miércoles, 4 de junio de 2014

Cristina villanueva

Todo me sale mal

Miró el río por última vez, se iba a tirar con piedras en los bolsillos, sin vuelta atrás.
Quién podía imaginar que su plan perfecto iba a ser desactivado por ese hombre fuerte que la tomó casi en el aire.
 Cuando  cenaban en un  lugar maravilloso, frente el mar, al que llegaron  en el avión privado de él,   le  preguntó la razón por la que había tomado una determinación tan extrema. 
Ella contestó con un mohín mientras estiraba su mano para que él le pusiera el anillo de brillantes¿no ves que nunca logro mis objetivos, que todo me sale mal?

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Perfume encontrado como una aparición, excitada compra al pie del viaje. Manifesto nombre igual al del diario italiano, leído en trenes, su frenesí de izquierda, Rosselini, Roma Ciudad Abierta, los nazis, los ojos negros de la Magnani, las mujeres que se expanden hacia adelante en el despliegue  de los pechos, de los gestos, de las gestas. El cuerpo en la pasión alegre de las manifestaciones, triunfando sobre los campos de todos los exterminios, gotitas de sol y de gritos, puño cerrado, caricia, el ruido del tren comiendo los caminos  que ofrece en el comedor sus pastas coronadas en rojo. Las ventanas me atraviesan de paisaje, soy ese paisaje que cae desde lo alto, enredado de flores que arañan el vacío del aire buscando el mar. Taormina. la costa Ligure, la costa Malfitana, esa misma pasión vertical ese abrupto balcón buscando el agua mientras desciende por escarelas vegetales. Sacco y Vanzetti el tranvía donde el capitalismo torna la anarquía en muerte. Golpes de tinta, tipógrafos, perfume de la lucha por ser a pesar de esas muertes y de las otras, el pecho libera, liberando su propio aroma en la energía del no o del si, cuerpo que habla la palabra que encuentro como una incitación o un secreto.  Piel manifestandose ,deseo en la cabeza que sacude mandatos y todo en el llamado del perfume. Me visto de él, subversivo desafío a los vacíos. Ese diario y los libros en el idioma oido en la  niñez, adornado de albahaca y de misterios, los cruces de océano ,  los brazos de la abuela amasando la redondez fragante de la pizza, los ojos del chico penando la bicicleta robada con una porción en la mano. Otra vez el tren. entre los rastros de lo no dicho, cine, vino dulce, sambayón. Me vuelco el olor junto al tesoro de su nombre, buscando atraer labios, historias, ese Pirandello de Caos despidiendose de los ojos en los que había sido.
Ahora si tan dolor dolar en este país de bolsas negras hurgadas como el último tesoro del desastre.
Ahora si, lejos de ese mundo, casi sin puentes. Sacco se llama Costeki. 

Cristina Villanueva


3 comentarios:

  1. Recibir un anillo de brillantes puede no ser el ideal de una mujer, sobre todo una que quiere morir, pero me gustó la ironía paradójica del cuento. Con respecto al segundo me atrapó su ritmo loco, aunque piense que cada país tiene sus puentes y sus Sacco. Un abrazo.

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  2. Buenísimo Cristina. No creo que todo te salga mal . estos textos por ejemplo. Un abrazo

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  3. Gracias chicas ese relato era del 2001 donde todo parecía acabado hasta los viajes,ahora cambiaron las cosas y Europa parece cercana a nuestra crisis de bancos ricos y cerrados y gente desalentada, esperemos que al menos vuelva la república española, claro que podemos, gracias Amelia y Ester

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