CONSEJO de COLABORADORES de
ARTESANÍAS LITERARIAS
EDITOR: Andrés Aldao
SEC. DE REDACCIÓN: Ester Mann
COLABORADORES:
Carlos Arturo Trinelli
Amelia Arellano
Celmiro Koryto
Cristina Pailos
Marita Ragozza de Mandrini
Ernesto Ramírez
Ofelia Funes
ÍNDICE GENERAL DEL 20/mayo/2011
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· TEXTOS – ENSAYOS – CINE - CRÍTICA
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· CRISTINA PAILOS : CIUDADES INVENTADAS
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· NARRATIVA
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· POEMAS
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25 de mayo de 1810
Osvaldo Soriano SIN PARAGUAS NI ESCARAPELAS
El 24 de mayo por la noche, el coronel Saavedra y el doctor Castelli atraviesan la Plaza de la Victoria bajo la lluvia, cubiertos con capotes militares. Van a jugarse el destino de medio continente después de tres siglos de dominación española. Uno quiere la independencia, el otro la revolución, pero ninguna de las dos palabras será pronunciada esa noche.
Luego de seis días de negociación van a exigir la renuncia del español Cisneros. Hasta entonces Cornelio Saavedra, jefe del regimiento de Patricios, ha sido cauto: "Dejen que las brevas maduren y luego las comeremos", aconsejaba a los más exaltados jacobinos.
Desde el 18, Belgrano y Castelli, que son primos y a veces aman a las mismas mujeres, exigen la salida del virrey, pero no hay caso: Cisneros se inclina, cuanto más, a presidir una junta en la que haya representantes del rey Fernando y algunos americanos que acepten perpetuar el orden colonial.
Los orilleros andan armados y Domingo French, teniente coronel del estrepitoso regimiento de la Estrella , está por sublevarse. Saavedra, luego de mil cabildeos, se pliega: "Señores, ahora digo que no sólo es tiempo, sino que no se debe perder ni una hora", les dice a los jacobinos reunidos en casa de Rodríguez Peña. De allí en más los acontecimientos se precipitan y el destino se juega bajo una llovizna en la que no hubo paraguas ni amables ciudadanos que repartieran escarapelas.
La gente anda con el cuchillo al cinto, cargando trabucos, mientras Domingo French y Antonio Beruti aumentan la presión con campanas y trompetas que llaman a los vecinos de las orillas. Esa noche nadie duerme en Buenos Aires.
A Castelli se le sube la sangre a la cabeza y se insolenta: "Tómelo como quiera", se dice que le contesta. Cuatro días antes ha ido con el coronel Martín Rodríguez a entrevistarse con Cisneros que era sordo como una tapia. " ¡ No sea atrevido ! " le dice Cisneros al verlo gritar.
Al ver que Castelli llega con las armas de Saavedra, los burócratas del Cabildo comprenden que deben destituir a Cisneros, pero dudan de su propio poder. Juan José Paso y el licenciado Manuel Belgrano esperan afuera, recorriendo pasillos, escuchando las campanadas y los gritos de la gente. Saavedra sale y les pide paciencia. El coronel es alto, flaco, parco y medido. El rubio Belgrano, como su primo, es amable pero se exalta con facilidad. Paso es hombre de callar pero luego tendrá un gesto de valentía. Entrada la noche, cuando French y Beruti han agitado toda la aldea y repartido algunos sablazos a los disconformes, Belgrano y Saavedra abren las puertas de la sala capitular para que entren los gritos de la multitud. No hay más nada que decir: Cisneros se va o lo cuelgan.
Entre tanto French, que teme una provocación, impide el paso a la gente sospechosa de simpatías realistas. Al amanecer, Beruti, por orden de French, derriba la puerta de una tienda de la recova y se lleva el paño para hacer cintas que distingan a los leales de los otros. Alguien toma nota y nace la leyenda de la escarapela en el pecho
Escribe el catalán Domingo Matheu: "Saavedra y Azcuénaga son la reserva reflexiva de las ideas y las instituciones que se habían formado para marchar con pulso en las transformaciones de la autognosia popular; Belgrano, Castelli y Paso eran monarquistas, pero querían otro gobierno que el español; Larrea no dejaba de ser comerciante y difería en que no se desprendía en todo evento de su origen (español); demócratas: Alberti, Matheu y Moreno.
Los de labor incesante y práctica eran Castelli y Matheu, aquél impulsando y marchando a todas partes y el último preparando y acopiando a toda costa vituallas y elementos bélicos para las empresas por tierra y agua.
Alberti era el consejo sereno y abnegado y Moreno el verbo irritante de la escuela, sin contemplación a cosas viejas ni consideración a máscaras de hierro; de aquí arranca la antipatía originaria en la marcha de la Junta entre Saavedra y él."
El delirio y la compasión
La mañana del 25, cuando muchos se han ido a dormir y otros llegan a ver "de qué se trata", el abogado Juan José Castelli sale al balcón del Cabildo y, con el énfasis de un Saint Just, anuncia la hora de la libertad. La historiografía oficial no le hará un buen lugar en el rincón de los recuerdos. El discurso de Castelli es el de alguien que arroja los dados de la Historia.
Aquellas jornadas debían ser un simple golpe de mano, pero la fuerza de esos hombres provoca una voltereta que sacudirá a todo el continente.
Castelli parte a Córdoba y el Alto Perú como comisario politico de Moreno, que no confiaba en los militares formados en la Reconquista. Es él quien cumple las "instrucciones" y ejecuta a Liniers primero y al temible mariscal Vicente Nieto más tarde. Belgrano, el otro brazo armado de los jacobinos, va a tomar el Paraguay; no hay en él la cólera terrible de su primo, sino una piedad cristiana y otoñal que lo engrandece: en el Norte captura a un ejército entero y lo deja partir bajo juramento de no volver a tomar las armas. Manda a sus gauchos desharrapados con un rigor insostenible y no mata por escarmiento sino por extrema necesidad. Sufre sífilis, cirrosis y tiene várices, pero conserva la fe cristiana y el sentido del humor. Las victorias de Castelli en Suipacha y la suya en Tucumán afirman la posición de Moreno en la Junta , pero las catástrofes de fines de año aceleran su caída.
Frente a frente, uno de levita y otro de uniforme, Moreno de Chuquisaca y Saavedra de Potosí, se odian pero no se desprecian "Impío, malvado, maquiavélico", llama el coronel al secretario de la Junta ; y cuando se refiere a uno de sus amigos, dice: "El alma de Monteagudo, tan negra como la madre que lo parió.
Para entonces, los premios y castigos de la historia oficial ya estaban otorgados y Moreno pasaba por un periodista y educador romántico influido por las mejores ideas de la Revolución Francesa. Pero es la aplicación de ese método sangriento lo que garantiza el triunfo de la Revolución. Hasta la llegada de San Martín la formación de los ejércitos se hizo a punta de bayoneta
El coronel manda parar
A principios de diciembre dos circunstancias banales sirven de pretexto a la ruptura entre Moreno y Saavedra que será nefasta para la Revolución. En la plaza de toros de Retiro el presidente hace colocar sillas adornadas con cojinillos para él y su esposa. Cuando las ve, Matheu hace un escándalo y argumenta que ningún vocal merece distinción especial.
Pocos días más tarde, el 6, el regimiento de Patricios da una fiesta a la que asisten Saavedra y su mujer. En un momento un oficial levanta una corona de azúcar y la obsequia a la esposa que la entrega al Presidente, Moreno se entera y esa misma noche escribe un decreto de supresión de honores. Saavedra se humilla y lo firma, pero el rencor lo carcome para siempre.
Moreno renuncia y el 24 de enero de 1811 se embarca para Londres. "Me voy, pero la cola que dejo será larga", les dice a sus amigos que claman venganza. También pronuncia un mal augurio: "No sé qué cosa funesta se me anuncia en mi viaje". En alta mar se enferma y nada podrá convencer a Castelli y Monteagudo de que no lo asesinaron. "Su último accidente fue precipitado por la administración de un emético que el capitán de la embarcación le suministró imprudentemente y sin nuestro conocimiento", cuenta su hermano Manuel, que agrega en la relación de los hechos el célebre "¡Viva mi patria aunque yo perezca!"
Saavedra ha liquidado a su adversario, pero la Revolución está en peligro. El 5 y 6 de abril el coronel Martín Rodríguez,con los alcaldes de los barrios, junta a los gauchos en Plaza Miserere y los lleva hasta el Cabildo para manifestar contra los morenistas. Saavedra, que jura no haber impulsado el golpe, aprovecha para sacarse de encima al mismo tiempo a jacobinos y comerciantes corruptos.
Renuncian Larrea, Azcuénaga, Rodríguez Peña y Vieytes. Los peligrosos French, Beruti y Posadas son confinados en Patagones. Belgrano y Castelli pasan a juicio por desobediencia y van presos.
Pero Saavedra sólo dura cuatro meses al frente del gobierno. Ha acercado a Rivadavia al poder, pero el brillante abogado y los porteños se ensañan con éI y lo persiguen durante cuatro años por campos y aldeas; se ensañan también con Castelli, que muere deslenguado durante el juicio; con el propio San Martín que combate en Chile; con Belgrano que muere en la pobreza y el olvido gritando el plausible "¡ Ay patria mía! "
Pese a todo, la idea de independencia queda en pie levantada por San Martín, que se ha llevado como asistente a Monteagudo, "el del alma más negra que la madre que lo parió". Los ramalazos de la discordia duran intactos medio siglo y se prolongan hasta hoy en los entresijos de una historia no resuelta.
Nota aparecida en Página/3, revista Aniversario de Página/12, junio de 1990.
Viva la Revolución!
1810 - 25 de Mayo - 1996
Sin paraguas ni escarapelas.
Sin tranquilidad, pero sin multitudes
Militares, patriotas, jacobinos, revolucionarios, comerciantes
oportunistas y algún otro,
coinciden en los históricos días de Mayo de 1810
en tomar el destino en sus manos.
De esta original unidad y de los posteriores encontronazos entre
ciudadanos con intereses dispares
nació una Nación,
la que a 186 años de distancia,
con más milicos y oportunistas que revolucionarios,
aún sigue sin resolver su destino.
Las páginas que siguen van
por detrás de la Historia
que nos cuentan en la escuela.
Es la historia de los hombres
que hicieron la Historia,
los que se bajan del mármol para,
por un rato,
jugar al ajedrez con Monteagudo,
o mandarlo a cagar
al virrey Cisneros.
Osvaldo Soriano - ( Fragmento )
Página 12. Junio de 1990
Enviado por Marita Ragozza de Mandrini
Excelente Material....Muchas Gracias Por El Envio...Saludos Desde Cordoba, Que Esta Empezando A Despertar De Su Largo Letargo Y Destruccion...
ResponderEliminarSaludos, Eduardo Alberto Planas
Nada se ha hecho bien en el mundo sin ayudar a los que demuestran, a los que tienen razón -en arbitrariedad y en sensatez- y a los que no callan las injusticias. Pero, en inmoralidad y en complicidad cobarde e inhumana con lo mediático y sus negocios, ahora no se ayudan, sino se desprotegen y se destruyen.
ResponderEliminarJOSE REPISO MOYANO
Querido Andrés, difundiremos en el programa radial este nuevo y estupendo número de Artesanías Literarias, espero que estés muy bien, te mando un fuerte abrazo,
ResponderEliminarLuis Raúl Calvo
Muchas gracias, apreciado Andrés. Me deleitaré leyendo este valioso e interesante material.
ResponderEliminar¡Shavua tov!
Un abrazo, Susana Fabrykant
Gracias, amigo, por darme de nuevo un espacio en vuestra revista de tanta calidad literaria y humana. Es un honor estar en el grupo de colaboradores.
ResponderEliminarUn abrazo americano desde Caracas.
Alejo Urdaneta
Gracias Andrés. Gracias Marita! Estaba pensando en aquello de que la historia la escriben los que ganan.
ResponderEliminarFeliz de estar en esta Revista, feliz con mis compañeros, feliz con las editores ...aunque sé que esto, este estado es tangencial, pero vale!!!!!Ah les cuento aquí en san Luis existe un paraje que se llama "Paso del rey" se dice que por aquí pasó Cisneros, habrá que hacerle el ADN a la tierra.
amelia
buen blog
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