viernes, 20 de enero de 2012

ESTER MANN


 Tres Mujeres 

Otra vez se vio a si misma, de espaldas, corriendo y tratando de alcanzar al bebé aunque sin verlo. Sabía que estaba allí, más adelante, trepándose a una muralla, un árbol o una montañita de piedras, como hacía siempre. Pero esta vez la gozosa expectativa de alcanzarlo y decirle "te atrapé!" estaba teñida de temores. En el sueño no estaba segura de encontrarlo. Temía no reconocerlo, no sabía si él querría volver con ella, si la aceptaría.
El corazón latía con fuerza y parecía que iba a detenerse. Sentía un nudo, como un puño cerrado en el centro del pecho, y no podía respirar. Alrededor no veía el parque de juegos del barrio si no una llanura interminable de arena y piedras. El sol era de un amarillo improbable, apagado, como anunciando una tormenta de otras latitudes.
 Elena despertó de pronto. Otra vez ese sueño que la devolvía al pasado, un pasado que podía haber sido suyo. Ese niño que por su propia decisión no había nacido pero que, con terquedad, volvía cada tantos meses a su memoria. Siempre sin verlo pero sabiendo que estaba allí, que se escapaba de ella, que se le negaba. Y ella siempre detrás, sabiendo quién era pero a la vez viéndose como una desconocida. ¿Habría sido todo distinto si el niño viviera? Patty tendría un hermano… Pero un niño así, ¿lo hubiera querido, hubiese cuidado de él? Y Aníbal, ¿se habría quedado para compartir la carga o se hubiera largado de todas maneras?
Cuando tomó la decisión sin consultarla con él, sabía que arriesgaba toda su vida, que muchos la iban a condenar. Pero tuvo miedo, horror y miedo.
¡Así fueron las cosas! Se levantó con esfuerzo, se abrigó y salió al jardín. Desde el otro dormitorio le llegó la voz de Patty:
-¡Mami! Es muy temprano, quedate en la cama un rato más, hace frío!
No le contestó, volvió a entrar y se fue a la cocina a preparar el desayuno.

Delia se dio vuelta otra vez. Una mañana como todos los días: Elena se levanta y la Patty le habla desde la cama; "total, la que se despierta soy yo" pensó. Ahora que finalmente se jubiló y puede dormir tranquila, no la dejan. Y justo en medio del sueño, ese sueño que retorna a veces y que le alegra el dia entero. Se ve corriendo detrás de un niño, pero sin verlo. Los dos riendo y cantando. !Cómo un sueño puede tener tanta dulzura! 
Pero al final está angustiada y no entiende por qué. Tal vez por ese lugar extraño en el que transcurre el sueño: una pálida y desierta llanura amarilla, iluminada por un sol enfermo. Aunque trata de olvidar esa parte del sueño... no darle importancia. No le interesa, lo  importante son las primeras escenas en las que se ve feliz con su hijo, está segura que en el sueño ése es su hijo..
Es como si fuera un recuerdo…Y hasta le puso un nombre al chiquito. A veces imagina que en verdad tuvo un hijo pero que vive lejos y por eso no se ven. ¡Lástima que no se puedan fotografiar los sueños!
Nunca le contó a su hermana esas fantasías. Cualquier persona normal se reiría de ella, la tildaría de solterona loca. Pero no le hace mal a nadie. Pensar en recuerdos imaginarios no es muy diferente de recordar. Todo es humo que se desvanece en un instante …Recuerdos o fantasías, ¡todo es igual! Se da vuelta otra vez, pero ya no puede dormir. Se viste y entra a la cocina.
····
Hace horas que no duerme. Patricia  se pregunta dónde estará Daniel. Soñar con él le parece de mal agüero. Y pensándolo bien, no sabe si es un sueño o una reminiscencia. Seguro que muchas veces habrá corrido así detrás de él, riendo y gritando. Lo raro del sueño era el sol, un sol amarillo y frío. Y el campo era extraño, sin árboles, con una chatura rara, como si lo hubieran aplastado. Y esa rigidez en el pecho, parecía que el corazón no latía.  ¿Por qué tuvo que viajar tan lejos? ¿Acaso había sido una mala madre? Es verdad que lo había criado entre tres mujeres, sin padre, sin abuelo…Pero había hecho todo para que fuera feliz, para que no sienta la falta de ese desconocido que ni sabe que tiene un hijo. Otros chicos, con padre y madre, abuelos y tios, también  se van de viaje y no escriben ni llaman por teléfono.
Daniel, Daniel, volvé a casa -susurró como en una plegaria. Se levantó de mala gana, se vistió para ir a la oficina y fue a la cocina.
 –Buen día, mamá. Buen día tía. Si llega carta de Daniel avísenme por teléfono, por favor. 

6 comentarios:

  1. Ay, ay, ay, Nuri...vos y tus jueguitos de simpleza enroscando al lector.

    El aborto entra como un imasginario "sol amarillo improbable" del relato y, enseguida, las reflexiones sencillas del lenguaje involucran las motivaciones del lector por desentrañar la trama. Y no por pura cotideaneidad y coincidencia de hechos vivenciales compartidos, sino porque no importa ya si sueño o realidad, pero sí realidad que se esconde en el sueño para metamorfocearse a gusto, implicando la curiosidad del lector. Ahí nomás el "Mami...es muy temprano ("no le contestó y volvió a entrar a preparar el desayuno")"...y el sueño vuelve, en "una páalida y desierta llanura amarilla" (tal vez, improbable, igual que el "sol enfermo" en un "campo achatado"...). Y es que, en definitiva, vale la trama, el enriedo para confundir al lector y comprometerlo a armar el rompecabezas, total, "en definitiva, pensar en recuerdos imaginarios no es muy diferente de recordar". Y ahí, quedó uno, leyendo, atrapado en la tela, inmovilizado y sabiendo que, es innegablemente un cuento de Ester Mann.
    Abrazo, Nurit. ElsaJaná.

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  2. Una línea invisible, un recuerdo que es sueño, una realidad oculta que no para de regresar une a las tres mujeres que como a un niño acunan sus secretos, saludos, Carlos Arturo Trinelli

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  3. Los sueños de nuestras culpas son llagas que regresan y en este relato la autora nos lleva por tres caminos que se unen.
    Hasta la similitud de los soles acunan las historias...y las faltas.


    Celmiro Koryto

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  4. Los mismos soles, quizás los mismos sueños, que de tanto vivir juntas fueron tejiendo una tenue red de fantasía única con iguales carencias para enredar un poco más la no muy buena comunicación entre ellas. Ne gustó mucho y me encanto eso de "el sol era de un amarillo improbable" Tan improblable como casi todo lo que está ocurriendo allí
    Cristina

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  5. Nurit querida , siempre te dije que admiro tu capacidad cr´tica y de velada denuncia. Las mujeres NO QUEREMOS ABORTAR , es mucho más complejo lo que lleva a tomar la decisión.
    Un abrazo para vos y para Andrés y el reconocimiento a la garra q le ponen a la edición.
    amelia

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  6. Tuve que leerlos varias veces para adentrarme en las tres mujeres y sus sueños, y convencer otra vez más que la trama la puede desenredar cada una. Aún así pareciera flotar una especie de culpa mezclada con vacío y otra con honda preocupación antes las diferentes situaciones.
    El sol frío, el nombre sin niño, las preguntas nos llevan a pensar que las tres mujeres podemos también ser una de nosotras.
    Con una sensibilidad especial, aunque cierta dureza tierna, logra conmover y llegar este cuento al lector.
    Felicitaciones, Ester y cariños.
    MARITA RAGOZZA

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