ANDRÉS ALDAO . poema prosaico
Hambrienta que diste el mal paso
Che pibita, me pidieron una historia de putitas, de “la costurerita que dio el mal paso”, me aclararon…
Y yo che pibita los mandé a la mierda, les dije: no hay costureritas ni hay malos pasos... lo que hay es un ragú de la gran puta.
Y quiero contar tu historia de che pibita, sin escuela ni muñecas,
sin vasos de leche ni cacao, sin mandarinas ni ciruelas,
sin ternura sin besos sin caricias sin vestidos sin carne ¡qué lujo che! (¡cómo se te ocurre tamaño desatino, che pibita!).
Con esos jirones de pollerita gastada y esas tiras que fueron sandalias en otro tiempo...otro mundo, esas greñas sobre tu cabecita apenada, ojos mustios tirando la manga por una moneda
Tu sonrisa disfraz de corazón sin ganas que a gatas si hace tum tam tum tam tum tam mientras las tripas se revuelven en el vacío obtuso del ragú.
Gemís por tu viejo que se amasijó en una tarde sin sol, y no te queda nadie que vaya al curro o a recoger migajas de miseria en las basuras de la urbe, che pibita.
Llegaste a los trece larga flaca con alguna pizca de belleza de otro tiempo, alicaída, remanente que adornaba a la marchanta la angurria de tus días.
Fue cuando el tipo ojos de crápula que siempre sonríe te tiró un par de mangos y un caramelo... Y el ojos de crápula que siempre sonríe
te llevó a la pieza tumbándote sobre el sucio cotín de piojoso, allí consumó la obra para que aprendas a dar el mal paso aunque no sos sos costurerita...
Ahora che pibita ya no estás hambrienta, el ragú se te fue a barajas
pero tu alma quedó colgada de un piolín afligido con un broche de acre esperanza.
Entre tanto, los sueños que alguna vez fantaseaste se volaron, che pibita, remontaron muy alto... hasta ese cielo azul que ahora contemplás desde las lágrimas que te empañan cuando ejercitás tus malos pasos en madrugadas de telo barato.
O más tarde, che pibita, cuando volvés de hacer la comedia del jadeo
a esos veinte giles creídos que compran tu amor por cuatro chirolas, che pibita...
Y ojos de crápula que siempre sonríe te arrebata los morlacos de tus malos pasos aunque no sos costurerita, a vos, que nunca escuchaste
hablar de amor, che pibita.
Así da vuelta la calesita y, ¡qué mala pata! nunca ligás la sortija
ni de chica ni luego del mal paso que te hicieron dar por ese ragú maldito... aunque no sos costurerita ¿no es cierto, che pibita?
Acá termina...así sigue...la historia de hambrienta, che pibita,
que sin ser costurerita le hicieron dar el mal paso ■
Señor che Señor, que cada vez que leo esto se me abre la panza como un tajo de daga japonesa. La panza abierta sin que venga la muerte, sin que la cabeza pueda morirse también para no pensarlo.
ResponderEliminarQueda siempre che Señor, por lo bien escrito. La pucha che señor, que ahi no termina...
Es otro excelente texto tuyo Andrés...lo de siempre, para qué agregar más.
ResponderEliminarLily Chavez
CHE ANDRÉS: Q ue lujo para las feminas, gracias por sumarte a nuestra causa. amelia
ResponderEliminarOjito, no es plagio del anónimo, lo leí después, conexión q le dicen , es que el CHE es palabra santa.
Otro personaje de la ficción que se inspira en la realidad . Deja un sabor amargo y a la vez nos llena de dulzura y ser suma a la lucha por la mujer. Un cuento antológico de Andrés. Muy buena idea de publicarlo.
ResponderEliminarMARITA RAGOZZA
una vez más la realidad en la palabra literaria, y ese lunfardo de puerto, caótico y maravilloso marcando una historia en la que terminamos queriendo a la pibita. susana zazzetti.
ResponderEliminarQue lindo sería ponerle música a éste poema narrativo, un abrazo, Carlos Arturo Trinelli
ResponderEliminarHOLA ANDRÉS, CÓMO ESTÁ?. MARITA RAGOZZA UTILIZA TÉRMINOS EN SU COMENTARIO QUE RESUMEN LA SENSACIÓN QUE PROVOCA LA LECTURA DE ESTE RELATO: SABOR AMARGO, Y DULZURA. YO AGREGARÍA QUE TODO EL TEXTO ESTÁ TOCADO POR LA TERNURA DEL QUE ESCRIBE PARA LOGRAR O INTENTAR, MOVILIZAR. ADEMÁS
ResponderEliminarUSTED MANTIENE EL ESTILO DE LENGUAJE, LA EXPRESIÓN DE UN ESPECIAL DECIDOR, DURANTE TODO EL TEXTO. MI AFECTO. MARTA COMELLI
Tan fuerte, Andrés, tan significante, tan verdadero. Como tu mirada misma, a las cosas de la vida del mundo.
ResponderEliminarTe abrazo, Maestro.
Tania Alegria
Agradezco los comentarios, sobre todo por el tema. Mi impresión es que a pesar de los cambios y la "modernización" de la sociedad, la globalización del planeta se hace sobre una pocas bases casi ancestrales diría yo: la trata, la droga, el juego y el trabajo esclavo. Son los estratos que denigran la condición humana: los dramas psicológicos para los académicos y los solipsistas.
ResponderEliminarAndrés
Detrás de la crudeza hay tanta dulzura y a la vez tanta impotencia.
ResponderEliminarUn abrazo, Andrés
Betty
Se oye rezongo de bandoneón en toda la narración Es el antiguo dolor de siempre enquistado en la sociedad.Siempre habra:Piyados pipistrelosy rematados
ResponderEliminarSe oye resongo de bandoneón en toda la narraciòn .Es el antiguo dolor de siempre en la sociedad. Siempre habrá piyados pipistrelos rematados pelandrunes...Y el mundo sigue andando...¡Excelente! Ilda