sábado, 27 de abril de 2013

Ofelia Funes




Una vez vi un Mirlo

                                           Al joven poeta de Jerusalén[1]


Vi en el Monte de Olivos volar a un Mirlo.
Sus  pequeñas alas sostenían el cielo
Volaba sobre las sombras
Volaba sobre sus lágrimas
.
Sus lágrimas
arco de luces en la ceniza gris de los campos
agua sagrada del caminante
 de los pies desnudos y el cayado blanco.

En su vuelo llevaba la tierra, el agua, el fuego.
En su canto habitaba el  viento

En el Monte de Olivos volaba a un Mirlo
su sombra cubría la tierra
y mi rostro estaba en sus ojos.

La falena

Una mariposa negra me esperaba en la oscuridad.
                                                                                        Enorme.
Intentó huir y se golpeó contra la puerta del placard.
 Tuve miedo de tocarla.  Su cuerpo temblaba.
Temía, quizás, perder sus alas y volver a ser gusano.
                                                                                                          
O.F. en Cuentos Breves


Desde la puerta de la casa
 el árbol plantado junto al río
 dulces frutos abiertos al sol sobre la hierba
saboreados por pájaros hambrientos.

Luz cenital
 medio día en el paisaje
el verdor de la montaña señala el horizonte

 Deslumbrada en   lejanía
ceñida en su mortaja
la casa sin ventanas aletea

no hay ojo
ni lengua que acaricie la garganta,
sólo el desplegar de alas
y bailar su breve baile de falena.

Ofelia Funes



[1] “El joven poeta de Jerusalén”. Así nombró el poeta Máximo Simpson  al autor  del poema de todos los tiempos  “Amaos los unos a los otros como ya os he amado”, en un encuentro donde se debatía el tema sobre el progreso en la poesía.

5 comentarios:

  1. Que maravillas de imágenes . Un fiesta para los sentidos tu poema . Un abrazo!!

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  2. Entre alas de ave y de mariposa los versos se posan en la clepsidra.
    Celmiro Koryto

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  3. Pura intuición, analogía con lo real y existente, nos lo ofrece Ofelia con su escritura. Nos hace despertar la eterna melodía del Universo, recorrida como un hálito entre lo pequeño y lo grande y en la aspiración de la unidad, de lo compuesto por hacerse simple, de lo material por volverse espiritual, de la creatividad vital y penetrante del alma de todas las cosas.
    Así con placidez y armonía, eco de su su poemas, me dispongo ir a dormir.
    Hasta mañana, Artesanías. ( 23.10 hora argentina del día domingo 5 de mayo )
    Felicitaciones, Ofelia y cariños.
    MARITA RAGOZZA

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  4. "Ceñida en su mortaja/ la casa sin ventanas aletea" Imagen categórica del encierro final en maridaje con el breve vuelo de la falena, gravitando sobre lo fatal de la ausencia, pues ya "no hay ojo/ ni lengua que acaricie la garganta." El instante del vuelo nocturno, único e irrevocable. De la transformación no se vuelve, sólo queda seguir hasta el final con el destino.
    Gracias, Ofelia, por tus honduras.
    Celia.

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  5. Gracias compañeros de búsquedas,
    Ofelia

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