La acera de enfrente
es el lugar que odiamos
incluso sin saber por qué
al que no cruzamos
por la soberbia estupidez
es el lado de la sinrazón
de nuestra razón ocluida
el espejo que por diferente
no nos reproduce a gusto
es el paso que cuesta dar
por temor a vernos desde allí
memos en la perspectiva
y tener al fin que aceptar
eso que tanto nos cuesta
es la acera de enfrente
el frente de la línea enemiga
donde titubea la retaguardia
de nuestras seguridades
y se abre un mundo sin paredes
donde apoyar las espaldas
es la acera de enfrente
lugar recurrente de cambio
que determina cuanto
es obtusa nuestra acera
será la acera de enfrente
la que inexorablemente sea
tras nuestra muerte
ésta acera.
Del otro lado de la herida
es justo del otro lado
a espaldas
de donde la herida
cesó su dolor visible
que las sombras agitan
tempestades de silicios
del otro lado de la herida
la carne nada dispone
y se desgrana la luz
que alumbraba el vacío
es detrás de la herida
donde agitan fantasmas
que no cicatrizan
y sangra la felicidad
su amnesia de horas inermes
a espaldas de la herida
agoniza sin saberlo
el intento de ser que fuimos
mientras los belfos
cicatrizados de la llaga
ensayan sin fe
bajo el escapulario de la piel
la oración nueva.
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El primer poema es muy bueno, el segundo aniquiló mi posible comentario!!!!
ResponderEliminarSaludos
María
Agrego porque soy bestia, me gustó a mares de emoción pura. María
ResponderEliminarYo navego en tu mundo cuando te leo. Y me llevás de un lado a otro de la pasión, de las inquietudes, del dolor, las heridas, el pasado, el presente. Yo navego en tu mundo cuando te leo.
ResponderEliminarLily Chavez
Detrás de las paredes del silencio , se eleva la palabra iluminada del poeta y se produce el milagro: del cielo, llueven hombres.
ResponderEliminarGracias .
amelia