sábado, 21 de abril de 2012


Andrés Aldao

Jossip Stalin; las dos caras de Jano

El escritor y periodista ruso Vasili Grosman (Berdichev, 1905-Moscú, 1964) protagonizó una proeza de las que sólo son capaces los héroes: se revolvió contra la mentira cuando hacerlo costaba la vida. Durante la Segunda Guerra Mundial pateó los campos de batalla desde la primera fila: escribía para Estrella Roja, el periódico del  ejército soviético. Sus crónicas fueron las primeras sobre el infierno de Treblinka y los tribunales de Nuremberg las utilizaron como pruebas contra los criminales nazis. Grossman fue un observador atento y sagaz y durante unos años su valía fue apreciada por los gerifaltes de la URSS y sus escritos sorteaban con aprobación las trampas de la censura; incluso ganó el Premio Stalin con su obra El pueblo es inmortal, publicada por entregas en 1942. Pero no quiso quedarse ahí, en la denuncia de las tropelías nazis en la guerra o en el ensalzamiento y las loas al estalinismo. Vasili Grossman optó por la verdad sabiendo que aquello tenía un alto precio. Dedicó casi diez años de su vida a la redacción de un monumento de la literatura, su obra Vida y Destino, donde relata la verdad con forma de novela, donde  cuenta las injusticias y las situaciones absurdas que se daban en el bando de los soviéticos y donde hace unas analogías inolvidables de ambos totalitarismos, el de Hitler y el de Stalin. La respuesta de los censores fue fulminante: no se publicaría ni en doscientos años, le dijeron. Los agentes del KGB le arrebataron el manuscrito, el papel carbón y hasta la cinta de la máquina de escribir. Y lo lanzaron al pozo del ostracismo. Pero él, como los valientes, siguió aferrado a la verdad, y de nuevo la llevó a las páginas de un libro. A pesar del abatimiento y la enfermedad, a pesar de empuñar la pluma con el alma encogida, esperando la temida llegada de la furgoneta del KGB, escribió Todo fluye, donde cuenta, entre otros espantos, cómo Stalin condenó a morir por hambre a millones de rusos inocentes. No vivió lo suficiente para verlo publicado. Vasili Grossman murió en 1964 creyendo que había gritado en el desierto. Afortunadamente se equivocó. Un grupo de héroes se encargó de esconder (en los forros de ropa), microfilmar y sacar de Rusia el manuscrito de Vida y Destino. La primera edición salió en Francia en 1983 y provocó una incontenible oleada de entusiasta admiración. A España llegó un año después, pero pasó sin pena ni gloria. Como ha reconocido Antonio Muñoz Molina, todavía entonces los intelectuales europeos desdeñaban todo lo que criticara el estalinismo e inmediatamente  lo calificaban de fascismo resentido. (Fátima Uríbarri - Madrid).


El libro Vida y Destino de Vasily Grossman apasiona, conmueve, despierta una curiosidad que aumenta con cada fragmento de la obra, genera evocaciones muy lejanas en el tiempo. La atención, atrapada por la aptitud narrativa del autor, va in crescendo, no decae, se renueva en cada fragmento. Esta obra es como una mancha roja que  fluye en la memoria, se incrusta en ella, cobija los recuerdos y exalta y despliega sentimientos que no se han borrado, que reposan en el dolor de lo perdido, la angustia de lo irrecobrable.

Más que novela es la historia de la URSS, más que historia es un cuadro completo del imperio ruso y su gente, de las relaciones sociales y humanas. En un fresco impresionante, transmite imágenes de la gran guerra patria, la batalla de Stalingrado, el devenir cotidiano de millones de ciudadanos rusos en las condiciones de la guerra, del exilio y los desplazamientos internos, el hambre y el frío en medio de la ofensiva alemana cuyo objetivo era apoderarse del trigo de Ucrania y el petróleo del Cáucaso para afrontar, equipada y solvente, el futuro de la invasión a Rusia.

Al comienzo de de la invasión nazi —el 22 de junio de 1941— la ineptitud militar deStalin provocó el rápido avance de los tanques nazis hacia Moscú y Ucrania. Fue cuando el famoso general invierno colaboró en el descalabro de la ofensiva hitlerista. Millones de rusos murieron por las penurias de la guerra y la ocupación germana.
El trasfondo cruento del sitio de Stalingrado le permite a Vassily Grossman pintar con trazos intensos, y tiernos a veces, las vicisitudes, el amor, la envidia, los celos, las penurias y muertes, el amor y la frustración, actos de solidaridad y compañerismo, las denigrantes suspicacias suscitadas entre las criaturas que aparecen en las historias que jalonan esta odisea de padecimientos. Describe el clima de sospecha y delación estalinistas, menciona las purgas de 1937 en las que fueron eliminados todos los revolucionarios bolcheviques compañeros de Lenin: Trosky y la vieja guardia, Zinoviev, Kamenev, Bujarin, Tomski, y un largo etcétera. La paranoia estalinista decapitó, asimismo, a los talentosos mariscales del ejército Rojo con Tujachevsky a la cabeza, todo esto en leves insinuaciones y alusiones tangenciales de los personajes.
 Las peripecias de todos los personajes y las anécdotas de sus vidas resaltan los rasgos de la condición humana, pero el círculo del terror y las suspicacias que la burocracia expandía entre los supuestos disidentes  (los ejemplos del profesor Shtrum, y el arresto del antiguo bolchevique Krímov en la Liubianka), matizan y le dan ese toque surrealista al mundo represivo de la Unión Soviética en tiempos de Stalin.
Una obra de historia y literatura traída de la pluma prodigiosa de Grossman, en la que no falta ningún ingrediente. Escrita con solvencia, firmeza, cariño por sus personajes y el rigor de los hechos que boceta, la ficción semeja la realidad y la realidad parece una obra de ficción: se trata de la crónica objetiva y subjetiva de un mundo que semejaba el paraíso proletario y socialista  y acabó desmoronándose, convertido en una caricatura monstruosa plagada de gulags y esclavos manipulados por el sistema instaurado por Stalin y sus burócratas.
Su lectura es imperativa para aquéllos que saben algo, suponen, se les ocurre o imaginan. O para los millones de idealistas que presumían que estaban combatiendo por el socialismo y por un mundo nuevo  y ahora quieren saber mucho más a fondo sobre la otra gran tragedia del siglo XX, la paralela a la barbarie nacionalsocialista hitleriana. ■

6 comentarios:

  1. Me cuento entre los ingenuos que no creían en las mentiras del capitalismo o del trotskismo, aunque ya hace tiempo de eso. Leer el libro, para gente como yo, es brutalmente doloroso. Vale la pena para todos los interesados en las aventuras humanas.

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  2. La claridad de la crónica abarca todos los aspectos del libro y la época que refleja, libro que se lee con curiosidad y deleite por lo que Ester define como aventuras humanas y que conmueven al lector, Carlos Arturo Trinelli

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  3. Ester y yo tenemos la misma edad y de tanto en tanto esa "peculiaridad" asoma revestida de coincidencia. Digo lo mismo. El trecho de la aventura humana que nos tocó y nos toca vivir dejó mucho gusto a hiel y sangre y aún así no murió la esperanza y seguimos escribiendo para otros y leyendo lo que otros escriben. Gracias
    Cristina

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  4. Yo VIVÏ el capitalismo salvaje , vos también Nurit, solo que son muy vivos y nos venden otra realidad. Claro que Andrés lo ubica en otro tiempo y otro espacio , Muy bueno el título Pibito!!!!!!
    Abrazos
    amelia

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  5. Gracias Andrés por la valiosa reseña de la novela de Vasily Grossman,que conmueve y reabre heridas que nunca acaban de cicatrizar,que sangran en el permanente retorno del poder ejercido sobre los pueblos.
    Un abrazo
    Ofelia

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  6. Ha sido toda una epopeya dolorosa para el pueblo ruso el derrotar el fascismo y el stalinismo. Una lucha cruenta por la dignidad.
    "Vida y Destino" se lo suele comparar con " La guerra y la Paz" de Tostoi, con distintos escenarios.
    Una historia que todos debemos conocer.
    MARITA RAGOZZA

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