Todo me sale mal
Miró el río por última vez, se iba a tirar
con piedras en los bolsillos, sin vuelta atrás.
Quién podía imaginar que su plan perfecto iba a ser desactivado por ese hombre fuerte que la tomó casi en el aire.
Cuando cenaban en un lugar maravilloso, frente el mar, al que llegaron en el avión privado de él, le preguntó la razón por la que había tomado una determinación tan extrema.
Quién podía imaginar que su plan perfecto iba a ser desactivado por ese hombre fuerte que la tomó casi en el aire.
Cuando cenaban en un lugar maravilloso, frente el mar, al que llegaron en el avión privado de él, le preguntó la razón por la que había tomado una determinación tan extrema.
Ella contestó con un mohín mientras
estiraba su mano para que él le pusiera el anillo de brillantes¿no ves que
nunca logro mis objetivos, que todo me sale mal?
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Perfume
encontrado como una aparición, excitada compra al pie del viaje. Manifesto
nombre igual al del diario italiano, leído en trenes, su frenesí de izquierda,
Rosselini, Roma Ciudad Abierta, los nazis, los ojos negros de la Magnani , las mujeres que
se expanden hacia adelante en el despliegue de los pechos, de los gestos,
de las gestas. El cuerpo en la pasión alegre de las manifestaciones, triunfando
sobre los campos de todos los exterminios, gotitas de sol y de gritos, puño
cerrado, caricia, el ruido del tren comiendo los caminos que ofrece
en el comedor sus pastas coronadas en rojo. Las ventanas me
atraviesan de paisaje, soy ese paisaje que cae desde lo alto, enredado de flores
que arañan el vacío del aire buscando el mar. Taormina. la costa Ligure, la
costa Malfitana, esa misma pasión vertical ese abrupto balcón buscando el agua
mientras desciende por escarelas vegetales. Sacco y Vanzetti el tranvía donde
el capitalismo torna la anarquía en muerte. Golpes de tinta, tipógrafos,
perfume de la lucha por ser a pesar de esas muertes y de las otras, el pecho
libera, liberando su propio aroma en la energía del no o del si, cuerpo que
habla la palabra que encuentro como una incitación o un secreto. Piel
manifestandose ,deseo en la cabeza que sacude mandatos y todo en el llamado del
perfume. Me visto de él, subversivo desafío a los vacíos. Ese diario y los
libros en el idioma oido en la niñez, adornado de albahaca y de
misterios, los cruces de océano , los brazos de la abuela amasando la
redondez fragante de la pizza, los ojos del chico penando la bicicleta robada
con una porción en la mano. Otra vez el tren. entre los rastros de lo no dicho,
cine, vino dulce, sambayón. Me vuelco el olor junto al tesoro de su nombre,
buscando atraer labios, historias, ese Pirandello de Caos despidiendose de
los ojos en los que había sido.
Ahora si tan
dolor dolar en este país de bolsas negras hurgadas como el último tesoro
del desastre.
Ahora si, lejos
de ese mundo, casi sin puentes. Sacco se llama Costeki.
Cristina Villanueva
Recibir un anillo de brillantes puede no ser el ideal de una mujer, sobre todo una que quiere morir, pero me gustó la ironía paradójica del cuento. Con respecto al segundo me atrapó su ritmo loco, aunque piense que cada país tiene sus puentes y sus Sacco. Un abrazo.
ResponderEliminarBuenísimo Cristina. No creo que todo te salga mal . estos textos por ejemplo. Un abrazo
ResponderEliminarGracias chicas ese relato era del 2001 donde todo parecía acabado hasta los viajes,ahora cambiaron las cosas y Europa parece cercana a nuestra crisis de bancos ricos y cerrados y gente desalentada, esperemos que al menos vuelva la república española, claro que podemos, gracias Amelia y Ester
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