniéndolo del revés. Y cuando los últimos retazos desflecados de mares y tierras fueron engullidos, el pozo se consumió a sí mismo. No dejó siquiera un hueco fugaz en el espacio, tan sólo quedó el vacío, homogéneo y silencioso, la inapelable evidencia de que el mundo había sido el revés de la nada.
Raúl Brasca
El pozo, me gustó muchísimo ese cuento. Había leído Perplejidad en una colección de Leer la Argentina pero no conocía nada más del autor. Otra vez gracias al editor y su revista.
ResponderEliminarMaría Esther Martinez
Bueno, lo dice el editor en la introducción, Brasca ha escrito tanto tanto, "Las aguas madres" es un titulo de cuentos propios, pero también trabaja en antologías que reune microficciones sobre el amor, la mujer, el humor, un trabajador cultura. Leí sus "Texticulos bestiales", hasta el nombre de sus obras tienen ese no se qué.
ResponderEliminarMe encantaron los tres microrelatos.
Lily Chavez
MUY BUENOS. ME GUSTARON LOS TRES. NO CONOCÍA AL AUTOR PERO POR LO QUE SE DICE TIENE UNA GRAN TRAYECTORIA. FELICITACIONES RAUL
ResponderEliminarEDGAR BUSTOS
El del pozo me gustó mucho. Los otros también pero opto por ese que hizo volar mi imaginación e idear cosas peores. Un saludo al autor.
ResponderEliminarIrene
Gracias por estos cuentos cortos. Llevan poco tiempo leerlos y uno enseguida descubre si el autor es buen escritor. En este caso, felicitaciones Raúl.
ResponderEliminarAndrea Casas
Raúl, disfruté la frescura natural de los dos primeros relatos. El último lleva la marca de la naturaleza y la soltura de tu palabra, es un verdadero gusto leerte.
ResponderEliminarAbrazos
Betty
No podía falta el señor de los micro-relatos. El primero lo conocía, y los otros son de igual e inmejorable calidad.
ResponderEliminarMARITA RAGOZZA