martes, 26 de junio de 2012

Celmiro Koryto


"Nubes de Arena"

hay un espacio muy triste
en la mirada del amanecer
una bufanda de frío
cubre la curva de tu cuello
tan bello que duele
en el perfume que me hiere
aún persiste la noche
cerrazón en un vientre sin muros
donde se aprende a escuchar
ser latido y piel
aunque la vida lentamente
separe a los que se aman

                  ***

solamente dije una palabra
y supiste todo lo que callo
el amor es una parábola
y es cobrizo
no todo lo que parece amor
sabe a lo que se degusta
aunque en el candor que abraza
se calienta y se enfría
se abre se contrae  se relaja
y luego se aquieta
y lo que exige de nosotros
es solo coraje
y para quien sabe amar
es todo etcétera etcétera…

               ***

escarbo la vida igual que un gallo
muero raramente en huellas de ira
y mis pasos rumor de pez en la grava
son vida que en ayeres sahúma
doy golpes de clepsidra en cada tacto
como lluvia que a veces cae mansa
hace pensar en vanos camposantos
si tuviera una palabra y una mano
abrazada a mi lengua a mi nuca
inundaría todos los límites del alma
como el vino aflora todo lo que uno calla
efímera pasión sería el calor de unas manos

4 comentarios:

  1. Koryto, mientras te iba leyendo, me imaginaba nube lloviendole emociones y tristezas a tu palabra. Tambien dejando filtrarse rayos, entibiando cualquier límites del alma. ElsaJaná.

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  2. Que pinta Celmiro!! Parecés un helado de vainilla.
    Fuera de broma , amigo, profundos poema que tocan las fibras mas intimas, hasta doler.
    un abrazo.
    amelia

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  3. Poemas donde está presente un sentimiento difuso entre melancolía y tristeza por lo efímero de los vínculos. Dices, Celmiro en el segundo verso que "el amor es una parábola y es cobrizo." Ojalá perdure este color y que siguiera aflorando, aunque sea brevemente, el calor de unas manos porque el instante con la intensidad puede ser eterno.
    Profundos y existenciales.
    Siempre es hermoso leerte.
    Saludos.
    MARITA RAGOZZA

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  4. Disfruté la lectura de estas nubes de arena que no ciegan, que no asfixian porque el poeta una vez amó, saludos, Carlos Arturo Trinelli

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