sábado, 10 de marzo de 2012

MARITA RAGOZZA DE MANDRINI


I

VALENTÍN


Se amaron  salvajemente celebrando  otra vez la cópula primigenia y festiva en la noche última de Carnaval. El sueño los encuentra  dormidos hasta el alba. Se despiertan,  y sin despedirse,  cada uno toma por su lado.  ¿Indiferencia? No, quizás una actitud práctica de vida.

Él regresa, entra por la ventana y con paso parsimonioso inspecciona la casa. En el piso de la cocina encuentra un poco de leche volcada  y la limpia en solidaridad con Elena, la mucama que hoy viene más tarde.

Eloísa duerme.  No sabe si lo ha escuchado llegar luego de tan larga ausencia nocturna. Algunas veces le reprocha, pero casi siempre comprende,  y nunca ha querido   evitar su  libertad sexual. Se recuesta suavemente a su lado y aunque está semi-dormida, en hábito de ternura extiende su brazo izquierdo y lo acaricia.  

Eloísa ya se levanta y se prepara el  acostumbrado  café de la mañana. Entonces, Valentín también sale de la cama.  Busca un lugar especial, se sienta, fija sus ojos verde-cristal en el infinito, y en versión felina de la inmortal escultura de El  Pensador de Rodin, se acomoda para pensar.   ■


MARITA RAGOZZA DE MANDRINI



13 comentarios:

  1. En trazo firme ha pintado Marita la duda y el arrepentimiento del ser humano frente a sus faltas.
    ¿Habrá sido en Valentín una contrición?
    Son opciones del relato, pero la sensación que yo recibo es la del aturdimiento.
    Un cuento breve y preciso.
    Un abrazo
    Alejo

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  2. También los gatos perciben. El gato es también parte de la comprensión o la duda.
    "Orientación de los gatos", nos contó Cortázar.
    Un beso.

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  3. Debo reconocer que no me gustan los gastos...¿por qué? Tal vez porque no se dejan seducir, no son fieles, no aman sin condiciones...Pero estas lineas de Marita me hacen dudar. ¿Será que yo no les gusto a los gatos?

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  4. Ay chicas , estoy leyendo un libro sobre humor y me río del lapsus de Nurit ... a mi me gustaría gastar y no pagar..ja ja .
    En cuanto los gatos he tenido varios tipos de relaciones con ellos , ninguna como la que pinta Marita en este extraordinario texto
    Abrazo .
    amelia

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  5. Valentín me hizo acordar a mi gato Eschifuz que salió de juerga pero no regresó, el escrito es conceptual con los gatos como excusa, Carlos Arturo Trinelli

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  6. Tengo un problema con los gatos... Son indóciles por vocación y naturaleza. Me recuerdan a las panteras y los pumas...no aceptan fronteras terrestres o aéreas, tienen siete vidas: solo los cachorros me resultan graciosos y podría pasar bastante tiempo contemplando las contorsiones infantiles de los gatitos. Valentín es un caballero de la noche y tiene educación de lord. Excelente, Marita.

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  7. Yo también, siempre me pareció que los gatos no quieren a nadie, sólo buscan su comodidad; si ud quiere saber cuál es el lugar de la casa más cálido en invierno, y el más fresco en verano, busque a su gato. Es ventajero, infiél y se cree el rey de la selva. Y cuidado con los "lord", su alto poder de seducción nos puede llevar a un alto grado de esclavitud doméstica. El último párrafo de Marita lo demuestra, ya lo ve como al "Pensador" de Rodin.

    Olga Ajma

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  8. Indócil como un amante circunstancial, cómodo, ventajero, infiel, ven el mejor lugar de la casa o la cama y lo ocupan sin pedir permiso y se instalan piedra como el Pensador a mirar con esos ojos imposibles. Con tantas aparentes desventajas son amados por muchos. Yo prefiero los perros, mi Roy. En cuanto al texto aquello de si breve dos veces bueno si se da en este caso donde la autora, nos engaña un algo al principio, si no fuese por los ojos del gato. Gran polémica Marita y excelente trabajo. Un beso enorme. marta comelli

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  9. Como a todo ser, hay que comprenderlo.Si pretendemos un perro en el cuerpo de un gato, claro que no lo vamos a tener. Cada raza tiene sus necesidades y su forma de dar y recibir. El gato es tan fiel como el perro. Conocí una mamá gata, a quien le quitaron sus hijitos. Desapareció y volvió -noche a noche- con uno de sus hijos (por noche)en su boca,hasta que rescató a los cuatro. Para ellos debió detectar dónde estaban por su olfato y tener la fuerza física para caminar tanta distancia con sus hijos a cuesta.
    Creo que todo pasa por lo que uno le da a ellos primero, y responden con todo el cariño posible. No son egoistas sí independientes. Personalmente he recibido tanto amor de ellos que decidí no tener más, porque el sufrimiento era mucho cada vez que me mataban alguno (accidentes en el tránsito), o me los robaban.
    Es un ida y vuelta de requerimientos y libertades. Un abrazo,

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  10. Yo, como Ester, no amo a los gatos. Hubo un tiempo peor: les tenía fobia . Me cansé de hacer papelones en negocios, o en casas particulares donde hubiera un gato. No soportaba la mirada. Para mí era un animal feroz que aparecía en pesadillas. Un día vi el anuncio de una conferencia sobre el gato por un miembro de la Embajada de España. Entré y fue de gran ayuda. Encontré allí que muchos de los fantasmas que atribuía al felino, eran mis fantasmas. Ese hombre dijo todo con tanta gracia que me convenció sin darme cuenta: "El gato tiene dignidad. No es un chupamedia como el perro. Si le das de comer , es porque quieres, él no siente la necesidad de estar agradecido y esclavizado de por vida. El gato jamás haría el papel ridículo del perro de salir a pasear con moñitos, prendedores, vestiditos y una solterona que lo tira de la cuerda..."
    Aquel español me dejó pensando.
    Muy bueno el relato de Marita.Gracias
    Cristina

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  11. Suelo no responder a los comentarios, peor esta vez lo hago. Doy fe que es un hecho real: en esta etapa de mi vida Valentín me hizo amarlo y saber cuánto puede dar la compañía incondicional de un animal.Es callado, inteligente, piensa, si, piensa.Lleva en sus ojos el brillo de sus ancestros mayores, por ejemplo el tigre que es otro animal que prefiero.
    Dicen que las mascotas se parecen a sus dueños. . .mmm!!!
    Gracias a todos por dedicar su tiempo.
    MARITA RAGOZZA

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  12. Me ha parecido un cuento genial. Juega con la ambivalencia entre un gato y un ser humano. Muy logrado Marita.
    Un abrazo.
    Silvia

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  13. Breve e impactante el texto en su ambivalencia, pero tierno en su manera de actuar es un ser que nos elige y puede llegar a conocernos mas que nosotros mismos y siempre me maravilla el reloj natural que los acerca a la hora de la comida aún si han estado de parranda.
    Muy logrado, aturde su simpleza.

    CELMIRO KORYTO

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