“¿Por qué ha
publicada tan pocos libros?
G.S.:No soy de
los poetas que se sientan a escribir poemas. Cuando lo hago es porque el poema
está tirando desde hace rato. Soy lo opuesto a un poeta “profesional”. Por otra
parte, me he dedicado más a leer que a escribir porque siempre tuve la
intención de aprender.
"Mi primer libro, Conversaciones, es de 1958. Son poemas escritos cuando trataba de asimilar lo que provenía de Poesía Buenos Aires; eso no quiere decir que lo haya asimilado. Por eso considero a Travesía como mi primer libro. En tanto, la primera edición de Ella se publicó en 1989. Está formado por poemas dedicados a mi mujer, escritos desde 1962 hasta su muerte en 1987. No sé por qué causa dejé afuera de esa primera edición poemas que luego decidí incluir en la segunda. Me considero autor de un solo libro, que es Ella.”
"Mi primer libro, Conversaciones, es de 1958. Son poemas escritos cuando trataba de asimilar lo que provenía de Poesía Buenos Aires; eso no quiere decir que lo haya asimilado. Por eso considero a Travesía como mi primer libro. En tanto, la primera edición de Ella se publicó en 1989. Está formado por poemas dedicados a mi mujer, escritos desde 1962 hasta su muerte en 1987. No sé por qué causa dejé afuera de esa primera edición poemas que luego decidí incluir en la segunda. Me considero autor de un solo libro, que es Ella.”
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CIGARRAS
Buenas
noches.
Mis
padres dormían
reparaban.
Silencio.
Algo
palpitaba allí en la oscuridad.
Todos
dormían en la casa
y
en las casas vecinas.
Sólo
estaban despiertas unas cigarras
y
el chico que yo era.
¿Y
esos pequeños sonidos regulares?
Uno
fuerte
y
dos débiles.
¿Es
una danza nocturna
o
es un tejado que gotea sus lamentos?
El
mugido distante del tren
Se
apodera de la oscuridad.
La
almohada apenas sostenía mi cabeza.
Sí,
una vez más
lo
más mío del día era la noche.
Abandonaba
la mortaja de las sábanas
y
sigiloso
llevaba
mi cuerpo hasta el patio
para
escuchar la parra
las
plantas
que
respiraban a sus anchas.
Las
estrellas al alcance de mi mano
la
cruz del sur
las
tres marías
los
siete cabritos
nos
mirábamos largamente
Ellas
eran ellas
yo
era yo.
Cortábamos
la noche.
El
mundo ha hecho su trabajo
mi
astronomía es un poco más complicada
y
ahora sé que no eran cigarras, no
apenas
unos grillos
sólo
uno o dos grillos.
Y
ya no hay quien duerma en la casa
no
hay danzas
ni
tejados
ni
trenes.
No
hay lamentos.
No
hay casa.
Pero
aún
lo
más mío del día está en la noche
y
la almohada
apenas
sostiene mi cabeza.
Hay
que dar al mundo
lo
que es del mundo
y
al ser lo que es del ser.
Abro
la ventana de este piso doce
las
estrellas siguen allí
nos
miramos largamente.
siento
que cortamos la noche.
Algo
palpita en la oscuridad.
Eran
cigarras, sí
eran
cigarras.
¡Oh, el poeta! El poeta, un astro entre los astros.
ResponderEliminarUn silencio en lo inefable cósmico de la noche que lo abraza. Sosegada soledad.
Gracias, Ester, por esta bella poesía de un maestro de la palabra.
CCF.
"Y ya no hay quien duerma en la casa"
ResponderEliminarentonces los grillos se transforman en cigarras.
El poeta abraza a la soledad y siembra un mundo pleno de estrellas
Gracias Artesanías