Descripción de algo perdido
Nunca tuvo nombre,
y tampoco recuerdo cómo lo encontré.
Lo llevaba en mi bolsillo
como un botón perdido,
aunque no era un botón.
Películas de vampiros,
cafeterías abiertas toda la noche,
bares oscuros
y salas de billar
en calles aceitadas por la lluvia.
Llevaba una existencia tranquila y anodina,
igual que una sombra en un sueño,
un ángel en un alfiler,
y entonces lo perdí.
Los años transcurrieron con su hilera
de estaciones sin nombre,
hasta que alguien me dijo, «Es ésta»,
y, estúpido de mí,
me bajé en un andén desierto
sin ninguna ciudad a la vista.
Hotel Cielo Estrellado
Millones de cuartos vacíos con televisores encendidos.
No estaba yo ahí aún, pero vi todo.
El Titanic en la pantalla como un
pastel de cumpleaños hundiéndose.
Poseidón, el recepcionista nocturno, apagó las velas.
¿Cuánta propina deberíamos dar al botones ciego?
A las tres de la mañana la máquina vende-chicles
en el lobby vacío
con su espejo recién trizado
es la nueva Madonna con su niño.
Nunca tuvo nombre,
y tampoco recuerdo cómo lo encontré.
Lo llevaba en mi bolsillo
como un botón perdido,
aunque no era un botón.
Películas de vampiros,
cafeterías abiertas toda la noche,
bares oscuros
y salas de billar
en calles aceitadas por la lluvia.
Llevaba una existencia tranquila y anodina,
igual que una sombra en un sueño,
un ángel en un alfiler,
y entonces lo perdí.
Los años transcurrieron con su hilera
de estaciones sin nombre,
hasta que alguien me dijo, «Es ésta»,
y, estúpido de mí,
me bajé en un andén desierto
sin ninguna ciudad a la vista.
Hotel Cielo Estrellado
Millones de cuartos vacíos con televisores encendidos.
No estaba yo ahí aún, pero vi todo.
El Titanic en la pantalla como un
pastel de cumpleaños hundiéndose.
Poseidón, el recepcionista nocturno, apagó las velas.
¿Cuánta propina deberíamos dar al botones ciego?
A las tres de la mañana la máquina vende-chicles
en el lobby vacío
con su espejo recién trizado
es la nueva Madonna con su niño.
Primavera
Esto es lo que vi: nieve vieja en el suelo,
tres mirlos acicalándose,
y mi vecina que salió en camisa de dormir
a tender en la cuerda las camisas de su marido.
El viento matutino hacía difícil engancharlas,
levantó el vestido tan por encima de sus rodillas
que tuvo que dejar de hacer lo que estaba haciendo
y dio una buena carcajada mientras se cubría.
Esto es lo que vi: nieve vieja en el suelo,
tres mirlos acicalándose,
y mi vecina que salió en camisa de dormir
a tender en la cuerda las camisas de su marido.
El viento matutino hacía difícil engancharlas,
levantó el vestido tan por encima de sus rodillas
que tuvo que dejar de hacer lo que estaba haciendo
y dio una buena carcajada mientras se cubría.
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Poética donde la realidad se une al humos negro irónico y sarcástico originando una estructura trunca que irradia misterio. Poesía donde se encuentra lo perdido y que nos abre una cierta alegría al leerla.
ResponderEliminarCelmiro Koryto
Perdón, quise escribir sonrisa en vez de alegría
ResponderEliminarCelmiro
Buscamos algo y no lo podemos nombrar.Buscamos algo y está en nuestro bolsillo...un día lo perdemos,y sólo nos queda un andén desierto.
ResponderEliminarGracias Artesanías por difundir a CHARLES SIMIC, a quien no conocía.
Ofelia
Que maravilla este autor , Andrés. Juega con el lector.Creo que la síntesis la da el espantapájaros.
ResponderEliminarMuchas gracias.
amelia