sábado, 9 de junio de 2012

Ester Mann




algunos recuerdos  (II)

Cuando terminé de leer el libro de la canadiense (que es excelente) me dije: ¿por qué no puedo yo hacer lo mismo? Tomar a alguno de los personajes de mi niñez e imaginarlo 30 años después…

¿Que me falta imaginación…? Pues no la necesito… Puedo mezclar los destinos que conozco, darle a los personajes cartas marcadas por mí.
Por ejemplo, la amiguita que tuve hasta cuarto grado, antes de que me mudara y cambiara de escuela, la que, según me enteré hace pocos años, nunca se casó ni se operó la nariz  (llamémosla Nené), podría recibir el futuro de esta mujer que conocí ya en la madurez, divorciada y con dos hijos. Mujer no muy sana, hipocondríaca, que podría llamarse Marta... Aunque un momento: así, sin dar más detalles, hay varias conocidas mías que podrían creer que hablo de ellas….Y es que hay muchísimas mujeres de mi generación que son hipocondríacas –aun yo misma, sí- y que están divorciadas, y también tienen dos hijos.

No; sería mejor mezclar distinto las barajas, para que no quede ni huella de la verdad.
Ni divorciadas, ni enfermas, ni con dos hijos. La casada puede tener un hijo, la soltera que tenga tres y la hipocondríaca, que sea lesbiana (mujeres de mi edad que se declaren lesbianas no conozco a ninguna…).

Hace unos años, cuando viajé a Buenos Aires, fui a mi antiguo barrio y las casas de mis amigas de la niñez estaban tal cual. Una de ellas, la enorme casa de las hermanas que fueron mis mejores y únicas amigas, estaba cerrada. Por el estado de las ventanas y persianas, se veía que hacía tiempo que nadie vivía allí. La otra, la casa de Nené la narigona, estaba cuidada, la puerta de madera labrada y bien lustrada, el timbre de metal brillaba y el umbral de mármol lucía su blancura láctea.
Cuando llamé me atendió una mujer algo mayor que yo,  que dijo conocer de cerca a mi antigua compañera. No... No se había casado, cuidó a los padres hasta que murieron. No. Nunca se arregló la nariz. Hubiera querido verla, decirle: Nené, hiciste bien en no operarte la nariz. Nosotras estábamos equivocadas. Una linda nariz no es garantía de felicidad. Perdoname por habeme reído de vos. Pero bueno,  lo pensé y en mi corazón le dí forma de plegaria, de ruego.

En realidad cuando escribí Nené, estaba pensando en otra, una que sí se operó la nariz aunque no lo necesitaba, una que fue mi íntima amiga en la adolescencia y la primera juventud y a quien llamaré Lita. Lita nunca se casó y hace unas pocas semanas la encontraron muerta en su apartamento de solterona solitaria. Los ladridos de su perrito fueron los que llamaron la atención de una vecina, quien al no recibir respuesta a sus timbrazos llamó a la policía.
Lo que me estruja el corazón no es que estuviera sola: estaba muerta, lo mismo le daba estar sola que acompañada. Tampoco el perrito que pedía ayuda desesperado me conmueve: fue rescatado, encontraron a su ama y de seguro fue adoptado por otra mujer solitaria… Lo que me angustió es pensar que tal vez supiera que se estaba muriendo y no tenía a quién pedirle ayuda. ịPobre Lita! ịMorir en Tel Aviv, tan lejos de su ciudad y en soledad. Qué lejos estuvo tu muerte de los sueños que  poseíamos en la adolescencia… Cuando teníamos quince años y nos encontrábamos en el Rosedal para leer a Maiacovsky y a Walt Whitman nunca imaginamos que ése sería el fin…
Pasaron 55 años! Ni siquiera ahora, después de haberlos vivido, puedo entender el significado de esa cifra. Lita ¿nos encontraremos en la nada? ¿Tendremos oportunidad de aclarar todas esas pequeñas traiciones que nos inflijimos? Por las dudas declaro ahora que las lamento, ¡no valía la pena enojarse por tan poco! Desde la perspectiva de la muerte eterna qué mezquinas son las desavenencias que nos separaron…

Ya veo que mi proyecto quedó en la nada. Dije que pretendía mezclar los destinos y atiné solamente a contar la verdad. Y es que cuando escribo no deseo en realidad  más que rescatar de mi almacén de experiencias algunas pequeñeces: una nariz, un gesto, una mirada, una mano que se me tendió un día de verano, en fin, mi propia vida. 

8 comentarios:

  1. JA JA disculpa Nurit , si me río , pese a la Parca.
    Me dió risa el tema de la nariz , cuando era adolescente ( si , en ese entonces aun había adolescentes) Tenía un super complejo con mi nariz , ahora forma parte de mi identidad y de mis raíces.
    Un relato que te hace ir de acá para allá , de arriba -abajo se parece a la sensación hermosa de hamacarse.
    un abrazo .
    amelia

    ResponderEliminar
  2. Después no digas que te falta sentido del humor. Está muy bueno. Me reí mucho. "Estaba muerta, lo mismo le daba estar sola o acompañada..." y parece que hasta el perrito salió ganando.Por otra parte, por nuestra vida siempre pasan imágenes de narices, gestos, tonos de voz que a veces quisiéramos reencontrar. Como siempre tus cuentos son una glorificación del sentido común, de ciertas cotidianeidades o nó con las cuales , creo que muchos nos identificamos.
    Cristina Pailos

    ResponderEliminar
  3. Este relato seguramente despierta más de una sonrisa porque se hace común a todos. Revive y hace renacer las cenizas de infancia.
    Un gusto, un placer enorme haberte leído Ester


    Lily Chavez

    ResponderEliminar
  4. Las amistades que comienzan en la adolescencia, no se las sigue tratando porque la vida las separa, casi es mejor conservarlas como fueron entonces. Ya no se pueden ser las mismas, aunque a veces la curiosidad o el aprecio que les hemos tenido o las vivencias compartidas, es que queremos saber qué les ha sucedido con el pasar del tiempo.
    El cuento es un pantallazo de vida,escrito desde un humor irónico, con logradas chispas,y en el detenimiento de detalles pequeños, pero elocuentes muestras de los rasgos personales.
    Felicitaciones, Ester, y saludos.
    MARITA RAGOZZA

    ResponderEliminar
  5. La vida está llena de esas pequeñeces que muchos ignoran pero que la sensibilidad del que acomete la escritura sabe rescatar como en este caso con una mezcla de sutileza y humor fino, un gusto su lectura, saludos, Carlos Arturo Trinelli

    ResponderEliminar
  6. Los recuerdos de la infancia a veces retraídos por el paso del tiempo, pero presentes en la memoria, tal vez con una estructura diferente, siempre rescatables para nosotros quienes amamos la escritura, las imágenes de las cosas simples, aquellos amigos que no vimos por tiempos, amistades denunca olvidar,las agresiones que nos aplicábamos con total impunidad, y el dolor de sentir que algo en nuestros cuerpos no estaba bien. Agradable relato que me volvió hacia atrás en el tiempo. Un gran abrazo y que el día del escritor haya sido uno muy lindo para vos. marta comelli.

    ResponderEliminar
  7. Despues de 30 años ¿te acordás de la nariz? Aqui tu humor, repasa una adolescencia que dejó sus cosas colgadas...y hasta salvás la historia personal de un perro. Tomás a los personajes y los coloreás a tu antojo, hasta tal vez haciendo que parezca ficticio, algo que podría ser perfectamente real en la vida cotidiana de cualquiera. Manejando tus tonos sencilloa y francos. Abrazo. ElsaJaná.

    ResponderEliminar
  8. Bucear en el pasado es difícil, pero verlo así, con toquecitos de nostalgia y de humor es grato, nos muestra cómo hemos cambiado y aún así, seguimos.
    Abrazos
    Betty

    ResponderEliminar