viernes, 29 de abril de 2011

CRISTINA PAILOS - El Rincón de los libros



 

LA CIUDAD COMO PROTAGONISTA

En la literatura, en el cine, en el teatro , sin duda, la ambientación  nos instala en otros mundos, nos sumerge en fantasías y sueños. El espacio y el tiempo pueden jugar de muchas maneras pero alcanzan su fin último a través de verosimilitud muy estudiada sin abandonar la poesía. La relación entre el escenario y la atmósfera propuesta   es muy estrecha.  Aunque no sea El Castillo de Otranto sino una apacible vivienda de campo, percibimos de entrada que algo extraño puede ocurrir.
A veces el espacio es más importante que los personajes o al menos, constituyen un todo indisoluble. La estepa rusa nos  devuelve un Gogol y sus personajes  y sólo en la pampa argentina pudo vagar Martín Fierro.
En la literatura latinoamericana, la vida rural se mantuvo omnipresente durante mucho tiempo:  Garcia Marquez, Rulfo, Asturias, Arguedas,y tantos otros. Pequeños pueblos de provincia de aparente quietud varias veces centenaria nos introducían en mitos, leyendas, conflictos, realidades y magias, sin embargo la gran urbe fue siempre un ámbito atrayente y misterioso por la diversidad de los seres que la habitan, por la dimensión de los choques  que desatan tantas expectativas y frustraciones , convivencias forzadas, y siempre, los recién llegados con enormes mochilas de esperanzas trampeadas, burladas.  Mientras escribo recuerdo hace mucho la cara de asombro y de temor de un campesino tucumano recién llegado que ayudaba en la  frutería de unos parientes en Buenos Aires: “Nunca hubiera imaginado que los ricos fueran tantos. Hay que ser rico para habitar en estos departamentos, comprar en estos negocios, y que haya tantos, tantísimos autos” y no era un barrio de clase media alta, ni mucho menos.
Los rostros de sueño y pasos apurados que atraviesan diariamente las estaciones de trenes  son siempre los mismos pero no se ven, no se miran porque el lugar es tan sólo un paso necesario que ni se vive ni se siente. La única idea a esas horas tempranas está en la oficina,la escuela,el taller y alguna imagen familiar de gozo o de desgracia.
Hoy la ciudad es protagonista de la ficción. Colombia ya no va a dar otro Garcia Marquez porque los nuevos escritores colombianos jóvenes prefieren la ciudad colombiana u otras ciudades del mundo. Si se trasladan a las zonas rurales es para mostrar otra realidad que la literatura pasó bastante inadvertida hasta ahora: los mitos, leyendas y valores culturales de los pueblos originarios tal como son y no desde una visión externa. Al menos ese es el ambiente que procuran reflejar. Me referí en especial a Colombia porque Garcia Marquez fue un paradigma en la universalización de pequeñas realidades mágicas, pero ni el chileno Roberto Bolaño, ni Juan Villoro en México, ni Ricardo Piglia , Andahazi o Caparrós encuentran su escenario en el campo. Por supuesto, que en pleno auge ruralista, hubo escritores que prefirieron los escenarios ciudadanos que realmente conocían y que siempre les proporcionaba un caudal inagotable de temas, como Abelardo Castillo o Cortazar. Y es  que a pesar del auge  de las novelas ambientadas en pampas y selvas en nuestro continente, la respiración a menudo asmática , la atmósfera  contaminada de mil formas en las ciudades siempre se dejó sentir. Sus mitos también se han consolidado y a través del cine, de la televisión, de Internet, impregnan una vasta geografía.
 Y siempre nos hacemos las mismas preguntas:
¿Cómo surgen las ciudades en la mente de los  escritores? ¿Son ciudades que conocen mucho porque vivieron en ellas?¿Las inventa?
En algunos casos las conocen, pero no siempre. Yendo un poco para atrás en el tiempo, Julio Verne nunca visitó muchos de los escenarios de sus obras, claro que no todo fue  obra de una milagrosa imaginación: recurrió a las fuentes de documentación más rigurosas que pudo encontrar.
Muchas veces, el escritor las reinventa o les confiere un valor simbólico. Se percibe que hay algo de realidad, pero de antemano sabemos que sería en vano buscarlas en el mapa. Fueron  recreadas y ostentan otros nombres por una necesidad del escritor para insuflarle su punto de vista y habitarla con sus fantasmas.
Varias generaciones de lectores recuerdan haber habitado esas ciudades inexistentes.
Yoknapatawpha, de William Faulkner , en Sartoris, El Sonido y la Furia, Santuario y otras obras.
Combray, de Marcel Proust en En busca del tiempo perdido
Macondo , de Gabriel García Marquez,  si bien fue fundada por José Arcadio Buendía aparece en Cien años de Soledad, La hojarasca, La Mala Hora, Los funerales de Mamá Grande, El Coronel no tiene quien le escriba y otras obras
Santa María, de Juan Carlos Onetti, en La vida breve y otras
Comala, de Juan Rulfo, en Pedro Páramo
Vetusta, de Leopoldo Alas “Clarín”, en La Regenta
Cartago, de Gustave Flaubert, en Salambó

Pero todos visitamos con frecuencia también ciudades reales o ciudades símbolo. De nuestra memoria de viajes literarios voy a empezar a escribir a partir de esta nota, en varias entregas pero no muchas para no fatigarlos con tanto abrir y cerrar maletas. ■

Nota: La nómina de ciudades la tomé de Taller de Escritura- Proyecto Editorial de SALVAT EDITORES, S.A.- España -1996

Cristina Pailos

6 comentarios:

  1. Cristi, muy bueno, sabés lo que pienso de estos textos tuyos, creo que has encontrado ese lugar donde te sentís cómoda y eso se refleja en lo escrito. Interesante en información y en mirada. Te felicito.
    Un abrazo

    Lily Chavez

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  2. Un interesante punto de vista, nuevo para mí, de analizar la literatura. Espero ansiosamente las próximas entregas.

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  3. Es un tema interesante e indispensable para estudiar.
    En la lista de Cristina falta un autor que para mí es esencial en lo referente a la literatura urbana: Roberto Arlt (comprendo la modicidad de Cristina en cuanto a nombres, Y puedo dar fe la inquietud que despertó en mí la literatura de ambiente de campo o ciudad pequeña. No era mi hábitat, mi vida de relación... Por ello tenía rechazo para leer a esos autores como Rulfo, García Márquez, etc. Es posible que sea yo un mal ejemplo, pero la honestidad es más importante que el presumir...
    Andrés Aldao

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  4. Que bueno Cristina, como siempre. Me quedé pensndo como surgen las ciudades en los Escritortes , en los lectores y en el imaginario en general . Ayer , en La Feria del Libro de Bs As . Un Sr (bonaerense por la "tonada" ) dijo refiriendose a una saluiseña que estaba hablando -que puntano q habla- Yo tenía ganas de decirle , no , va hablar en chino , si era un acto de San Luis . Ja Ja -
    Un abrazo querida Cristina.
    amelia

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  5. Todo es lícito para embaucar a los lectores desde inventar ciudades hasta inventarles sitios a las existentes. También es cierto que las ciudades son las personas que la habitan y de eso al fin, trata la literatura. Aguardaré las próximas entregas con ansias de lector, Carlos Arturo Trinelli

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  6. Gracias a todos por los comentarios. Me entusiasman para seguir en el mapa literario- el mejor de los mapas- porque se recogen distintas visiones , o subjetividades para referirse a un lugar. Borges y Arlt son dos construcciones de una misma ciudad y se pueden extraer muchas otras más, eso es fascinante.
    Cristina

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