lunes, 26 de marzo de 2012

ElsaJaná


 


Con la esperanza de lino 

Casi sin creerlo, volaba en grandes alas de plumaje verde a pintar un cielo violeta, con la esperanza de lino y el púrpura de un corazón que aún latía. Portaba muy tibiecito un estallido de oro para iluminar al mundo. No sé si tenía más de adentro que de afuera o viceversa, pero sé que ambos lados se oponían mucho y, al rozarse, se atraían, inevitablemente.

Perdí un poco la claridad, tal como voy perdiendo las nostalgias y los recuerdos. Me cuesta diferenciar si la risa es esa parte de la tristeza que dejé atrás, o la tristeza, esta parte de aquella risa perdida. Lo cierto es que en alguno de tantos despertares, el Universo seguía siendo el mismo que había conocido. Lo único diferente era yo, ese único lugar donde se había producido el cambio inesperado y del que ya soy absoluta parte por pura convicción.

En los primeros pasos, fui ese chueco que a medios saltos y con el traste caído y hasta casi arrastrado por el piso –dignísima etapa de un bebé-, ya me movía a saltitos por aquí y por allá, sorprendiendo a mis mayores. Todo me era dado. La creación estaba al alcance de mi mano y a solo un grito de mi requerimiento. Me deleitaba en picotear de las bananas que nadie me pisaba con miel y, de vez en cuando en ese paraíso, un coco caía de la palmera. Gracias al destino, nunca sobre mi coco, por lo que sobreviví, rompiéndome el coco entre otras cosas.
Lo más difícil de soportar eran las pulgas por lo que trataba de conservar muy pocas.  ¿Cómo es que me convertí de ese homínido que fui a este ser racional que no entiende absolutamente nada, y que lo destruye absolutamente todo en sucesivos procesos de construcción y reconstrucción, estructura y reestructuración, formulación y reformulación, limites y limitaciones… Paradigmática creación en la que caí de un solo golpe. Pero salí volando sin miedos enseguida que la puerta se entreabrió, intuyendo el sol del oriente.

Lo único que se salvó de ese homínido original, es este trozo de esperanza de la que me alimento a diario sin contagiar a nadie. Me bajaron de un hondazo y por eso quede un poco desplumado. Igual volé. Volé hasta lo más distante hacia el sol de oriente, empapado en sudor, con mucha sangre derramada y en medio de montones de pájaros metálicos que verdaderamente volaban mucho más alto que yo, sin demasiada paz pero con mucho ruido. Y en uno de esos despertares otra vez, ese homínido que se hizo pájaro para salir volando por la puerta entreabierta después de un solo golpe, miró hacia abajo porque escuchaba gritos… gente… apenas gente reclamando justicia, matándose por la liberación o la defensa, destrozándose en vidas y familias truncas…construcciones y sueños deshaciéndose en sin sentidos con razones diferentes…y también un mundo autodestruyéndose…mares aullando en olas desaforadas sobre costas, aire raleando y agua contaminándose…y mucha muerte por hambre…y…temblé, temblé como cuando alguien me encierra en un puño.

Lo que vi me estremeció. Y distraído en mirar me olvidé de volar. Quise recuperarme e intenté un vuelo en picada pero ya era tarde hasta para volar con los años que ya me habían atrapado en sus existires de todo rasante y lento. Y es sólo por eso que acepto esta nueva condición de añejo y desplumado. Sólo que para seguir riéndome de mi mismo que es el modo que siempre tuve para volar un poquito más, me torné en pájaro de juguete a cuerda. Ya no puedo revolotear con simpatía ningún espacio donde no haya una mano amorosa que me ayude a funcionar.


8 comentarios:

  1. Bellísimo Elsa.
    Hay tanta poesía en el texto que me quedé en el vuelo , en la segunda leída también me bajaron de un hondazo, no importa, porque mientras haya creadores como vos jamás se perderá la esperanza ni el vuelo.
    Muchas gracias.
    amelia

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  2. Elsa. Un vuelo espléndido, repleto de matices que aún ante las adversidades me invitó a volar, a soñar en esta etapa de mi cuenta regresiva en la que aprecio cada día más los mensajes de las grandes y soñadoras poetas como vos. Recordé uno mío que llamé "Déjame soñar un poco lindo" y me trajiste saudades y placer. Gracias.
    Sonia

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  3. Gracias Elsa por tu esperanza y tu fuerza. No es verdad que necesites cuerda, volas bastante alto sin que nadie te ayude. Un abrazo

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  4. Tanta belleza y profundidad.., el vuelo de el más bello colibrí con la fuerza de un elefante.
    Inmenso abrazo

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  5. El vuelo como metáfora de denuncia y esperanza, muy bello el final, Carlos Arturo Trinelli

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  6. Muchas gracias, artesanos. Cada vez que vuelvo, me reciben con estas cálidas bienvenidas de recepción en buena sintonía. Cada uno de ustedes, una caricia recuperada con alas que no se extinguen. ElsaJaná.

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  7. Bien decís vos: "cada vez que vuelvo...". Es una pena que desaparezcas y te enredes en esos "enredos Elsa" que tanto te dañan... Bienvenida como siempre y espero que esta vez la constancia bocete un regreso sin huidas. Una pieza de poesía y vida.
    Andrés

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  8. Metaforización de la vida alrededor del vuelo con los tirones de alzarse y atender las voces de la tierra. Transformaciones que a veces abruman pero es el costo de la sensibilidad.
    Quien ha conocido el impulso del vuelo propio no se ha de conformar con que la dirijan.
    Excelente narración poetizada, donde tampoco falta un poco de humor, ácido ("añejo y desplumado")pero humor al fin.
    Felicitaciones, Elsa, ha sido un placer volver a leerte.
    MARITA RAGOZZA

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