lunes, 14 de noviembre de 2011

Baldomero Fernández Moreno:


-A VECES ES BUENO RECORDAR -


Nació el 15 de noviembre en Buenos Aires, Argentina, en 1886. Hijo de padres españoles, vivió unos años en España, donde estudió humanidades. En 1899 regresó a la Argentina. Cursó estudios en el Colegio Nacional de Buenos Aires. Inició un lento aprendizaje literario, a la vez que avanzó y concluyó sus estudios de medicina en 1912, profesión que ejerció como médico rural en Chascomús y en Catriló hasta 1924, a la vez que desarrolló su vocación poética. Fue colaborador en periódicos y revistas, obtuvo un premio nacional y otro municipal de poesía, y fue miembro de la Academia Argentina de Letras.
Fernández Moreno dio su propia versión de una poesía ciudadana y porteña; con su primer libro, Las iniciales del misal (1915). Sus versos son cuidados y sencillos, con toques de pintura excepcional sobre los temas que trata. Llega al lector con la fuerza de las cosas simples, pero hondas.Tenía un especial cuidado de la palabra, una lírica permanentemente emotiva.
Falleció el 7 de junio de 1950 en Buenos Aires, su ciudad natal, con 64 años y por un derrame cerebral.
Su obra: "Las iniciales del misal" (Buenos Aires, 1915; (Interdio provinciano) (1916), "Ciudad" (1917), "Por el amor y por ella" (1918). "Campo", "Campo argentino" (1919), "Versos de Negrita" (1920), "Nuevos poemas" (1921). "Canto de amor, de luz y de agua (1922), "El hogar en el campo" (1923), "Aldea española"(1925), "el hijo" (1926), "Decimas" (1928), Poesía" (1928) "Sonetos" (192(), " Ultimo cofre de negrita" (1929), "Cuadernillos de verano" (1931), "Romances" (1936), "Yo, médico; yo, catedratico" (1941), "Buenos Aires: ciudad, pueblo, campo" (1941), "Tres poemas de amor" (1941) , "Sonetos cristianos" (1942), "Antología", 1915-1945 (Buenos Aires, 1945. Varias ediciones de la antología.

Setenta balcones y ninguna flor

 Setenta balcones hay en esta casa
setenta balcones y ninguna flor...
¿A sus habitantes, Señor, qué les pasa?
¿Odian el perfume, odian el color?
La piedra desnuda de tristeza agobia,
¡dan una tristeza los negros balcones!
¿No hay en esta casa una niña novia?
¿No hay algún poeta bobo de ilusiones?
¿Ninguno desea ver tras los cristales
una diminuta copia de jardín?
¿En la piedra blanca trepar los rosales,
en los hierros negros abrirse un jazmín?
Si no aman las plantas no amarán el ave,
no sabrán de música, de rimas, de amor.
Nunca se oirá un beso, jamás se oirá un clave...
¡Setenta balcones y ninguna flor!

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2 comentarios:

  1. Volver a vivir al leerlo y un homenaje a su obra.

    Celmiro Koryto

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  2. Me veo con mis nueve años recitándolo en el colegio en una fiesta, y hasta el día de hoy lo puedo recitar de memoria.
    El poema seleccionado es emblemático.
    Gracias, Artesanías, por tráernoslo.
    MARITA RAGOZZA

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