LA CACHILA *
Por Eleuterio Fernández Huidobro |**|
Dice Borges que hay una esquina de Buenos Aires que existe solamente porque él la piensa.
Y obvio: que si la deja de pensar, desaparecería.
Lo creo a pie juntillas y menos mal que Borges, pasando a la eternidad, sigue pensando.
Tanto como creo la frase genial que, luego del partido contra Ghana, un transeúnte mandó a una radioemisora: "la juventud uruguaya no sabe que a este partido lo venía festejando desde antes de nacer".
Porque todas las cosas que hicimos, por ejemplo un jardín, existieron o existen porque las pensamos y en cuanto las pensemos.
Todo jardín es antes que nada por lo menos UNA conciencia (pueden ser varias).
Si alguien lo duda, que abandone su jardín y verá qué le pasa en poco tiempo.
En realidad, toda la ciudad de Buenos Aires, y no sólo aquélla esquina, existió y existe nada más que por eso.
Luego, lo demás que se necesita es tan sólo movimiento: el necesario para traer y llevar la infinidad de cosas necesarias para hacer cualquier cosa.
Por eso es perfectamente posible tener en el futuro una Copa del Mundo. Basta con pensarla.
Es más: si lo pensamos debidamente YA la tenemos y por lo tanto podemos festejarla.
Se nos dirá que un jardín o una Copa es nada ante la inmensidad del Universo (que aparentemente no piensa nada).
Podríamos contestar con el filósofo que tamaña grandura sería absolutamente nada si alguien no la piensa.
La única fuerza superior al pensamiento es, como todos sabemos, el deseo o, si mejor gustan: la voluntad.
El partido contra Holanda se pareció mucho al de Uruguay contra Hungría en 1954 que a pesar de haber sido catalogado hasta hace poco como el "partido del siglo", tuvo para todos nosotros una tonalidad trágica en lugar de un brillante color épico. Como el del martes.
Recuerdo que aquélla tarde también gris y también de invierno, hube de esconderme en la cachila de mi Viejo para que el barrio ni la familia me vieran llorar y tanto.
Era una cachila que andaba sólo porque mi Viejo la pensaba largas horas tirado debajo o metido de cabeza en el enorme motor. Con ella habíamos ido al Centro cuando lo de Maracaná...
Cuando Hernán Cortés quemó las naves, los soldados amenazaron con abandonarlo y él les contestó que no le importaba porque las mujeres de Castilla seguían pariendo soldados. A lo que le contestaron que también parían Capitanes.
Las de Uruguay paren jugadores de fútbol y es llegada la hora de que ellas también jueguen.
Los Mundiales han sido y por ahora son grandes fiestas de protagonismo varón. Sin embargo, el mejor jás derecho que teníamos cuando niños en nuestro cuadro, era niña y lo tomábamos como lo más natural del mundo porque simplemente era la mejor. Como prueba de ello y en homenaje al deporte, va a continuación un fragmento del libro "Vacaciones" (de quien habla) editado en 1995:
LA FINAL
La expectativa en todo el barrio fue llegando a su punto culminante. El cuadro que gane ésta tarde saldrá campeón. Nosotros o los del Colegiales (en su mayoría morenos que vivían en Tiburcio Gomez).Un clásico y una final. Todo al mismo tiempo.
Nos ha costado muchísimo llegar a este partido.
A ellos no: tienen un cuadrazo.
Se llena de gente la cancha de San Pedro.
De gente tomando mate como siempre, pero también de mayores atraídos, y ahora también apasionados, por la final.
Los nervios mastican el estómago, esa tardecita inolvidable, cuando nos ponemos las camisetas azules.
Las esperanzas estaban intactas cuando entramos a la cancha.
¿Por qué mierda el tiempo no se habrá detenido para siempre en ese preciso momento?
¿Por qué no nos quedamos todos a vivir en, él, acurrucaditos, felices, limpios, con la camisetita azul y el olor a linimento cuando todos, absolutamente todos, éramos dioses?
Ana, por ejemplo, que esa tarde jugó como las diosas.
Pero todo fue en vano. Pasó lo que tenía que pasar aunque el Ropero le haya pegado al Carajito, de entrada, un patadón como para matarlo. No hubo caso.
Esa tarde Carajito fue imparable.
Nos pintaron la cara.
Perdimos.
Se armó lío.
Pasó de todo.
Después del primer gol de ellos la cosa comenzó a picarse incluso afuera de la cancha entre los mayores.
La hinchada de ellos fue más inteligente que la nuestra: empezaron a cachar al Zorro y lograron calentarlo tanto, que en determinado momento se olvidó del partido y empezó a las pedradas con ellos y, ya enceguecido, la siguió con el juez.
El cura corría velozmente, con la sotana remangada, ante las brutales pedradas del Zorro.
Lo echaron y quedamos con diez.
Después del segundo gol calentaron a Caragria que hizo exactamente lo mismo y terminó agarrándonos a pedradas a nosotros.
Al final, antes de que nos dieran la Vuelta Olímpica en la jeta, se armó un tole tole general adentro y afuera de la cancha.
Volaban las piñas entre nosotros, los botijas, y volaban los piñazos entre ellos, los mayores.
A varios nos salió chocolate por la nariz.
El Pelado, perdiendo por completo la compostura doctoral, comenzó a descargar furibundos botiquinazos a diestra y siniestra contra toda cosa negra que se moviera o se le acercara.
Ya despanzurrado el Botiquín y desparramado su contenido, terminamos, por agotamiento de piedras, tirándole con la Tintura de Yodo, el Líquido Carrel, el Agua Oxigenada y hasta con el linimento...
Aquello fue un desastre total: el Botiquín, y en especial el linimento, era todo lo que teníamos. La Institución misma.
Volvimos por Leguizamón repecho arriba, arrastrando los restos del Botiquín, varios con el hocico, hinchado, otros con el ojo negro, mordiendo en silencio la derrota, mientras allá abajo, en la cancha, Los del Colegiales daban, locos de contentos, la Vuelta Olímpica.
(*) Cachila: sobrenombre de mujer; pene; pájaro que hace su nido en el suelo (Diccionario Lunfardo)
|**| Escritor, senador de la República.
Qué bueno!! Me encantó!!Y las fotos que acompañan también. Un abrazo y felicitaciones
ResponderEliminarLily Chavez
Soy la redondez del mundo, sin mi no puede haber Dios, Papas y Cardenales sí, pero Póntifices no.
ResponderEliminar¡OOOO! La letra o tan redonda como una pelota... muy bueno este texto.
Pido, no juego más, nunca más.