jueves, 8 de septiembre de 2011

Marita Ragozza de Mandrini



UN HOMBRE  EN  EL  PAÍS  DEL  ESPEJO



“Porque nadie tiene más sed de tierra, de sangre
y de sexualidad feroz que estas criaturas
que habitan los fríos espejos”.
Alejandra Pizarnik


Me gusta vivir solo, hacer mis rutinas, estar rodeado de objetos que nadie cambia de lugar y no rendir cuentas de mi vida . Sin emociones ni sobresaltos me siento acolchado por la soledad.
Pero  hoy reconozco que hacía un tiempo iba cayendo paulatinamente en una crisis angustiosa que me acorralaba y arrollaba en una prieta espiral.
Creo que todo comenzó cuando descubrí que alguien vivía conmigo, presencia que antes no había registrado de la manera que me surgía ahora,  y que me había visto crecer, “adolescer”, madurar…
Hablo de mi espejo.
Está colocado sobre una de las puertas del ropero. Empecé a observarlo con atención no solo en el día sino también durante la noche. Y no de frente , sino también desde diferentes ángulos.
Mi ex esposa (me había dejado hacía diez años, luego que nuestro hijo falleciera  por un accidente de moto) decía que yo era buen mozo. Mi madre, no. Yo fluctuaba y me gustaba la imagen que  mostraba el espejo, aunque vislumbraba su indiferencia.
Hace unos meses, empecé a despertarme durante la noche y tenía la impresión que el espejo me estaba mirando. En la oscuridad era un ojo especial, negro e inmenso.  ¿ Nunca dormía? ¿Seguía en vela?.
Las preguntas sucedían con su cuota de tormento. ¿ Es fiel? ¿Tiene memoria?
No sabía si mentía o guardaba secretos. A veces lograba reconocerme en la imagen  que me devolvía como en  tantos días de mi vida, pero cuando aplicaba la estrategia de darme vuelta y volver rápidamente   a mirarme , destacaba lo que unos minutos antes no me había señalado.
Comencé a pensar que guardaba un misterio y ¿ porqué no? ocultaba un extraño poder. Decidí investigar a través de Internet y visité bibliotecas para consultar.
Los humanos tenemos una larga fascinación con los espejos, y hasta hay personajes ligados a ellos y a sus reflejos como Narciso y la madrastra de Blanca Nieves. También me enteré que pintores como Rubens y Goya los utilizaron en sus cuadros. Los hay ricamente decorados y famosos como los de Venecia y Francia. Y hasta existe un “Lago Espejo” en la provincia de Neuquén. Pero lo más interesante acerca de la simbología especular estaba radicada en el arte y la mitología.
La cuestión es que mi relación con mi espejo se hizo cada vez más intolerante. Significaba un tormento porque se entrometía de manera frecuente y automática en mi pensamiento.
Se había convertido en una constante porque no dejaba de pensar ni cuando me bañaba y hasta había perdido mi concentración en el trabajo, afectando mi sueño porque temía dormirme y descuidar la vigilancia.  Beber tampoco me relajaba ya que mi mente siempre tenía una puerta abierta que me llevaba a mi espejo  como un disco rayado.
Un día agotado de vivir con esta preocupación  ( casi obsesión , palabra que no me gusta ) le tiré desde lejos el control remoto del televisor y lo hice pedazos.
Pareció que explotaba y escuché un fuerte ruido como un fogonazo. Quedó brillando como una gran estrella con cien  picos. En su centro un orificio  se iba abriendo, y de a poco comenzó a aparecer una galería patética  de imágenes: vi con repugnancia mi risa cínica, mis labios sucios y manchados, mis ojos lascivos y oscuros, mi rostro dormido y abotagado . . . mi cara desolada de niño cuando enfermo llamaba a mi madre y ella no venía “ porque estaba ocupada “ . . o cuando despertaba a la noche luego de una pesadilla y estaba solo en la casa . . . y . . . y . . .
Terrible fue reconocer los rostros  como míos y la tremenda traición de mi espejo que no me los había mostrado nunca. Conservaba mi historia, como el dueño de mis edades, gestos y caras. Era el oculto y siniestro omnisciente de mi vida.
Hasta que no terminó el revuelo de las apariciones y se diluyeron no me pude mover. Me desmayé y  mientras iba perdiendo el conocimiento, la verdad apareció como una revelación.
Los espejos no son leales, hacen alianzas con la mentira y pactan complicidad con nuestras máscaras. Con un sistema perfecto , rápido  y automático de Rayos X duros captan y luego esconden los semblantes, gestos y facciones verdaderas en un arcano corredor sub-lunar
Son como sepulcros que guardan miseria y nos engañan con una terrible fusión de amoralidad e inocencia.


Ahora vivo en una casa que no reconozco como mía, de paredes blancas, gente extraña y algunos llevan delantales.
Hay una aparente paz, pero el sigilo no disimula la tensión que se respira. Tengo comidas programadas, tomo pastillas de distintos tamaños y duermo mucho.
He pedido un espejo. Después otro. Y así varios. En ninguno se reproduce mi imagen. Parecen amnésicos, intento mirar con fuerza para extraer un reflejo de mí, casi los exprimo , todos  son naranjas secas, lunas ciegas . . .
Es la venganza de los espejos por haber descubierto sus túneles obsidianos, y no encontraré sosiego  hasta que pueda verme en un espejo.
Perdí mi rostro, mi imagen . Tengo miedo . . . ■


6 comentarios:

  1. Estimada Marita. Acabo de leer este cuento de la obsesión de los espejos, algo que se presume que es privativo de mujeres, salvo Borges.
    Me gustó mucho. No soy crítica. Pero me sucede como con la Plástica. Pinto regular pero sé lo que me gusta y lo que no. Este cuento me encantó. Por el tema, la sintaxis, el nudo, el remate y la forma toda.
    Muchas gracias por poder llegar a mí.
    Un abrazo
    Sonia Figueras

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  2. Marita, hace muchos años, siendo adolescente, durante años tuve miedo de los espejos, asi que me sentí muy identificada. Por suerte se me pasó antes de que algún hombre de bata blanca se entere. Muy bueno tu relato, un abrazo

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  3. Marita
    Tu relato demuestra que la psiquis humana recorre túneles inexplicables y nos lleva a vivir vidas paraleelas dentro y fuera de los espejos. Fuera de eso el texto es impecable y el final un reflejo.

    Celmiro

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  4. La obsesión con el espejo, los rostros y las vidas diversas que imaginamos; qué buen relato.
    Un abrazo, querida amiga
    Betty Badaui

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  5. Indudablemente tu escritura, impecable e implacable la historia recurrente del espejo, muestran tu talento narrativo. Muy bueno, amiga.
    Andrés Aldao

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  6. Uno de los temas recurrentes en la literatura que la autora logra presentar con un giro novedoso, un cuento para ser contado, Carlos Arturo Trinelli

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