viernes, 1 de abril de 2011

PRÓSPERO MERIMÉE - NARRATIVA


PRÓSPERO MERIMÉE

novelista y ensayista francés (París, 1803 – Cannes, 1870). Realizó estudios de Derecho, y alternó sus funciones en el ministerio de Comercio con los salones literarios. Entre sus obras hay narraciones de ambiente español e históricas, pero lo más valioso de su producción lo constituye sin duda el conjunto de sus relatos, entre los que se destacan: Mateo Falcone (1833), El jarrón etrusco (1840) y, sobre todo, Carmen (1845), novela de la que saldría la conocida opera homónima de Bizet y que fuera llevada al cine con el mismo nombre.

La Perla de Toledo (Imitación de lo español)

¿Quién me dirá si el Sol es más bello en el amanecer que en el ocaso? ¿Quién me dirá del olivo y el almendro cuál es el más bello árbol? ¿Quién me dirá entre el valenciano y el andaluz cuál es el más bravo? ¿Quién me dirá cuál es la más bella de las mujeres? « Yo os diré cuál es la más bella de las mujeres: es Aurora de Vargas, la perla de Toledo ».
El Negro Tuzani ha pedido su lanza, ha pedido su escudo: su lanza, la coge con su mano derecha; su escudo pende de su codo. Desciende a su caballeriza y considera a sus cuarenta jumentos, uno detrás de otro. Dice: « Berja es la más vigorosa : sobre su larga grupa traeré a la perla de Toledo, o, por Alá, Córdoba no volverá a verme jamás. »

Parte, cabalga, llega a Toledo, y encuentra a un anciano cerca de Zacatín. « Anciano de la barba blanca, lleva esta carta a don Guttiere, a don Guttiere de Saldaña. Si es hombre vendrá a combatir contra mí cerca de la fuente de Almami. La perla de Toledo debe pertenecer a uno de nosotros. »
Y el anciano ha tomado la carta, la ha tomado y la ha llevado al conde de Saldaña, cuando jugaba al ajedrez con la perla de Toledo. El conde ha leído la carta, ha leído el desafío, y con su mano ha golpeado la mesa tan fuerte que todas las piezas se han tumbado. Y se levanta y pide su lanza y su buen caballo; y la perla también se ha levantado toda temblorosa, pues ha comprendido que él iba a un duelo.
« Señor Guttiere, don Guttiere Saldaña, quedáos, os lo ruego, y jugad otra vez conmigo.- No jugaré más al ajedrez; quiero jugar el juego de las lanzas en la fuente de Almami. » Y los lloros de Aurora no pudieron pararle, pues nada para a un caballero que acude a un duelo. Entonces, la perla de Toledo toma su manto, monta sobre su mula y se dirige la fuente de Almami.
Alrededor de la fuente la hierba está roja. Roja también está el agua de la fuente; pero no es ni una pizca de sangre de un cristiano la que enrojece la hierba, la que enrojece el agua de la fuente. El Negro Tuzani está acostado sobre su espalda: la lanza de don Guttiere se ha quebrado en su pecho : toda su sangre se pierde poco a poco. Su jumento Berja le mira llorando, pues ella no puede curar la herida de su amo.
La perla desciende de su mula : « Caballero, tened buen ánimo : viviréis todavía para casaros con una bella mora, mi mano sabe curar las heridas que hace mi caballero.- Oh perla tan blanca, oh perla tan bella, arranca de mi seno este trozo de lanza que lo desgarra ; el frío del acero me hiela y me atiere. » Ella se ha acercado sin desconfianza; pero él ha reanimado sus fuerzas, y con el filo de su cimitarra señala este rostro tan bello.
(Trad. Eduardo Gutiérrez López)

2 comentarios:

  1. No conocía a este autor, el relato es digno de una trova, como siempre interesante aporte del editor, Carlos Arturo Trinelli

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  2. Lo poco que he leído de Merimée no le encuentro su vuelta. El texto seleccionado me indica que debe leer más de sus obras.
    MARITA RAGOZZA

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