domingo, 27 de junio de 2010

AZUL ZAFRA - narrativa

La Casa Del Amor

LA MUJER ROSA

Esta historia no es mía. Si es leyenda urbana, bienvenida sea. Me cuentan que un marido le pide a su mujer que por favor le pague la cuenta de su tarjeta de crédito. Vencía ese día y él no llegaba al banco.  La mujer con movimientos distraídos y esa actitud tan propia de hacer mil cosas a la vez asiente automáticamente, y entre lo programado para su día, ese pago estaba en el tercer lugar de las once cosas que debía terminar antes de que se despidiera el día.
Metió el resumen de la cuenta en la cartera y no volvió a verlo hasta estar en la fila de pagos del banco.
La abrió sabiendo por propia voz del marido el monto y en la espera con una birome bailando por su boca empezó a leer el detalle de los gastos, “La casa del amor” 334 pesos.
Ay, ay, ay, que los tacos se patinan en los pisos que brillan solos, que salir disparada en movimientos de gato nada ayudan, que se tropieza con sus propios pensamientos como una inmensa madeja dentro de un tazón y ella en ella sin poder ni respirar.
Que llegar hasta la oficina del marido fue como trepar descalza el Lanín hasta su cumbre.
Que el llanto en los ojos hace ver doble, borroso, torcido, despótico.
Que lo echó esa misma tarde delante de su secretaria y del señor que servía el café sin que ninguno pudiera apaciguar nada.
Que nada aceptó ella cuando él quiso explicarse, especialmente porque él no recordaba en dónde se había producido ese gasto.
Que dos semanas lo tuvo afuera sin contestarle una palabra por ningún medio conocido de comunicación.
Que ella tanto lloraba por la traición cometida no entendiendo… no entendiendo.
Que el banco identificó el gasto, adjuntando la copia del recibo, resumiendo simplemente “La casa del Amortiguador” en la calle Warnes no sé a que altura.
Que esta vez la echó a ella y que ella no para de llorar todas las tardes al pasar por casa. 

Azul Zafra


3 comentarios:

  1. ES UN NOMBRE AZUL ZAFRA?
    BUEN RELATO Y COMO DICEN TANTAS FRASES QUE ANDAN RODANDO POR AHI, NO HAY SUPONER NI PREJUZGAR.

    EDGAR BUSTOS

    ResponderEliminar
  2. Qué intriga no Edgar, yo también pero saber si es hombre o mujer. Me hizo sonreir en un momento por la confusión pero después me quedé pensando en esto de prejuzgar y salir perdiendo en este caso los dos. Me gustó.

    Lily Chavez

    ResponderEliminar
  3. Humor e inteligencia para plasmar el relato cuyo final me sorprendió con una sonrisa, Carlos Arturo Trinelli

    ResponderEliminar