Cascos De Caballos En La Bruma De La Noche
En mi más callada hora,
Cuando fulgen las gemas del silencio,
me agobia El peso de la columnas
En la platea vacía.
Cayeron las cortinas,
Los candiles apagaron su frágil lumbre,
Y quedó el polvo suspendido
De un cordel que fue dorado.
El tiempo es otro:
Llueve en la calle
Y resalta la sombra en otras sombras.
Viene el sueño
Con su carga de fantasmas,
Y es la callada hora
Del conticinio del alma.
Aún queda un resto de vigilia:
Pasos lentos que se borran,
Nostalgias quebradas por el viento.
Un gato,
El mendigo en el recodo
Del callejón hambriento.
Y convoca el campanario
Las alas del murciélago
Y la cortada risa de la burla.
Sonar de Cascos de caballos en la penumbra,
Al caer del árbol la nuez y el fruto seco.
En ese corcel iré por la ribera,
Río abajo, entre brozas.
Con vocabulario quijotesco de épicos corceles atraviesa el autor los fantasmas que reconoce en la bruma de la noche y nos deja una poesía donde el sonido de una nuez es el estruendo de la palabra.
ResponderEliminarCelmiro Koryto
El poema alude a la vida como una obra de teatro puesta en escena
ResponderEliminar(¿ el teatro no es también vida?), ubicando al lector en las horas especiales en que cae el telón y la realidad asoma.
Hay expresión del paso del tiempo real como una carga, con sus nostalgias y vivencias. Como fondo las sensaciones auditivas de campanarios y de cascos de caballos que predominan por su fuerza,queriendo despejar la bruna de la existencia.
Un poema que con cada lectura abre nuevas significaciones.
Felicitaciones, Alejo, y saludos.
MARITA RAGOZZA
El agobio del silencio y de las sombras se iluminan con el crepitar de los cascos y el movimiento del corcel que da vida a este hermoso poema.
ResponderEliminaramelia