martes, 26 de junio de 2012

Poetas hebreos





Murmura en la noche el mar.
El oído interroga en la tierra:
¿el enemigo abordará las naves,
regresará sobre sus pasos?
Troya: una leyenda que rezuma sangre.
Todo padre desea ver los ojos vivos de su hijo
y piensa: el enemigo huyó.

Podremos esta noche dormir sobre la arena blanda
y despertarnos tarde,
remolonear como un escarabajo volteado,
sin órdenes,
sin granadas amartilladas;
caminar descalzos a la vera
del transparente mar,
hallar un caracol azul,
escribir "regresaremos pronto".

Pero el enemigo supo:

Troya no fue una leyenda.
Hubo quien se acostó
y quien allí
quedó dormido,
de cara al mar.


Acá, en este envío,
yo, Eva
con mi hijo Abel.
Si ven a mi hijo mayor,
Caín, el hijo de Adán,
díganle que yo


Como la huella de nuestros cuerpos,
no quedará señal de que estuvimos aquí.
El mundo se clausura a nuestro paso
y la arena, nuevamente, se acomoda.
Ya se avizoran fechas
en las que no estarás más;
vientos que arrastrarán nubes
que no derramarán
sobre nosotros lluvia.
Y tu nombre
en las listas de pasajeros de barcos
y en registros de hoteles
cuyas razones, sólo de oirlas,
hielan el corazón.

Los tres idiomas que conozco,
todos los colores con los que veo y sueño:

Ninguno me ayudará.


"Oscurece, y tú tienes sólo veinte años."Natan Alterman

Atardecer en el mercado
Sólo tienes veinte años
y tu primer embarazo es una bomba.
Bajo tu amplio vestido estás encinta de explosivos
y esquirlas de metal.
Así paseas por el mercado,
un tictac entre la gente, tú, Andaleeb Takatkah.
Alguien cambió un tornillo en tu cabezay te envió a la ciudad.
Como provenías de Belén,
la casa del pan, elegiste una panadería.
Allí activaste algún
detonador interior
y, junto a los panes del sábado,
el sésamo y las semillas de amapola,
te elevaste al cielo.

Te fuiste junto con Rebeca Fink,
Ilena Konreeb del Cáucaso,
Nissim Cohen de Afganistán
y Suhila Houshy de Irán.
Y también con dos chinos que arrastraste
contigo a la muerte.
Desde entonces, otras cuestiones
ocultaron tu historia,
acerca de la cual hablo y hablo
sin tener, en realidad, nada que decir.

3 comentarios:

  1. Al unísono de Eva: escucha Abel. Y mientras tanto, unida al llanto de los adioses, Poetas Hebreso, les ruego, sigan hablando todo eso que no tienen para decir. Abrazo. ElsaJaná.

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  2. No tengo palabras para mi sentir.
    En nombre de Eva abrazo a los poetas hebreos.
    Gracias Artesanías

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  3. "...y, junto a los panes del sábado/el sésamo y las semillas de amapola/te elevaste al cielo."
    Muerte que ronda, violencia que no discrimina, repetición de la historia, vidas tronchadas, listas. . ." hielan el corazón".
    Gracias por compartir estos poetas.
    MARITA RAGOZZA

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