viernes, 24 de febrero de 2012

JUAN JOSÉ SAER



RESPONSO (fragmento) 

Barrios Le Pide A Su Mujer  La Máquina De Escribir

-Dos -dijo, complacido, en el momento en que Concepcion, con la cucharita cargada de azúcar elevada e inclinada sobre su taza de te, lo miraba con una sonrisa inquisitiva.
Concepci6n dejo caer el azúcar en la taza de su marido, volvió a llenar la cucharita y despues de echarla en la taza comenzo a revolver el contenido con una delicada pericia. estaba de pie, inclinada sobre la mesita del jardin, preparando el te de su marido y el suyo. A pesar de su aire maduro, Concepcion se conservaba todavia hermosa: era delgada, alta, y su piel tenia un ligero matiz olivaceo que le daba un aspecto sumamente interesante. Barrios la miraba emitiendo una sonrisa pensativa; miraba su blusita blanca, casi de niña, aplastando todavia mas sus senos de adolescente, la cadenita de oro que colgaba bailoteando sobre el escote mientras ella se movia, de un lado al otro, inclinada sobre la mesa para servir el te; miraba su pollera floreada y acampanada como la de una nina y sus suaves y flexibles zapatillas rojas parecidas a las de baile. Todo lo demas, Ba­rrios lo conocia. Suspiró, con tristeza, de un modo imper­ceptible, sin que Concepcion lo notara. Ella echaba azucar en su propia taza en ese momento, y se sentaba en el blan­co sillon de hierro forjado, enfrente suyo.
-Estas hermosa, como siempre -dijo Barrios, sonriendole.
Concepcion sonrio para si misma, con los ojos bajos, mientras revolvia el te de su propia taza. Se cruzo de piernas con sumo cuidado, dejando entrever sin embargo par­te de sus delicados muslos largos.
-Los cuarenta estan muy cerca, ya -dijo sin dejar de sonreir-. Nunca puede ser como antes.
-jNo! -exclamo Barrios con vehemencia. Su gorda cara se echo hacia adelante, mirando a Concepcion con los ojos muy abiertos-. Como siempre, y mas todavia -dijo.
Concepcion sacudio la cabeza.
-Tu te se enfria -dijo.
Los ojitos de Barrios miraron hacia la mesa, con sumo placer. El te, para decir la pura verdad, nunca le habia gustado, pero recibirlo de manos de Concepcion, en ese atardecer de diciembre, ;ah, eso lo convertia en un deleite extraordinario! El murmullo del agua emergiendo de la manguera que serpeaba semioculta por el cesped, el verdor apacible de los canteros que se extendian a lo largo de la galeria, atravesados por unos caminitos rojos de polvo de ladrillo, y ese sol de la tarde dorando, en el fondo, un grupo de amplios arboles, producian en Barrios un estremecimiento de paz. El orden, la paz, y la limpieza y la bondad; todo eso constituia el universo de Concepcion. Barrios se sentia a si mismo en ese momento, de un modo secreto, como una gran mancha disonante en medio de todo eso. El reloj de la iglesia de Gua­dalupe dio las siete. Las campanadas, resonantes y regulares, medidas y equilibradas, permanecieron vibrando gravemente en el oido de Barrios hasta unos minutos despues de haber dejado de sonar. Las escuchaba viendo al mismo tiempo como Concepcion, con una leve sonrisa destellando en sus ojos dorados, retiraba la taza de sus labios y la depositaba otra vez sobre el plato produciendo un suave tintineo. Era un hermoso espectáculo: nunca olvidaría ese momento, se dijo Barrios, con un ligero desasosiego. 



3 comentarios:

  1. En un trozo de tarde la brevedad explicita del instante fluye en un manantial de sensaciones guardadas o dichas a través de dos cucharitas de azúcar.

    Celmiro Koryto

    ResponderEliminar
  2. Como en la Revista ando los saltos, como un conejo , me había "saltado" a Saer, escritor que admiro.
    No he leído la novela Responso . Pero este fragmento muestra parte del estilo del autor . Su ciudad, sus personajes y los aconteceres de una cotidianidad , que por serlo, a veces pasa desapercibida.
    Gracias. amelia

    ResponderEliminar
  3. La sutileza de la descripción de un instante emparentado en la rutina y el detalle singular que el protagonista atesora en la memoria son parte de una estética que Saer cultivó con identidad propia, Carlos Arturo Trinelli

    ResponderEliminar