martes, 19 de abril de 2011

NORMAND ARGARATE, poeta



Biopalabras

Nací en los agitados años sesenta, un mes después que Perón intentara volver al país y solo llegara hasta Brasil. Nací en el territorio libre de América, pleno corazón pirata. Desde esas calles entreví las emocionantes jornadas del cordobazo y conocí a los trabajadores enfurecidos, el día que asesinaron a Atilio López.. Xavier Villañes Palacios, estudiante peruano de medicina, me enseñó armar una molotov y una hondera de resortes, cuando tenía cinco años. A esa misma edad comencé a escribir mis memorias.En el mítico cine “La Piojera” pasaba mis domingos, De los medios de locomoción, prefiero los caballos y las motocicletas. Cultivo bonsai, practico Tai Chi y leo desde los tres, o era ¿desde las tres? He vagado por universidades y países limítrofes. El resto es imaginable.


El loro del discreto hablar.

trepa a los hombros,
(hambres, otros nombres)
días radiantes canta

“Hotel California”:

(….”aquí somos creaturas
de nuestra propia invención….

qué lugar tan encantador
tan encantador”
….)

útil melodía,
mediodía de los cielos
o tenue canto de los infiernos


(del centro al margen,
de abajo arriba
de derecha a izquierda,

la línea del pincel) 


Lo pinto en maderas,
texturas de viejos roperos,
o descoladas mesas de luz,
ventanas de pensión,
hoteles de mala estrella,
en obsesiva traducción de los afectos,
sobre arte secuencial.

Parlotea por los muertos
y cierta vez, en un bar de Montevideo
fumó de tirón,
               “la vida breve”.

este animalito
verde cuenco de oro,
literatura de cordel
palórica voz. 

pereza de noches extenuantes,
resacas remanentes,
de álgidas amantes.

Yo soy loro
luna, espejos bajo el mar,

cristales de luz nupcial.

El loro del discreto hablar,
borra los tonos chillones del mundo
y solo deja su corazoncito desnudo;

(simple coeur)

se eleva en portavoz,
humito de íntima selva
cielo del salvaje.


Se disuelve la flor, el pensamiento
aire lúcido, quietud del tiempo

los trabajos primordiales, y dice:
“Hacete amigo de las plantas…ellas
te van a enseñar….


El loro del discreto hablar
nos habla,

porque supimos fortalecernos
en pequeño amor.

5 comentarios:

  1. Podría no poner nada y pasar. Pero eso no sería justo. O es la hora en que mis neuronas duermen o es un texto que no termina de cerrarme, lo siento vivaz por momentos e inconexo en otros. Es una sensación, disculpá hermano.

    Mariano Lazarte
    Junín

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  2. Quienes conocemos la escritura de Normand debemos reconocer que es una forma de escribir distinta, tal vez una búsqueda (me inclinaría por eso) que no está mal.En lo personal, siento que hay versos muy buenos que son verdaderos disparadores. Y me gustaría saber, para justificar esto que menciona Mariano, si este texto forma parte de otro mayor y si sigue una conexión. Eso solamente y decirte que me agradó encontrarte en la revista.

    Lily Chavez

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  3. En un ping pong surrealista su poesía nos lleva a un cruce de sinsabores donde el loro íntimo que no calla encierra un galimatías entendible.
    Por otro lado alguien que practica Tai Chi y cultiva bonsai busca el equilibrio en una calma que no tiene.

    Celmiro Koryto

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  4. Me encantó la metáfora del loro...o reflexión.
    Para leer entre líneas.
    amelia

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  5. Hola Amigos, recién acabo de descubrir sus comentarios y en primer lugar quisiera agradecerles su tiempo! El loro es un poema que integra todo un libro, escrito bajo el mismo impulso y bajo una misma atmósfera (trato en lo posible de escribir especie de microuniversos). El loro del discreto hablar es una figura mitológica de las leyendas guaraniés, con mucho de pastiche. La naturaleza última del loro es el pastiche. Para mí la poesía es un fundamentalmente aventurarme en un terrirorio inexplorado. A todos muchas gracias, por su amorosa atención. Normand Argarate

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