lunes, 26 de marzo de 2012

Silvia Cuevas-Morales


 

VIOLETA PARRA EN EL RECUERDO (1917-1967) *

Pero, pensándolo bien, y haciendo juicio a mi hermano, tomé la pluma en la mano y fui llenando el papel. Luego vine a comprender que la escritura da calma a los tormentos del alma, y en la mía que hay sobrantes; hoy cantaré lo bastante pa' dar el grito de alarma. 
Violeta Parra nació un 4 de octubre de 1917, en la pequeña ciudad de San Carlos (Ñuble). Su padre era profesor de música y su madre, además de ser costurera, tocaba la guitarra y cantaba, y según diversas biografías, Violeta comenzó a tocar la guitarra a los nueve años y a los doce ya componía sus propias canciones.
En Chile son tiempos difíciles y Violeta sufre, a muy temprana edad, las penurias del desempleo y de la escasez de recursos. Agobiada por la situación, la familia se traslada a Lautaro en busca de trabajo y diez años más tarde regresa a Chillán. Durante el gobierno de Carlos Ibáñez, cientos de empleados pierden sus puestos de trabajo y su padre, desesperado por la falta de empleo, se refugia en el alcohol mientras su madre cose, lava la ropa ajena y vende todo lo que puede para mantener la familia a flote.
Violeta completa sus estudios primarios y tras un año en la escuela normal los abandona para trabajar en el campo y ayudar a la familia. Para complementar los ingresos familiares, junto a sus hermanos, sale a cantar en trenes, pueblos, restaurantes y circos. Angustiada por la situación económica y tras la muerte de su padre en 1929, Violeta se traslada a Santiago gracias a una invitación de su hermano, el poeta Nicanor Parra. En la capital retoma sus estudios pero los vuelve a abandonar por la música, su pasión verdadera. Junto a su hermana Hilda forman el dúo de Música folclórica "Las hermanas Parra" y comienzan a cantar en bares y en pequeñas salas. En 1935 su madre y sus hermanos también se trasladan a Santiago. Tres años más tarde contrae matrimonio con Luis Cereceda, con quien tiene a sus dos hijos Isabel y Ángel Parra, herederos de su tradición musical. En 1948 se separa de su marido y al año siguiente se casa con Luis Arce. De este nuevo matrimonio nacen dos hijas: Carmen Luisa y Rosita Clara.
En la década de los cincuenta graba sus primeros discos en los que recupera canciones populares como "El Caleuche", "Qué pena siente el alma", "La viudita" y "La cueca del payaso", entre otras. Violeta, además de ser una gran compositora quizás haya sido una de las principales investigadoras del folclor chileno. Junto a su dos hijos, Ángel e Isabel, recorre el país de norte a sur ofreciendo recitales y grabando las canciones populares que encuentra en su camino e incorporándolas a su repertorio. En estos peregrinajes conoce a Pablo de Rokha y a Pablo Neruda. El año 1953, tras un recital en casa de Neruda, Radio Chile la invita a colaborar en una serie de programas que introducirán el genio de esta gran artista en miles de hogares chilenos. Al año siguiente gana el premio Caupolicán que la reconoce como la mejor folclorista del año y recibe una invitación para participar en el Festival de la Juventud, en Polonia. Aprovechando este viaje recorre la Unión Soviética y parte de Europa, especialmente Francia.
Durante dos años reside en París y allí graba su primer disco de larga duración: "Guitare et Chant: Chants et Danses du Chili", editado en 1956. Tras la muerte de su hija Rosita Clara, Violeta regresa a Chile y se vuelca en la música y la investigación. La Universidad de Concepción la contrata para dirigir el Museo de Arte Popular, labor que compagina con sus recitales y su infatigable recopilación folclórica. Durante este periodo graba "Canto y Guitarra" (1957), "Acompañada de Guitarra" (1958), "La Tonada" (1958), "La Cueca" (1958), y "Toda Violeta Parra" (1960).
Pero Violeta Parra no sólo se dedica a la música, y a finales de la década de los cincuenta comienza a centrarse en su obra pictórica, así como en la escultura, la cerámica y sus famosos tapices de arpillera. Entre 1961 y 1964, Violeta viaja por Argentina, Europa, la Unión Soviética, y vuelve a vivir en París. Continúa ofreciendo recitales, exponiendo su obra y grabando sus composiciones. Esta pequeña gran mujer logra triunfar no sólo a través de su música en Francia, es además la primera artista sudamericana que exhibe su obra en una exposición en solitario en el Museo del Louvre. Durante estos años (junto a Isabel y Ángel), edita "Recordando a Chile (Una Chilena en París)", que incluye dos canciones cantadas y compuestas en francés. También escribe el libro "Poesía Popular de Los Andes" y la televisión Suiza graba un documental sobre su trabajo. Es también en esta época (1962), cuando compone su famosa canción "La carta". A París le llega una misiva en la que le informan que su hermano Roberto Parra ha sido detenido tras la matanza de la población José María Caro, bajo el gobierno de Jorge Alessandri(1).
Desde niña Violeta no es ajena a las diferencias sociales y a las luchas de la clase obrera, y aunque al comienzo sus canciones suelen rescatar el folclor campesino, con el paso del tiempo comienza a componer temas de denuncia que hasta el día de hoy siguen conmoviendo a quienes los escuchan: "Qué dirá el Santo Padre", "Miren cómo sonríen", "Según el favor del viento" o "Arauco tiene una pena", canciones que formarán la base de la Nueva Canción Chilena.
En 1964 Ángel e Isabel regresan a Santiago e inauguran la famosa "Peña de los Parras". Aún recuerdo cuando de pequeña acompañaba a mi madre, que era modista, a entregar sus vestidos a Isabel y a la entonces esposa de Ángel, Marta Orrego. Recuerdo con gran emoción un sitio pequeñito, con sólo una tarima de madera como escenario en el que desfilaban músicos desconocidos para mí. Cantautores de la talla de Rolando Alarcón, Patricio Manns, los Quilapayún y Víctor Jara. Recuerdo un ambiente lleno de humo, la gente sentada en bancas y en el suelo sobre cojines, las redes, las botellas antiguas y las velas que adornaban la salita...
En 1965 Violeta regresa a Chile y se instala en una gran carpa a las afueras de Santiago, la "Carpa de la Reina", donde intenta crear un centro de cultura folclórica. En la Carpa, vive Violeta, allí prepara comidas criollas y atiende a los visitantes, organiza encuentros y sigue dedicándose a sus canciones y arte pero los tiempos que corren en Chile no son propicios para su labor. La Democracia Cristiana gobierna y muy pronto la canción comprometida con la lucha de los trabajadores comienza a ser un incordio. Muchas emisoras excluyen de su programación a determinados intérpretes, a las discográficas no les interesa grabar a los exponentes de la canción de protesta, y los pocos programas que se interesan por esta música ven como les retiran los auspicios. Los comentaristas prefieren los temas extranjeros que no introducen el dedo en la llaga del orden establecido.
Ante este panorama de marginación "La Peña" goza de un público cada vez más numeroso pero "La Carpa" no logra salir adelante. Angustiada por esta situación, por los problemas amorosos con el músico suizo Gilbert Favre, y por las recurrentes crisis de soledad, Violeta intenta suicidarse cortándose las venas en 1966. Esta vez no consigue acabar su vida pero al año siguiente, el 5 de febrero de 1967, Violeta lo logra en la Carpa de la Reina, no sin antes componer algunas de sus más famosas canciones "Gracias a la Vida" y "Volver a los 17".
Así termina la vida de la madre del canto nuevo chileno, la mujer singular que dio vida y reconocimiento a nuestro propio folclore, que nos inspiró a sentir orgullo por nuestras raíces e instrumentos autóctonos, dejando de lado la invasión extranjera de ritmos imperialistas que acosaban nuestro continente. Gracias a la vida por habernos brindado a esta mujer inolvidable – gracias Violeta Parra.
_______________________


*Este texto de Silvia Cuevas-Morales forma parte de la Antología Tributo a Violeta Parra, Canadá, Ediciones Monsieur James y Red de Escritores de Coquimbo, 2011.


Notas:
El 19 de Noviembre de 1962, la CUT (Central Unitaria de Trabajadores), había llamado a un paro Nacional, en medio de un conflictivo clima de rebajas salariales y de un incremento de precios general. Muchos pobladores de la Población José María Caro (ubicada en la Comuna de Lo Espejo) se sumaron a la movilización, y comenzaron a bloquear la línea del tren. Los Carabineros no fueron capaces de frenar el descontento popular y acudieron en su ayuda los militares. El saldo de aquel 'lunes rojo', fue de 5 personas asesinadas por balas de guerra provenientes de uniformados de la Fuerza Área.


8 comentarios:

  1. Antología Tributo a Violeta Parra, Canadá, Ediciones Monsieur James y Red de Escritores de Coquimbo, 2011

    ResponderEliminar
  2. Intresante semblanza de un ícono de carne y hueso del folklore y el compromiso social, Carlos Arturo Trinelli

    ResponderEliminar
  3. Hay veces que me pregunto sobre la racionalidad del hombre, sus necesidades e intereses. Entonces,inevitablemente surge Violeta Parra, tan bien detallado el tema por Silvia, amiga poeta, más luego Pablo, el Neruda e indefectiblemente Víctor Jara. ¿Qué pasa con el pueblo chileno que vuelve, luego del tirano, elegir una mujer dudosa y luego el no dudoso Piñera? ¿Vocación de sufrimiento? ¡Han padecido tanto sus mujeres, hombres y niños! ¡Tantos màrtires! Y de repente aparece en escena una joven, además bella, que habla, discierne, arenga y cruza la cordillera y brega por el pueblo y la Educación chilena. Otra Violeta, digna que la pluma de Silvia nos cuente con su forma peculiar, "algo para recordar". Buenísimo Silvia. Siempre clara y concisa. Un abrazo Y si Andrés pensó en tu artículo, están demás mis elogios. Sonia, aora allende el mar, desde mi Buenos Aires querida.

    ResponderEliminar
  4. Bueno bueno, me tragué la hache y se la puse a tohalla. Un abrazo a Artesanías, que no duerme ni dormirá jamás. Sonia

    ResponderEliminar
  5. Memoria para la querida Viola, emblema de la música popular, intensa vida, mujer fiel a la tierra y a la cultura autóctona. Es una maravilla esta biografía escrita por la autora, donde se percibe verdad, amor y admiración.
    Felicitaciones,Silvia.
    MARITA RAGOZZA ( de viaje)

    ResponderEliminar
  6. Merecido homenaje a la gran Violeta Parra , alguien de Chile dijo que Violeta murió en un revolcón de amor , toda su vida estuvo al servicio del amor y la libertad.
    Muy buen artículo.Gracias.
    amelia

    ResponderEliminar
  7. Una nota que nos vuelve a poner ante nuestros ojos el Gracias a la Vida de Violeta Parra, trovadora, poeta, imagen del Chile combatiente y sin concesiones. Texto serio y documentado escrito por la compatriota de Violeta, Silvia Cuevas-Morales.

    ResponderEliminar
  8. Silvia, tu comentario es una perla de principio a final. Condensa en lineas el honor de una luchadora. Honra y presenta a una perla chilena perdida, presente por siempre a traves del canto de voz perdurable, entrañado en las raíces de la tierra en que nació. Con la piel erizada, gracias a la vida que nos dio a Violeta, su voz y su canto que sigue esparcido por toda la tierra. ElsaJaná.

    ResponderEliminar