ESA MUJER
Esa mujer es mía.
Absoluta. Totalmente mía.
Jugamos a las escondidas.
Ella siempre me encuentra. Yo, a veces no.
Tiene una cueva de cristal de murano.
Solo Alí Babá entra.
Conozco sus disfraces más secretos.
Sus horas más tardías. Sus íconos de cera.
He llegado a la profundidad de sus
marmitas.
He rescatado sus muertos mas amados. Sus
maromas.
Los caminos. Las rondas y las cruces. Las
amo.
Conozco los pecados veniales de sus pechos.
Sus termitas. Sus adormideras.
La he leído letra a letra a letra, al revés
y al derecho.
Encontré palabras que solo yo conozco.
He andado y desandado las profundidades de
su boca.
He batallado fieramente con sus impiedades
Me ha aturdido el concierto de cigarras en
su vientre.
He llorado sobre su hambre madre.
Tatuadas mis serpientes en sus brazos.
Obsesivamente. Hemos luchado cuerpo a
cuerpo.
Conozco sus empalmes y sus bardas.
Sus axilas dolientes. La tristeza entre los
dedos de sus pies
A veces, en las noches, me quedo despierta
hasta el alba.
Miro sus sueños agazapados entre los leños.
Los miedos de sus miedos. Roedores
hambrientos.
La he acompañado en sus entierros y sus
resurrecciones
En la violencia de sus fuegos fatuos.
Las normas tiritan de pasión. Bengalas.
Me he dado tan profundamente a esa mujer
tan mía.
Se me ha dado tanto.
Ya no quedan arterías que no haya
recorrido.
Todo me ha permitido.
Menos acceder a esa piedra llamada corazón.
Amelia, en este poema, has llegado a lo más profundo de mi corazón. No es el que debiste acceder, pero sí corazón que siente.
ResponderEliminarhermoso, logrado, sentido
Gracias
Sonia Figueras
Corrijo el comentario anterior:"No es el que debiste acceder,o a todos los que deseaste llegar, pero sí mi corazón lo siente"
ResponderEliminarSonia Fugueras
Esa mujer puede ser la otra que llevamos cada una de nosotras, bien adentro, sin domesticar, entregándose pero insumisa, que muere, vive y vuelve a vivir ( aunque tirite).
ResponderEliminarAmo tus letras, Amelia. Hoy, después de leerte me voy con las axilas dolientes.
Poeta amiga, felicitaciones y un gran abrazo.
MARITA RAGOZZA
Equilibrado manejo de la ambigüedad con imágenes que llevan al lector por un viaje hacia el centro de un sentimiento, saludos, Carlos Arturo Trinelli
ResponderEliminarTus poemas, Amelia, son siempre un viaje hacia el sentimiento propio o al de otros. Pasas reivindicando sabidurías ancestrales para adentrarte en el seno de la tierra o flotas para respirar el aroma de los árboles más altos. Un abazo
ResponderEliminarCristina Pailos