martes, 3 de enero de 2012

micros de varios autores


 MICRO RELATOS


El verdugo - Arthur Koestler

Cuenta la historia que había una vez un verdugo llamado Wang Lun, que vivía en el reino del segundo emperador de la dinastía Ming. Era famoso por su habilidad y rapidez al decapitar a sus víctimas, pero toda su vida había tenido una secreta aspiración jamás realizada todavía: cortar tan rápidamente el cuello de una persona que la cabeza quedara sobre el cuello, posada sobre él. Practicó y practicó y finalmente, en su año sesenta y seis, realizó su ambición.
Era un atareado día de ejecuciones y él despachaba cada hombre con graciosa velocidad; las cabezas rodaban en el polvo. Llegó el duodécimo hombre, empezó a subir el patíbulo y Wang Lun, con un golpe de su espada, lo decapitó con tal celeridad que la víctima continuó subiendo. Cuando llegó arriba, se dirigió airadamente al verdugo:
-¿Por qué prolongas mi agonía? -le preguntó-. ¡Habías sido tan misericordiosamente rápido con los otros!
Fue el gran momento de Wang Lun; había coronado el trabajo de toda su vida. En su rostro apareció una serena sonrisa; se volvió hacia su víctima y le dijo:
-Tenga la bondad de inclinar la cabeza, por favor.

El dado egocéntrico - Julio Cortázar
Ése era un dado egocéntrico. Cayera como cayera, siempre caía de cara, y con la misma sonrisa entonaba: soy yo, soy yo. Le hacíamos las mil y una al pobre dado: lo lanzábamos desde el balcón, adentro del plato de sopa, o justo antes de que se sentara tía Albertina (105 kilos), lo poníamos sobre el banco. Los insultos de tía no nos incumbían, se los cargábamos al dado. Pero igual, volvíamos a arrojarlo y zácate, caía de cara y dale cantar: soy yo, soy yo, soy yo.
Una vez al Beto se le ocurrió limarle las aristas. Estuvimos como dos días sin parar hasta que quedó hecho una bolita. Vamos a ver si ahora cantás, dijo el Beto, y lo lanzó sobre las baldosas del patio. Apenas tocó el suelo, el dado empezó a decir: puta que te parió, puta que te parió. Y continuó rodando sin parar y meta cantar: puta que te parió, puta que te parió, puta que te parió...
Los ojos culpables – Ahmed Ech  Chiruani

Cuentan que un hombre compró a una muchacha por cuatro mil denarios.
Un día la miró y echó a llorar. La muchacha le preguntó por qué lloraba; él respondió:
-Tienes tan bellos ojos que me olvido de adorar a Dios.
Cuando quedó sola, la muchacha se arrancó los ojos. Al verla en ese estado el hombre se afligió y le dijo:
-¿Por qué te has maltratado así? Has disminuido tu valor.
Ella le respondió:
-No quiero que haya nada en mí que te aparte de adorar a Dios.
A la noche, el hombre oyó en sueños una voz que le decía:
-La muchacha disminuyó su valor para ti, pero lo aumentó para nosotros y te la hemos tomado.
Al despertar, encontró cuatro mil denarios bajo la almohada. La muchacha estaba muerta.

El harén de un tímido - René Avilés Fabila-(México)

Como temía decirles que no, opté por conservar a todas las mujeres que he amado.


Cuando el viajero miró hacia atrás y vio que el camino estaba intacto, se dio cuenta de que sus huellas no lo seguían, sino que lo precedían.


Despiértese, que es tarde, me grita desde la puerta un hombre extraño. Despiértese usted, que buena falta le hace, le contesto yo. Pero el muy obstinado me sigue soñando.
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7 comentarios:

  1. Soy una amante de los microrelatos y pido permiso al editor para tomar alguno que otra y leerlos en el programa, por supuesto, siempre digo de qué pagina fueron tomados. Pequeños micros, grandes talentos.

    Lily Chavez

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  2. Todos son una cadena de aciertos. Pero lo más acertado es que mantienen un valor literario que alimenta al que los lee.

    Celmiro Koryto

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  3. Por supuesto, Liliana, podés tomar el que más te agrade: son para un programa radial (Luna de Pájaros) que se transmite desde Córdoba con lecturas, informaciones, entrevistas y música de primera línea. Será un honor...

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  4. Hermosa elección de micro relatos!!!

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  5. Ingeniosos, explícitos o ambiguos componen una atinada muestra de literatura, Carlos Arturo Trinelli

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  6. "puta que te parió" ¡que buenos!
    Olga Ajma

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  7. Excelente selección de microrrelatos, género que me apasiona, breves como un suspiro o traviesos como tercos dados.
    MARITA RAGOZZA

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