VLADIMIR MAIAKOVSKI el poeta de la revolución
El Poeta Es Un Obrero
Se le ladra al poeta:
«¡Quisiera verte con un torno!
¿Qué, versos?
¿Esas pamplinas?
¡Y cuando llaman al trabajo, te haces el sordo!»
Sin embargo
es posible que nadie
ponga tanto ahínco en la tarea
como nosotros.
Yo mismo soy una fabrica.
Y si bien me faltan chimeneas,
esto quiere decir
que más coraje me cuesta serlo.
Sé muy bien
que no gustáis de frases vacías.
Cuando aserráis la madera, es para hacer leños.
Pero nosotros
qué somos sino ebanistas
que trabajan el leño de la cabeza humana.
Por supuesto
que pescar es cosa respetable.
Echar las redes.
¿Quién sabe? ¡Tal vez un esturión!
Pero el trabajo del poeta es más beneficioso:
la pesca de hombres vivos, esto es lo mejor.
Enorme, ardiente es el trabajo en los altos hornos,
donde se forma el hierro chisporroteante.
¿Pero quién
se atrevería a llamarnos holgazanes?
Nosotros bruñimos las mentes con áspera lengua.
¿Quién es más aquí?
¿El poeta o el técnico
que procura a los hombres
tantas ventajas prácticas?
Los dos.
Los corazones son también motores.
El alma es también fuerza motriz.
Somos iguales.
Camaradas de la clase trabajadora.
Proletarios del cuerpo y del espíritu.
Solamente unidos
solamente juntos podremos engalanar el universo,
acelerar el ritmo de su marcha.
ante una oleada de palabras, levantemos un dique.
¡Manos a la obra!
¡Al trabajo, nuevo y vivo!
Y a los que discursean
que se les mande al molino.
¡Para que el agua de sus discursos haga girar sus aspas!
¿Qué, versos?
¿Esas pamplinas?
¡Y cuando llaman al trabajo, te haces el sordo!»
Sin embargo
es posible que nadie
ponga tanto ahínco en la tarea
como nosotros.
Yo mismo soy una fabrica.
Y si bien me faltan chimeneas,
esto quiere decir
que más coraje me cuesta serlo.
Sé muy bien
que no gustáis de frases vacías.
Cuando aserráis la madera, es para hacer leños.
Pero nosotros
qué somos sino ebanistas
que trabajan el leño de la cabeza humana.
Por supuesto
que pescar es cosa respetable.
Echar las redes.
¿Quién sabe? ¡Tal vez un esturión!
Pero el trabajo del poeta es más beneficioso:
la pesca de hombres vivos, esto es lo mejor.
Enorme, ardiente es el trabajo en los altos hornos,
donde se forma el hierro chisporroteante.
¿Pero quién
se atrevería a llamarnos holgazanes?
Nosotros bruñimos las mentes con áspera lengua.
¿Quién es más aquí?
¿El poeta o el técnico
que procura a los hombres
tantas ventajas prácticas?
Los dos.
Los corazones son también motores.
El alma es también fuerza motriz.
Somos iguales.
Camaradas de la clase trabajadora.
Proletarios del cuerpo y del espíritu.
Solamente unidos
solamente juntos podremos engalanar el universo,
acelerar el ritmo de su marcha.
ante una oleada de palabras, levantemos un dique.
¡Manos a la obra!
¡Al trabajo, nuevo y vivo!
Y a los que discursean
que se les mande al molino.
¡Para que el agua de sus discursos haga girar sus aspas!
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tomo tu título, vladimir, escrito hace muchas décadas y aunque no estés,lo aplico aún hoy porque me parece una exquisita definición de poeta. admiro tu decir. susana zazzetti.
ResponderEliminarSi, Vladi, es verdad. Pero se terminaron los tiempos de poeta u obrero. Hoy hay que ser todo a la vez. Ester Mann
ResponderEliminarEl libro de Maiakovski traducido al castellano por Lila Guerrero, esposa de Luis V. Sommi, fue un "tesoro de juventud". Pedro Orgambide caminaba en esos años (1944) por la Gaona de nuestra Caballito con Vladimir bajo el brazo, el pucho colgado, en una precoz imitación del poeta...
ResponderEliminarAndrés
Ese post me hizo recordar que cuando tenía veinte años amaba Maiakovski. Después llegó la vida y derramé mis ternuras y pasiones por otros senderos donde no había lugar para la poesía. Gracias, Ester, por recordármelo.
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