miércoles, 10 de octubre de 2012

Máximo Simpson



             
                                Dos poemas de Máximo  Simpson


Oíd                             

Reeplicó Yahveh: “¿Qué has hecho?
Se oye  la sangre de tu hermano clamar
                              a  mí desde el suelo”.
                                                                Génesis, 4.10.
                              Oíd, mortales…
                                              Himno Nacional Argentino.


Desde el Sur hasta el Norte,
del Este hasta el riñón de la tristeza,          
oh ninguno, oh nadie,  
oh la sombra de Jorge Julio López,

                     el que dijo que sí, que había visto.

Me duele el esternón
cuando  entreveo
que esa tierra de nadie es esta patria,
esta ceniza prematura.

Allí donde se encuentren,
en cualquier latitud, en cualquier piedra
de esta patria confusa,

en umbrales ocultos o en medio de la calle,
o en la cama vacía donde beben
neblina del olvido,

Oíd mortales el grito sagrado


del que dijo que sí, que había visto.
Oíd, oíd ahora:

abrigad a esta sombra.


Maltiempo
                  
Llueve sobre relojes y retratos, sobre zapatos y praderas,
sobre el invierno y el verano.

Llueve sobre Jonás y la ballena, sobre Moisés
en la montaña, sobre Jesús crucificado.

Llueve sobre los rostros del Mesías.

Llueve sobre José, sobre David,
y llueve sobre el Bien y sobre el Mal.

Y llueve sobre iglesias, mezquitas, sinagogas,
sobre canchas de tenis, jardines, acueductos,
sobre el pálido joven
que toma su café leyendo el diario.

llueve sobre la Plaza del Recuerdo,
llueve sobre el Palacio de Justicia.

(De Alrededores, 1998.)


7 comentarios:

  1. me envuelvo en el primer poema. tanto dolor. tanto poeta. susana zazzetti.

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  2. Ambos poemas están insertos en la poética de Máximo Simpson. El ser desvalido que clama justicia ante la indiferencia de la lluvia, que lava los recuerdos, la justicia y los rostros del Mesías.

    Gracias Artesanías por brindarnos esta lectura.

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  3. ¡Tanta desolación! ¡Tanto clamor del hombre y hasta de su Dios desamparado! ¡Qué poeta, Máximo, que con tu palabra se nos estremece el nacimiento!
    Aldao, gracias por brindarnos esta lectura.
    CF.

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  4. El poeta sigue " oyendo" y " gritando" el canto sagrado, a través de sus magníficas letras.
    MARITA RAGOZZA

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  5. OÍD...

    un poema, una elegía, una elocuencia que roza el dolor y la soledad. Esa es mi sensación profunda y cabal de este poema de Máximo.
    andrés

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  6. Su virtuosismo se agiganta con el tiempo.Siempre me emociona y siempre me deja sin palabras, me deja sin nombre y sin apellido.
    María

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