viernes, 11 de mayo de 2012

Ernesto Ramírez

                                      


ernesto ramírez


perro        
hay un perro cimarrón
que me recorre
desde siempre
masticando las vísceras
que se renuevan
para darle de comer
mientras éramos cachorros
no dolía
era como un juego
mordisqueaba sin herir
mas luego comenzó a ensañarse
y llegué a arrastrarme
a quemarme por dentro para resistir
más tarde se tornó morboso
desgarraba por placer
y yo huía por obligación
desde hace un tiempo parece calmo
mastica desganado
un poco en las tripas
otro en el corazón
a veces en los testículos
luego en la cabeza
allí es donde más se entretiene
se hace el dormido
cuando un pensamiento me anima
se abalanza sobre el
y lo destroza.

Ese señor que repta… 
¿es un pájaro?
no, no es un pájaro
carece del romanticismo del vuelo
¿es un avión?
no, no es un avión
pero su avidez es igual de veloz
¿entonces?
es ese señor que repta siempre en vertical
por las paredes de wall street
o las plataformas de petróleo
por la banda ancha
y el directorio de los bancos
por el kremlin y el muro de los lamentos
y por la grúas de beijing
cruza sin moverse los océanos
siempre provisto de S As y Multi Ns
al comienzo
se apoya en los hombros de los demás
luego pisa sus cabezas
más tarde y con gran soltura
repta en vertical
tiene fría la sangre
                    la piel
                    y el sagrado
sólo mantiene calientes
el lado avaro del cerebro
y su cuenta corriente
es artífice del buen camino
hasta que evidencia no conducir a nada
entonces repta hasta la planta baja
y vuele a reptar a lo alto
con una cabeza con fez bajo el brazo
no hay nada de naturaleza verde
que le debilite
ni planeta que pretenda salvar
su única meta es arriba
y cuando todo se hunde
pone su mejor cara
de iguana con diarrea
mira
hacia
abajo
y simplemente dice
“yo no hice nada”


2 comentarios:

  1. Ernesto o la importancia de llamarse...ese look fotogénito.
    Me ha gustado la crudeza del perro cimarrón cuyo hambre son los pensamientos.
    Un afectuoso saludo

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  2. Con crudeza quedan estigmatizados, en un caso, nuestros demonios cimarrones y en el otro los actores del capitalismo salvaje, saludos, Carlos Arturo Trinelli

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