Nació en Buenos
Aires en 1953. Es profesora en Letras (egresada de la Universidad Católica
Argentina) y ha ejercido la docencia secundaria y universitaria (en dicha
Universidad y en el Colegio Santo Tomás de Aquino, dependiente la misma, como profesora
y coordinadora de área). Junto a Graciela Caprarulo (y con la colaboración de
Belén Ancizar y Florencia Abadi) coordina, desde hace más de quince años
el Taller de la Siesta ,
que cuenta en la actualidad con un promedio de sesenta alumnos y que está
integrado por grupos de escritura y lectura, y grupos sólo de lectura y
análisis de textos. También ha conducido el programa
radial Dos Palabras, que estuvo en el aire alrededor de seis años, y
fue emitido por FM San Isidro Labrador, FM Palermo y, finalmente, por
AM Radio de la Ciudad.
20
Digo finalmente
que yo también
he visto
mi cuerpo
adocenado
digo que he
estado viéndome
en los pasos
exiguos de los otros
y que he
menguado el alma
(como ellos)
para evitar
Y tan abajo
tan inocente la
risa
sin embargo
De: Mientras
duerme el inocente
envoltura
extasiada
la piel
alentando la
insistente feroz
depredación
adentro
órganos como
racimos
filamentos
vibrátiles
en dónde / luego
la tensión
trinitaria
nos habita
************
¿el viaje es esto
entonces
un
peligro in situ
una estampida
el estertor en
la garganta
y el aliento que
se detiene
algo
por descubrir
(esa cadencia
cierta
luminosidad)
esta cárcel de
huesos?-digo
********
micciones y
excrementos
interiores
anidando
indeseados
flujos y sangre
esperma
y este dolor
(adónde)
desechos que
intentamos
excluir
(y adónde)
en el cerebro
la mala
digestión
de la memoria
De: Los
posibles espacios
Mujer 2
la baba de ese beso
la saliva en la espalda
en la vagina
la yerma lascitud
de haberse equivocado
de hombre
los corpiños al borde
de la cama
las enaguas que retienen la seda
no hay canto primoroso
no hay gemido grito rasguño gutural
espasmo
no hay nada
hay la pared y su humedad
como un augurio
el olor hueco de sus crines
sobre el desaguadero
ella tensa las manos
en el hierro
se sujeta de la cabecera
él empuja la queja más dolida
ella hace silencio
los corpiños al borde de la cama
una ladera montañosa
la roca de por medio
haberse equivocado de hombre
el hueco de las crines
no hay roce caricia extremaunción
no hay nada de nada
se encoge frugal ella
él avanza las crines y el quejido
taladra la madera del abdomen
los músculos más tiesos
se agigantan
las noches
pesadillas del aire la baba en los
pezones
nada de nada
en el vejamen sólido
en el entretejido de las mantas
ella reza para que pase pronto
él oscila las crines
la masa de su cuerpo
no hay más techo no hay sigilo
no hay ternura
no hay nada de nada
ni acaso rebelión
habría
él se come la zarza en ese grito
ella detiene el rezo
él bosteza
ella gira en la cama
el pueblo es un espectro
una calavera amenazante
De: La orilla familiar (inéditos)
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