viernes, 11 de mayo de 2012

Mahmud Darwish



Mahmud Darwish (1914-2008
     
Mahmud Darwish no sólo es uno de los más grandes poetas árabes contemporáneos sino también una leyenda viva: sus libros circulan a millares por todos los países árabes y los estadios se llenan para escuchar sus recitales poéticos, acontecimientos irrepetibles que nadie quiere perderse. Hombre laico y moderno, refinado y elegante, Darwish es un palestino de diálogo, aunque su voluntad no se doblegue fácilmente ni esté dispuesto a hacer concesiones humillantes. Una de sus mayores esperanzas fue revitalizar la literatura palestina, procurar a toda costa que los problemas políticos no la paralicen. Y para los palestinos, la proximidad física de su poeta es como una fiesta continua, un símbolo de la cultura palestina. No obstante, a pesar de haber alcanzado con creces las metas soñadas, el poeta, desde su actual residencia entre Jordania y Cisjordania, aspira a poder regresar algún día a su tierra natal, Galilea, donde nació el 13 de marzo de 1942. Procedente de un ambiente campesino, sus primeros años los pasó en Birwa, una pequeña aldea de Galilea, situada a unos nueve kilómetros de Acre, donde sus padres poseían unas tierras que cultivaban para poder vivir. En 1948, tras la retirada de las tropas británicas de Palestina y la implantación del Estado de Israel, su familia –como miles de familias palestinas- se vio obligada a huir de su casa para salvar la vida. Permanecieron un año en el Líbano y al regresar a Palestina se encontraron con que  Birwa había sido completamente destruida por el ejército israelí, al igual que otras muchas aldeas. Tuvieron que instalarse en Dair Al Asad aunque de forma clandestina porque durante el año que habían permanecido refugiados en El Líbano, las autoridades israelíes habían elaborado unos censos, y los que no figuraban en los mismos, no tenían derecho a vivir en el nuevo Estado de Israel.
Clandestino en su propio país y posteriormente ciudadano de segunda categoría en un Estado que le rechaza, el adolescente se refugia en los libros y plasma su identidad con lo único que le queda: el lenguaje. (María Luisa Prieto)


Pasajeros entre palabras fugaces

Pasajeros entre palabras fugaces:
cargad con vuestros nombres y marchaos,
quitad vuestras horas de nuestro tiempo y marchaos,
tomad lo que queráis del azul de mar
y de la arena del recuerdo,
tomad todas las fotos que queráis para saber
lo que nunca sabréis:
cómo las piedras de nuestra tierra
construyen el techo del cielo.


Pasajeros entre palabras fugaces:
vosotros tenéis espadas, nosotros sangre,
vosotros tenéis acero y fuego, nosotros carne,
vosotros tenéis otro tanque, nosotros piedras,
vosotros tenéis gases lacrimógenos, nosotros lluvia,
pero el cielo y el aire
son los mismos para todos.
Tomad una porción de nuestra sangre y marchaos,
entrad a la fiesta, cenad, bailad...
luego marchaos
para que nosotros cuidemos las rosas de los mártires
y vivamos como queramos.


Pasajeros entre palabras fugaces:
como polvo amargo, pasad por donde queráis, pero
no paséis entre nosotros cual insectos voladores
porque hemos recogido la cosecha de nuestra tierra.
Tenemos trigo que sembramos y regamos con el rocío de nuestros cuerpos
y tenemos, aquí, lo que no os gusta:
piedras y pudor.
Llevad el pasado, si queréis, al mercado de antigüedades
y devolved el esqueleto a la abubilla
en un plato de porcelana.
Tenemos lo que no os gusta: el futuro
y lo que sembramos en nuestra tierra.
Pasajeros entre palabras fugaces:
amontonad vuestras fantasías en una fosa abandonada y marchaos,
devolded las manecillas del tiempo a la ley del becerro de oro
o al horario musical del revólver
porque aquí tenemos lo que no os gusta. Marchaos.
Y tenemos lo que no os pertenece:
una patria y un pueblo desangrándose,
un país útil para el olvido y para el recuerdo.
Pasajeros entre palabras fugaces:
es hora de que os marchéis.
Asentaos donde queráis, pero no entre nosotros.
Es hora de que os marchéis
a morir donde queráis, pero no entre nosotros
porque tenemos trabajo en nuestra tierra
y aquí tenemos el pasado,
la voz inicial de la vida,
y tenemos el presente y el futuro,
aquí tenemos esta vida y la otra.
Marchaos de nuestra tierra,
de nuestro suelo, de nuestro mar,
de nuestro trigo, de nuestra sal, de nuestras heridas,
de todo... marchaos
de los recuerdos de la memoria,
Pasajeros entre palabras fugaces.

(Traducción de María Luisa Prieto)

3 comentarios:

  1. Desgarradores y vehementes versos, rebeldes alusiones a la violencia del exilio, de todos los exilios,búsqueda para encontrar patria en el hostil mundo que le tocó vivir.
    Aún así su escritura es guía para todos los obligados a emigrar.
    Felicitaciones a la Revista por esta publicación.
    MARITA RAGOZZA

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  2. felicito a los responsables de la edición y publicación, de esta Revista Literaria y Cultural.
    Julio Taborda Vocos

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  3. Publicar a Mahmud Darwish genera la ira de los culpables, de los que son parte de la única democracia del medio Oriente, de los "demócratas" con sangre en las manos. En el 2012 ya no se puede callar más, no se puede ser hipócrita...
    andrés

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