lunes, 2 de enero de 2012

SONIA FIGUERAS


 

Frente A Frente  
                         
                       
Subo al ascensor con la cabeza gacha como siempre .¡Esa costumbre de arrastrar los pies!  Con la idea fija, ésa, la que me carcome, la que no deja que piense en otra cosa…Y recordar… ¿Por qué no puedo borrarlo? ¿por qué me persigue? ¿por qué no puedo olvidar? ¿cómo olvidar si no supe entonces si estaba muerto o desmayado?

Ahí está otra vez…
” En medio del silencio de pronto retumbaba una música que no podía reconocer y por sobre ella la voz decía, está bien, se recupera y otra voz, como un pito, ya vas a hablar hijo de puta. ¿Soñaba? ¿estaba despierto? El dolor inmenso me demostró que no soñaba. El de la primera voz tenía un saco azul, al otro no lo veía. ¿Habría alguien más? No lo precisaba. ¡Estaba tan fuerte la música! Sentí raspar mi cuerpo contra el piso cuando me arrastraron. Ahí quedé indeterminadamente. Y me pareció que era otro día y otro y otro en que se sucedían las mismas cosas, el dolor ya era aguantable en los testículos y en las encías, porque no sentía nada más. Que no sentía nada. Mi cuerpo no era el mío. ¿de quién era mi osamenta?
 Un día se hizo silencio en la cucha y sólo intenté tratar de negar el dolor. Luego mucho, pero mucho frío. Después calor, semidesnudo, sucio, lastimado, empujado, arrastrado, obligado a caminar. Y ahí permanecí. Me pareció  subir y bajar de un coche. Me pareció.”
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 Hoy hay sol. Bajo del tercer piso. Ah, ¿qué día es hoy? Setiembre 9, domingo.
¡Pasaron tantos años José! ¿Cuánto? Perdiste la cuenta, José. Y sí. La he perdido. Ya ni idea tengo. Y encima esta costumbre de hablar solo. Estoy por dar una vuelta por la plaza, “la vuelta al perro”…pero ¡alto!, ¡lo veo! ¡El del traje azul! Está aquí. Frente a mí. Los dos solos en el ascensor….solos… ¡cuántas cosas pasan por esta cabeza!
Nos miramos los dos. Él esquiva la mirada. Yo le clavo bien los ojos. Pongo las dos manos en su cuello y aprieto, aprieto. No me doy cuenta cuándo aflojo.
Salgo a la calle silbando y respiro muy hondo. ■
                                                                                                   
              


                  

6 comentarios:

  1. Relato breve de una tragedia inmensa donde el pasado es presente hasta que la venganza cumple su imprevista justicia. Dialogo interno y desarrollo donde los tiempos literarios conforman las épocas y los sufrimientos.

    Celmiro Koryto

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  2. Un relato que no nos permite olvidar una historia que no queremos repetir. Creo que el protagonista es el portavoz de unos cuántos.
    Gracias.

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  3. El dolor de ya no ser... ¡cuántos que salvaron su piel y murieron en la cama, hijos de mil putas!

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  4. La crudeza del relato nos deja conmovidos y nos sacude en distintas direcciones, excelente estética para recrear el estigma de nuestro pasado cercano, Carlos Arturo Trinelli

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  5. Dentro de la brevedad una larga y profunda historia, una larga y profunda herida, una larga y profunda injusticia. . .Los que se murieron en su casa de viejos y acompañados, no habrán subido y bajado en ascensores con otros como José.
    Muy logrado.
    Felicitaciones, Sonia y saludos.

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  6. Gracias. Este tema. quizás para algunos algo reiterativo en mis cuentos, es para mí, muy importante. Me alcanza muy fuerte nuestro pasado reciente y doloroso y lo vuelco de la mejor manera que lo siento. Estamos en el mismo barco, amigos.Sonia Figueras

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