Emma de Cartosio
Nació en Concepción del Uruguay, Entre Ríos en 1928. Poeta, cuentista, ensayista y docente. Egresó de
EL ROSTRO
Y un día la adultez comienza a repetir
inocentemente esa actitud habitual en los niños
echarse de bruces sobre un mapamundi: el césped
o el frío tabernáculo de las baldosas en verano.
Echarse de bruces a mirar tierras y mares,
la liturgia del instinto en las hormigas
o el vegetal santo y seña del misterio sobre el patio.
Echarse de bruces a mirar el acaecer
de los juegos impuestos por Algo o Alguien.
Mirar el espacio, al tiempo con los antiguos
inocentes ojos, mientras el muro de la soledad
reverbera hasta fingir otro cristalino e impenetrable.
De pronto, caen los muros de luz bajo
la imperativa noche de la ternura humana
traída por una piel que echada de bruces, junto
a la nuestra, mira sin ver lo que sin ver
Y un día la adultez comienza a repetir
inocentemente esa actitud habitual en los niños
echarse de bruces sobre un mapamundi: el césped
o el frío tabernáculo de las baldosas en verano.
Echarse de bruces a mirar tierras y mares,
la liturgia del instinto en las hormigas
o el vegetal santo y seña del misterio sobre el patio.
Echarse de bruces a mirar el acaecer
de los juegos impuestos por Algo o Alguien.
Mirar el espacio, al tiempo con los antiguos
inocentes ojos, mientras el muro de la soledad
reverbera hasta fingir otro cristalino e impenetrable.
De pronto, caen los muros de luz bajo
la imperativa noche de la ternura humana
traída por una piel que echada de bruces, junto
a la nuestra, mira sin ver lo que sin ver
miramos.
Manos o raíces, filones o galaxias: mímica
perecedera del Eterno Rostro que nos miró de frente
el día en que nacimos y que de frente y silencio
nos mira cuando el amor nos echa de bruces y amamos.
(De: El arenal perdido, 1958).
Manos o raíces, filones o galaxias: mímica
perecedera del Eterno Rostro que nos miró de frente
el día en que nacimos y que de frente y silencio
nos mira cuando el amor nos echa de bruces y amamos.
(De: El arenal perdido, 1958).
AROMA A PARAÍSOS
El aroma a paraísos subía de nuestros frágiles
cuellos porque enhebrábamos sus lilafores, con amor
de joven padre que teme herir hasta con su sonrisa al hijo.
Era el verano alrededor de nuestra niña piel
aún no tatuada por contentos y desazones que vendrían
más tarde, con rigurosa precisión de mecanismo perfecto.
Era la dicha de aún no ser humanos, sino niñez a secas
que combina armónicamente espacio y tiempo, unidos
con el ajuste del oxígeno al hidrógeno en el agua.
Era un cierto desgano en obedecer órdenes y prejuicios
porque éramos libres aunque se nos sujetase a normas
que violábamos sin negra culpa ni grises arrepentimientos.
Éramos la infancia borroneando palotes y letras
en el gran pizarrón de la madre Tierra, mal leidos
por los adultos que todo lo disecan y estudian.
Sí, la infancia era flores de paraíso en torno
a los frágiles cuellos, a los alocados proyectos
que enfrentaban a los mayores que no podían maniatarnos.
Era el reino del dulzón aroma color lilazul intenso;
de la mágica complicidad con animales y vegetales,
sin aún enterarnos que moriríamos en adultos
semejantes a los padres los tíos los abuelos, la gente.
Era el paraíso y las flores de paraíso.
(Inédito, Publicado en DiarioLa Prensa , 20.10.95)
El aroma a paraísos subía de nuestros frágiles
cuellos porque enhebrábamos sus lilafores, con amor
de joven padre que teme herir hasta con su sonrisa al hijo.
Era el verano alrededor de nuestra niña piel
aún no tatuada por contentos y desazones que vendrían
más tarde, con rigurosa precisión de mecanismo perfecto.
Era la dicha de aún no ser humanos, sino niñez a secas
que combina armónicamente espacio y tiempo, unidos
con el ajuste del oxígeno al hidrógeno en el agua.
Era un cierto desgano en obedecer órdenes y prejuicios
porque éramos libres aunque se nos sujetase a normas
que violábamos sin negra culpa ni grises arrepentimientos.
Éramos la infancia borroneando palotes y letras
en el gran pizarrón de la madre Tierra, mal leidos
por los adultos que todo lo disecan y estudian.
Sí, la infancia era flores de paraíso en torno
a los frágiles cuellos, a los alocados proyectos
que enfrentaban a los mayores que no podían maniatarnos.
Era el reino del dulzón aroma color lilazul intenso;
de la mágica complicidad con animales y vegetales,
sin aún enterarnos que moriríamos en adultos
semejantes a los padres los tíos los abuelos, la gente.
Era el paraíso y las flores de paraíso.
(Inédito, Publicado en Diario
DÍAS DE SALIDA
Del brazo de la mujer madura que teme a sus hijos
del brazo del hombre que me ama y quisiera amar
del brazo de alguien que se mira a sí mismo en mí
del brazo de mi brazo que lo da a mi madre muerta
salgo a las calles
me enloquece la locura razonada de los cuerdos
los escaparates con maniquíes de mirada fija
la gente con pintados ojos de marioneta
las despiadadas langostas humanas que me devoran
y regreso al Instituto
del brazo de un temor que no se atreve a confesárselo
del brazo de una ternura que acepto y no sé retribuir
del brazo del egoísmo que ensaya múltiples espejos
del brazo de la única para quien nunca crecemos
y aúllo
sin garganta
sin voz
aúllo
aúllo
aúllo.
Del brazo de la mujer madura que teme a sus hijos
del brazo del hombre que me ama y quisiera amar
del brazo de alguien que se mira a sí mismo en mí
del brazo de mi brazo que lo da a mi madre muerta
salgo a las calles
me enloquece la locura razonada de los cuerdos
los escaparates con maniquíes de mirada fija
la gente con pintados ojos de marioneta
las despiadadas langostas humanas que me devoran
y regreso al Instituto
del brazo de un temor que no se atreve a confesárselo
del brazo de una ternura que acepto y no sé retribuir
del brazo del egoísmo que ensaya múltiples espejos
del brazo de la única para quien nunca crecemos
y aúllo
sin garganta
sin voz
aúllo
aúllo
aúllo.
º º º º º º
No entiendo como no se difunde poetas que no pueden pasar desapercibidas como en este caso. He leído bastante y sin embargo no conocía esta autora que me pareció bella ella, bella su poesía.Muy bueno su enlace de palabras, engarce de piezas para lograr una joya. Buena, muy buena. Felicitaciones a la revista por este rescate.
ResponderEliminarPerdón, he olvidado poner mi nombre en el comentario.
ResponderEliminarMaría Esther Martinez
Me ha sorprendido gratamente esta autora entrerriana y tengo que decir que tampoco la conocía y sin embargo, es increíble la trayectoria que tiene, los trabajos editados.Y qué lindo rostro, parece esas mujeres que hicieron furor en el cine de otros tiempos. La liturgia del instinto en las hormigas., qué cosas dice. Anoto su nombre.
ResponderEliminarlily Chavez
Estoy recorriendo el material publicado de arriba abajo: creo que publicar a tan variada serie de poetas de otros tiempos, asfixiados en la maraña de poetas actuales, y cuya calidad reconocen lectoras de la revista, es como una re valoración de la historia poética.
ResponderEliminarel editor
Por supuesto, digo cuando leo lo que puso el editor, esta buena toda difusión, pero que no se pierdan los interesantes poetas de otra época, cuya calidad no puede ser desconocida, por algo fueron grandes. Tampoco conocía a esta autora, y quedé queriendo más de ella. Excelente.
ResponderEliminarAndrea Casas
Me rindo! Tampoco la conozco y es buenísima. Hoy tengo un poco más de tiempo pero no siempre es así y cuánto de estos autores se me habrán pasado. Lamentablemente uno no puede leer todo lo que quisiera.
ResponderEliminarLalo Ledesma
Una bella fotografía y su poesía increíble. No la conocía para nada. Joyitas como dice alguien en otro comentario.
ResponderEliminarFelicitaciones a la revista por la publicación
Mariano Lazarte
Arriba Junín!