viernes, 20 de abril de 2012


 

Ernesto Bustos Garrido

Sobre el autor. El autor es periodista de la Universidad de Chile. Trabajó en radio, televisión y prensa escrita por mas de 40 años.  Hizo clases en las Escuelas de Periodismo de esa casa de estudios, en la Pontificia Universidad Católica de Chile y en la Universidad Diego Portales.

                         Court con sed, se las sabe todas

Cuando me separaba de Court esa tarde le dije:
- Oye, el Transantiago* pasa por…
Pero no seguí hablando, porque mi amigo ya iba subiendo un taxi de color negro y techo amarillo, para regresar a su hogar. Habíamos estado charlando sobre esas orquestas que hubo en Santiago y que tocaban en distinguidos lugares como El Lucerna, el Waldorf, y El Goyescas.
Antes, me había dicho que averiguara también sobre los músicos criollos que le pusieron su sello característico a la noche, en un Santiago que vivía al ritmo de los carros y del “chacolí” con huevos duros, en “La Piojera”. Me dio algunos nombres para que yo indagara. En la lista estaban Federico Ojeda, el papá de la Patty Ojeda, la esposa de Alfredo Lamaldad; Don Roy y su clarinete; el maestro Lorenzo D’Acosta; Roberto Inglez que grabó con Lucho Gatica; y el llamado “Músico Danzarín” don Isidor Handler entre otros.
- Busca y hallarás -me dijo muy serio.
 Pero antes Court me dijo que observara con atención el nuevo diseño de los billetes, donde en el de mil pesos, por ejemplo, le habían sacado la gorra militar –el quepís- al héore de La Concepción, Ignacio Carrera Pinto, y que incluso ya no se le veían los grados militares sobre sus hombros. Además, en el nuevo diseño más parecía un abogado, que un oficial del “gloriso Ejército chileno” durante la Guerra del Pacífico.
-Buena, le dije a Court, después de comprobar su aguda capacidad de observación. - Me parece estupendo, le comenté, que vayan sacando de nuestra vista y de nuestras vidas, todo lo que huela a “milico”. Independiente de su grosera participacion en el golpe de estado que derrocó a Salvador Allende, esa casta de mediocres, le dije, no merece estar en el sitial que las derechas le han conferido. Para ser héroe no se necesita vestir uniforme militar. Hay muchos mas héroes civiles que militares, digo yo.
Y me acordé de un tal Ernesto Urra, actor, poeta de bares, que una noche, estuvo tomando con Alfredo y otros amigos, y que se le declaró al Rucio, porque él era maricón. Urra ufanaba ser un galán de los radioteatros de esos años, con una voz profunda y aterciopelada que hacía suspirar a miles de mujeres. Sin embargo, era el héroe del sablazo en los bares y chincheles. Te recitaba una poesía a cambio de un vaso de vino, aunque estuviera agrio.
- ¡Hurra!, reaccionó Court y bajándose del taxi me invitó de inmediato a tomar un trago en “El Petit Bar” de la Plaza Ñuñoa.
Urra, el verdadero Urra y la mención del vaso de vino, le habían despertado nuevamente la sed de vivir. :■

* El Transantiago es el actual sistema de locomoción colectiva en la ciudad de Santiago. Los bares nombrados fueron lugares emblemáticos de la bohemia capitalina en los años 50 y 60. El capitán Ignacio Carrera Pinto es un héroe nacional por su participación en la batalla de La Concepción, librada en territorio peruano durante la Guerra del Pacífico. (1879-1882) donde Bolivia perdió su salida al mar. “La Piojera” es el mas “cool” de los bares que existen en Santiago de Chile. Su emplazamiento cerca del Río Mapocho, ha sido declarado algo así como Barrio Histórico de la Capital.



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