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sábado, 21 de mayo de 2011

Antonio Pippo: TIEMPOS MODERNOS |



Lunfardo: el nuevo idioma que curten los uruguayos
Antonio Pippo - @diariolarepublica.net

ELunfardo, etimológicamente, viene de lombardo, natural de Lombardía. Compuesto por modismos del hombre de la calle, llegó al Río de la Plata en boca de inmigrantes italianos y fue nutrido por otras corrientes y por los propios nativos.
Se asentó en el suburbio, en los prostíbulos y en las cárceles para luego expandirse pero sin conquistar a toda la sociedad.
No tiene gramática ni sintaxis; son palabras sueltas con un gran poder de síntesis, contundencia y, hasta que se las domina, cierta dificultad de comprensión.
José Gobello, autoridad máxima en el estudio del lunfardo, sostiene que es una lengua viva pues se renueva. Su teoría es fascinante: hubo una primera etapa desde el inicio difuso hasta, aproximadamente, la década de 1960, durante la cual voces incorporadas por el habla de la calle y canciones de moda -de las que popularizó el Club del Clan, por ejemplo- sustituyeron a otras que intrínsecamente significaban lo mismo y aparecían ya muy avejentadas, a un pie del olvido; luego vino la otra etapa, todavía en desarrollo, liderada también por los jóvenes, cuyas vertientes clave son la cumbia de las villas o barrios pobres y el hábito aún más expandido, impuesto por el chateo a través de Internet y los celulares, de las abreviaturas.
Carlos de la Púa, Pascual Contursi, Celedonio Flores, Julián Centeya y tantos otros se convirtieron en arqueología pura, cada tanto hurgada por investigadores, a manos de Nicky Jones, Johnny Tedesco, Teddy o el rock, cuyos modismos fueron arrasados años después por el lunfardo de Los Pibes Chorros, los planchas y muchachos anónimos que desprecian a los libros y al diccionario.
Para Gobello, cuya opinión comparto, es el lunfardo primigenio que muta y sigue vivo y nadie sabe qué nos deparará mañana.
Este extenso prólogo es mi respuesta a una preocupación que han expresado docentes de Secundaria: los adolescentes llegan de Primaria sin saber escribir, con graves errores de ortografía, sintaxis y dificultades en la comprensión de los textos tradicionales, con un abuso abrumador de abreviaturas.
¿Entonces? La calle se ha impuesto a la escuela y al liceo.
Jodida cuestión, porque quien no sabe escribir no sabe leer, en el sentido esencial del entendimiento, y por supuesto habla mal y razona de un modo que difícilmente lo lleve a su progreso intelectual.
Los estudiantes uruguayos han comenzado a imponer su lunfardo, quizás sin saberlo, y los docentes se arrancan todas las extensiones pilosas posibles, todavía sin saber qué hacer ante lo que se viene.
Che educación, paparula, vichenza, te doy este dato fulero por gilurda, a ver si con el justo que te bato te avivás. ¿Cachás?