domingo, 25 de abril de 2010

ESTER MANN - Mi jardín

Yo me empino hacia la belleza y corro tras
ella; mas la belleza se me escapa y sólo me deja
su apariencia entre las manos. 
Rabindranath Tagore

La flor escarlata


Siempre anhelé un jardín. En mi juventud lo veía en mis sueños: verde, con hermosos árboles llenos de fruta en verano, con una pequeña fuente que permitiera oír el agua fluyendo. Unas flores darían el toque de color y las habría de todas clases. Los pájaros vendrían a bañarse en la fuente y colmarían mi alma con sus trinos.
En mis sueños el jardín era perfecto: no necesitaba cuidados ni esfuerzos, cuando la lucha me agobiaba me bastaba sentarme en el jardín para fortalecerme. Si estaba triste, miraba mis flores y me llenaba de alegría.
Un día, por fin, tuve un jardin, lo conseguí casi sin darme cuenta, sin esfuerzo ni lucha y durante muchos años lo disfruté.
Es verdad que luego debí  trabajar, sin pausa, para erradicar plagas, combatir la sequía o protegerlo de los inviernos duros.
Pasaron muchos años, los árboles han crecido. A veces, en invierno, sus ramas desnudas parecen amenazarme. Mis fuerzas no alcanzan para arrancar las hierbas salvajes que crecen sin límite en la tierra que yo misma he fertilizado. Mis brazos no pueden sostener la pala, mis manos se cierran impotentes sobre las tijeras, incapaces de podar un rosal. Pareciera  que de sus ramas brotan hoy más espinas que flores.
Ya no me consuela mi jardín. Compruebo que, aunque parco para  brindarme sus flores, fue hermoso en los primeros años. Hoy esas flores ya no son perfectas: las enfermedades las afean, los vientos arrojan los pétalos a la corriente fría del norte, las frutas del verano aparecen ya manchadas por los gusanos y son sólo basura que debo rastrillar.
He tenido mi jardín. Lo he disfrutado como si tenerlo fuera normal, como si ese privilegio me correspondiera por derecho.
Hoy comprendo mi ligereza, mi arrogancia…Tuve un tesoro y lo fui prodigando sin pensar. Sus restos son ahora sólo recuerdos que me quitan el sueño.
Ha llegado la primavera, pero ya no salgo al jardín después del atardecer.  El aroma de las flores me acongoja, las enredaderas amenazan mi armonía y las lagartijas me observan en silencio, esperando que me vaya. El bosque salvaje quiere regresar a mi jardín. No tengo fuerzas para impedirlo.


7 comentarios:

  1. Imagino una mujer seleccionando lo que puede ver crecer con ternura, paciencia y cuidado. Imagino todo el empeño que en ello se pone. Imagino lo que es el jardín personal de cada uno y encuentro en este texto no sólo no un planteo profundo y filosófico. Es ver pasar la vida, deteniéndose por momentos, pero siempre tirana e inexorable. Felicitaciones Ester. Me ha conmovido desde la raíz hasta los brotes que puedn no estar. Pero todo eso también es vida.

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  2. Oh, Ester , me llegó este texto y me emocionó también, acababa de escribir algo sobre la poesía de Juany y esto también me movilizó por esto de que las cosas cotidianas, (como tejer o un jardín) son el paralelismo con la vida. Eso pasa..."Sus restos son ahora sólo recuerdos que me quitan el sueño". Un hermoso texto!!

    Lily Chavez

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  3. una belleza, una joya literaria esta metáfora de la vida, de lo que anhelamos y luchamos por conseguir, pero a veces olvidamos que somos hijos del tiempo quien todo lo decide. sentimintos encontrados en el texto de honda ternura. un regalo ester en esta mañana de domingo y son las 10. 25 hs. en argentina.un abrazo.susana zazzetti.

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  4. Querida Ester, la belleza parte, la jardinera en este caso,vos; queda, y nos entrega toda la belleza de tu jardín hecha palabra...y yo creo que si, aun queda mucha fuerza, pese a la cizañas. UN ABRAZO: amelia

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  5. Felicitaciones Ester, muy bueno. Especialmente cuándo ya no digo nada.
    Alicia

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  6. Un jardín es como la vida que siempre pide más y que con juventud damos, pero es mezquino por que él, ve sólo su necesidad a través de los años...y que al dejarlo de lado nos copa.
    Psicologia tejida entre estaciones que ahora nos aqueja.
    Celmiro Koryto

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  7. ¿La vida? ¿El amor? He visto tu jardín,lo he caminado, me impregné de texturas, sabores y perfumes. Recordé mi propio jardín, parecido al Edén, cuando era niña. Aún lo recuerdo con nostalgia. Por unos minutos,al leer tu texto,volví a verlo. Y me estremecí.
    O.Liliana Reinoso

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