MIRAD MI CUERPO
Mirad mi cuerpo sin lujuria y sin vergüenza.
Liberado, al fin, de mentes lascivas y ojos desdeñosos.
Soy la mujer evaporada de vuestros sueños
Que se ha vestido con el grito del niño,
Con la pared deslumbrada, con la súplica del pájaro.
Mirad mi cuerpo cómo llora.
Las encendidas luces de mi casa,
Miradlas.
Dentro de mi hogar ya no hay fuego que alumbre.
Sólo arde y arde la estopa de los días.
Mirad mi cuerpo cómo grita.
La lenta caricia de la madrugada traidora
Se llevó a mi amante lejos de mi lecho.
Lágrimas tengo en los ojos incendiadas.
Miradlas.
Mirad mi cuerpo cómo suplica.
Mirad mis heridas, todas ellas.
Donde el lamento se torna oración,
Yo pondré un beso en tus manos.
Miradlas.
Mirad, al fin, desnuda y deshecha de mentiras,
La desnudez que se abre paso en la inocencia.
Mi cuerpo, galería del pensamiento,
Se abre para combatir vuestras aberraciones.
Es mi cuerpo. Miradlo.
Aún sufriendo ceguera uno pude vivir y sentir el cuerpo sin líbido que nos describe la autora y nos sumerge en la piel de su poesía que desintegra.
ResponderEliminarCelmiro Koryto
Que bello poema, Lucía . El cuerpo en si mismo es puro , como el de un niño , tú lo expresas. Es esta sociedad de consumo que ha hecho del curpo un objeto más . Felicitaciones .
ResponderEliminaramelia arellano