sábado, 6 de noviembre de 2010

Aimé Fernand David Cesaire

 

Nace en Martinica en 1913 y muere en el 2008. Poeta y político francés. Ideólogo del concepto de la negritud, su obra ha estado marcada por la defensa de sus raíces africanas. Su abuelo había sido el primer profesor negro de Martinico y su abuela, en oposición a muchas de las mujeres de su generación, sabía leer y escribir y enseñó a hacerlo a sus nietos desde muy joven. En 1934, Césaire funda junto a otros estudiantes de las Antillas de Guayana y africanos, el periodíco “El primera vez el término 'Negritud' ”. Este concepto es una reacción a la opresión cultural del sistema colonial francés, rechaza el proyecto de asimilación cultural francesa y fomenta la cultura africana desprestigiada por el racismo surgido de la ideología colonialista. Escribió numerosos libros de poesía, ensayos, teatro .  (Artesanías)

El hibisco no más que un ojo reventado
de donde pende el hilo de una larga mirada, las trompetas de esparavanes
el gran sable negro de los flamboyanes, el crepúsculo llavero siempre tintineante
las arecas indolentes soles que jamás se pusieron por traspasadas por un alfiler que las tierras que se saltan la tapa de los sesos
no dudan nunca en incrustarse
hasta el corazón, los fantasmas horrorosos, Orion
la extática mariposa que los pólenes mágicos
crucificaron sobre la puerta de las noches cimbreantes
los bellos tirabuzones negros de las cañafístulas mulatas
altaneras cuyo cuello tiembla levemente bajo la guillotina

y no te sorprendas si en la noche gimo más hondamente o si mis manos estrangulan más sordamente es el tropel de viejas penas que hacia mi olor negro y rojo en escolopendra
alarga la cabeza y con una insistencia en el hocico aún blanda y desmañada busca más dentro mi corazón de nada me sirve entonces apretarle contra el tuyo y perderme en la espesura de tus brazos que acaba por encontrarlo y muy gravemente de manera siempre nueva
lo lame amorosamente
hasta que brota salvaje la primera sangre
bajo las bruscas garras desplegadas del
desastre.  


CONQUISTA DEL ALBA

Morimos nuestra muerte en bosques de eucaliptos gigantes
acariciando encalladuras de paquebotes absurdos
en el país para crecer
drosera irrespirable
paciendo en las desembocaduras de las claridades sonámbulas
ebria
muy ebria guirnalda arrancando demostrativamente* nuestros pétalos sonoros
en la lluvia campanularia de sangre azul,

Morimos
con miradas creciendo en amores extáticos en salas carcomidas
sin palabras que se opongan en los bolsillos, como una isla
que se hunde en la explosión brumosa de sus pólipos
—la noche,

Morimos
entre sustancias vivientes hinchadas anecdóticamente
de premeditaciones
arborizadas que sólo regocijan, que sólo se insinúan en el corazón mismo
de nuestros gritos, que únicamente reverdecen con voces de niño,
que solamente
trepan a lo largo de los párpados en el peldaño
agujereado miriápodos sagrados lágrimas silenciosas,

Morimos de una muerte blanca floreciendo de mezquitas su dintel de espléndida ausencia donde la araña de perlas saliva su ardiente melancolía de mónada convulsiva

en la inenarrable conversión del Fin

Maravillosa muerte de nada Una esclusa alimentada en las fuentes más secretas de la ravenala se ensancha en grupa de gacela desprevenida

Maravillosa muerte de nada.

Las sonrisas escapadas al lazo de las complacencias deshácense sin precio de las joyas de su infancia en plena feria de sensitivas en delantal de ángel en temporada liminar de mi voz sobre la suave pendiente de mi voz a voz en grito para dormirse.

Maravillosa muerte de nada

¡Ah! El penacho depositado de los orgullos pueriles
las ternuras adivinadas
he aquí con puertas más pulidas que las rodillas de
la prostitución—
el castillo de los relentes— mi ensueño
donde adoro
con la aridez de los corazones inútiles

(salvo del triángulo orquial que sangra violento como el silencio de las tierras bajas)
brotar
en una gloria de trompetas libres con cascara escarlata
corazón no mantecoso, sustrayendo a la ancha voz de los precipicios
incendiarios y embriagadores tumultos de cabalgata º

10 comentarios:

  1. No conocía al autor, tanto que nos perdemos, es de excelencia, he repasado sus versos más de una vez, buenísimo.
    Gracias por este regalo.

    Irene

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  2. Lástima que no puedas leerme,poeta, o quizas, vaya uno a saber.
    Lo que si se, es que vale la pena morir depués de haber leído estos magníficos poemas.
    amelia

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  3. CONOCIA EL TRABAJO DE ESTE AUTOR QUE ES IMPERDIBLE. HIZO ENSAYOS MAGNIFICOS Y SE NOTA EN TODA SU OBRA LA DEFENSA DE SUS RAICES.
    ME DA GUSTO ENCONTRARLO EN LA REVISTA.

    EDGAR BUSTOS

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  4. Césaire magnífico y bastante olvidado. Recuerdo aquel estallido de la negritud cuando lo descubrimos y nos movió a sentir y reflexionar. También estaba Senghor. El pensador y psiquiatra neomarxista Franz Fanon también fue un gran aporte con su enfoque de la psicopatologría de la colonización. Desde Argelia , el estudio sobre la mentalidad colonizada, creo que nos golpeó a todos.
    Gracias Andrés y Ester por traerlo a esta página
    Cristina

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  5. ¡Que interesante aporte hacés Cristina!. En realidad el término negritud nace en conjunto con Senghor pero siempre quedó como más ligado a Aimé. Y Breton cuando lee Cuaderno del retorno al país natal y "lo descubre" lo empieza a nombrar como una de las voces más importantes de la poesía francesa. Pensaba en que no hace tanto tanto que murió y me alegra la publicación y reencontrar su poesía, porque pese a todo lo que significó no nos encontramos asiduamente con su obra y eso es una lástima.

    Lily Chavez

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  6. Leo los comentarios y sube el rubor. Ni siquiera conocía al autor pero quedé asombrada don su palabra. Y tomo su nombre para buscar otros poemas de él.

    María Esther Martinez

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  7. Uh, me queda mucho por ver, no sabía que había tanto material. ESTOY COPADO CON ESTE AUTOR.

    Mariano Lazarte

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  8. Groso, buenísimo!

    Lalo Ledesma

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  9. No voy a retirarme sin decir que muy bueno este autor, lo anoto para ver que consigo de él. Gracias

    Ana María Campra

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