La revista que nunca duerme

POESÍA EN PARALELO CERO

Xavier Oquendo Troncoso

 

 El Ecuador es un territorio de poetas. Y un territorio de poesía. Es un espacio convocador para quien quiera darle a la palabra el giro simbólico y figurado que la poesía exige. Además es un país desconocido por los otros poetas del mundo, de América Latina, de la propia Sudamérica. Y los poetas de otras latitudes deben tener opción a encontrar en nuestro país ese encanto. Por  eso este encuentro, que es distinto a otros encuentros. En este, los poetas viajan por el Ecuador, por sus ciudades, conocen su gente, la poesía de su paisaje, sus estremecedores ambientes, su comida, su folklor, el corazón de la “patria pequeña”, como lo soñó Benjamín Carrión.

Somos un país que no tiene un festival de poesía, que no le gusta enseñar a sus poetas. Un país que cuando hace un “encuentro” de poetas termina repitiendo los mismos nombres, y guardando otros nombres en el trasto del olvido.

Somos un país “limitado por sí mismo”, como diría Adoum, y como al poeta ecuatoriano no le gusta salir de su monte y de su mar, entonces debemos buscar formas para que los otros poetas nos conozcan, y nos reconozcan y por lo tanto reconozcan a esta Patria como un país de poetas.

Un encuentro de talla internacional es realmente importante y necesario en Quito y en las otras ciudades donde vamos a estar: Latacunga, Ambato, Cuenca y Guayaquil. Todo gracias a la logística de la Casa de la Cultura Ecuatoriana y a su presidente Marco Antonio Rodríguez que me abrió las puertas para organizar este encuentro.

Es importante también porque de este encuentro sale un libro antológico que será presentado en la inauguración. Para nosotros es un honor que estos poetas nos visiten y que para ellos será muy placentero conocer un país con el nombre de una línea imaginaria que está en el centro del mundo y que debe ser descubierto.

Queremos que los poetas de afuera, que hablan nuestro idioma y tienen nuestros problemas reconozcan al Ecuador como un país que genera poetas y que genera poesía. Además que nuestra poesía se cosmopolice, que llegue hasta otras latitudes, que nos lean en las otras fronteras donde no llega nuestro eco. 

La poesía siempre será importante, estará latente en cualquier sociedad por más deshumanizada que parezca.  El mercado no puede meterse con ella. Y no se meterá, porque la poesía es la única manifestación artística que no juega con los intereses de los grandes comerciantes. Ella, la poesía, siempre estará al servicio del pueblo, pese a que la gente la considera un hobbie, un “juego” de vagos, un oscuro pasatiempo. Ahí estará, la poesía siempre, mirando desde el futuro el presente. Y buscando la belleza debajo de los escombros que es en lo que se convertirá el mundo. La última sobreviviente será la poesía.