sábado, 15 de enero de 2011

MARIA EUGENIA CASEIRO - POETA


Exordio para una canción irremediable


"El beso de tu boca tentadora..."
nos dice destiñéndose la letra,
y ya no hay tentaciones en las bocas
ni los besos del hambre se meriendan
esa antigua canción de Matamoros
que allá en la eternidad deshace el nudo
de un beso en el pasado de otros labios,
estoque mortecino, como ausencia.

Un nudo, que es un gran desasosiego
con bocas que aniquilan los finales
del mejor o el peor de los principios,
columna vertebral es de los días
de besos que se apagan al nacer.
Son besos del desdén, son raras sombras
de cuerdas de guitarra, anquilosadas,
con misteriosa música de humo.

Sólo hay bocas colgando de la ausencia
con angustia de besos omitidos
por falta de ocasión, por abundancia
de signos y consignas inmortales
que en su inmortalidad feroz cabalgan
ya sin proeza alguna las canciones.

El beso como beso queda apenas
como un lúgubre espectro del cansancio,
ajeno, humo ajeno del cigarro
que mata sin matar el vicio ajeno,
y apenas reproduce cada hazaña
a un grado compatible con la hogaza
de pan con que se sueña convertido,
beso firme y crujiente para el alma.

Ni un trago melodioso reconstruye,
ni una letra atempera toda el hambre,
ni un fragmento despierta al beso yerto.
Ya no hay fibra vital que lo rescate
de este tiempo fatal de bocas muertas,
de muertas tentaciones, muertas muertas,
ausencia intransigente es ya tu boca.

María Eugenia Caseiro

1 comentario:

  1. Muchas bocas necesitan el beso sincero, vital, crujiente. . . en el nudo del desasosiego. Intensa necesidad desde un hondo lamento que se hace bello poema a travésde las letras solventes de la auotra. Felicitaciones Mariú.
    MARITA RAGOZZA

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