sábado, 27 de abril de 2013

CARLOS ORDENES PINCHEIRA



GIGANTE ENFERMO

Respirando un aire envenenado, tropiezo en veredas,
muros, gases y humos,
apenas vislumbro
la sonrisa permanente de las olas,
oigo las aves bordando las aguas,
procuro moverme, salir
de esta prisión;
mis pasos envejecen,
se detienen en las esquinas desamparadas,
pasan transeúntes sin conciencia...

La noche se aproxima sobre los últimos arreboles.

Nadie está a salvo,
mujeres transitan aterradas, niños piden gotas de sol
sin sospechar
que pueden ser violados
por fieras ocultas tras un auto o a la sombra de los árboles...

El país se arrastra entre quejas y cuchillos,
no hay estile para extirpar este tumor nocturno: crece,
se agiganta con las horas,
establece sus cuarteles en corazones nuevos, ya sudorosos
de miedos y abandonos.
La gente se refugia dentro de sus cárceles.

(Escucha, urbano prisionero,
si te dejan sangrando, morirás, porque no tienes cómo pagar
un poco más de vida)

Ahora más que nunca abundan las bestias de la maldad.
Frenéticos títeres corren tras la recompensa inexistente
de un dios rodeado de balones...
Y se alzan grotescas figuras para que los infantes
aprendan,
mamen la misma mamadera, convirtiéndose en idiotas
tras el dinero fácil...

Este es el mundo:
gigante enfermo destilando negros vapores, gimiendo
como una rata entre las fauces depredadoras...
La estulticia repta, devora paredes, cráneos, relumbran
sus enormes colmillos...

La bolsa de estiércol oscila, subiendo y bajando pestilencias...
-¡hay que alimentar a la termita del norte
experta en saborear carne de pueblos maltratados...!-
Entre verdes hermanos echo a caminar.
Heladas navajas del viento cortan, hieren
bajo un cielo enfadado en ausencias lunarias
Entre la sombra y las arenas los enamorados cantan:
planes, juventud, ilusiones, metas doradas,
pero el caos adquiere acerados contornos...
¡Cómo abandonar estos tétricos parajes y
el peligro de la avaricia dispuesta a despedazar el planeta!

De mis rodillas
resbalan amaneceres perdidos en la infinitud..., lloran la fuga
del sol de sus huesos...
Ya nada importa el dolor del hombre sin antifaz.
Lo penoso es el fatal sendero por el cual los estúpidos avanzan.
Carlos Ordenes Pincheira


2 comentarios:

  1. Excelente poema donde el gigante se destruye por el comportamiento humano.
    Un placer leerlo
    Celmiro Koryto

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  2. Dentro de la enormidad del mundo el poeta descubre la estupidez y el paisaje árido de la desigualdad y la intolerancia.
    Excelente.
    MARITA RAGOZZA

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