domingo, 19 de diciembre de 2010

ROBERTO PANIAGUA: Un Viaje Anunciado

     En El Dia Internacional De La Eliminacion De La Violencia Contra La Mujer

             
Entré a la pieza a buscar un bolso. No sabía que ropa iba a poner, pero rápidamente calculé en un par de mudas, o algo más, si me daba el tiempo. Ropa interior, camisón, remeras, blusas. Cuando me dí vuelta para elegir un pantalón, lo vi. Eduardo estaba apoyado en el marco de la puerta.
      Elba ¿dónde vas? Me dijo con voz seca y noté una mueca burlona en sus labios.
Un frío eléctrico recorrió mi columna. Saqué fuerza para contestar.
      Tengo que verla, cuidarla, me necesita, es chica todavía.
      Es una maleducada ¡no respeta mis órdenes! Dejala que aprenda, ya va a volver mansita, en cuanto no tenga para comer y comprarse esas ropas de marca que exige...
      Eduardo, vos no entendés, esto no es un capricho, se fue porque no puede vivir más con tus gritos, tus desprecios y tu altanería... ¡Vivís diciendo ésta casa es mía, aquí mando yo. Al que no le gusta que se vaya...! y bueno... se fue.
      Y a vos Elba ¿quién te importa más, ella o tu marido?
      La “familia” me importa, Eduardo. Cada uno tiene que ocupar un lugar. Separados no somos nada... ni esposos ni hijos ni nada.  No puedo dormir aquí, con una hija en la calle ¿lo ves claro?
      Yo me rompí el culo toda la vida... ¿para qué? ¿para esto? Para ver que mi mujer se va corriendo detrás del capricho de una mocosa malcriada...

          Me di cuenta que ya estaba en bajada, iba a estrellarme y no quería      guardarme nada, así que lo miré y lo dije:
           —Te sacrificaste, lo sé, pero fue para tener poder en lo tuyo y aplicarlo aquí adentro... Someternos día tras día. Decime ¿nunca te diste cuenta que ya nos nos querías? ¡Que si no éramos tu plastilina ya no te servíamos...!
En una fracción de segundos vi sus nudillos y que el anillo de su padre se agrandaba ante mis ojos. El golpe de puño en la frente fue seco, nubló todo a mi alrededor. Mis rodillas se aflojaron y caí al piso.
      Me desperté con sus besos, con lágrimas mojando mi cara y con esa voz de niño que ponía cuando estaba realmente sin saber que hacer. ¿Cuántas veces había vivido esta situación? ¿Cuántos expedientes figuraban en la comisaría? Y esa vez, que escuché detrás de la puerta cuando el Comisario le decía:
      Vamos Ingeniero... un poco de voluntad... Sé que a las mujeres a veces les hace falta un poco de rigor, pero no se pase, esto puede ponerse feo ¿No le parece? 
     Después me pareció que tosían, pero no. Eran risitas ahogadas... de los dos.
     Lo empujé como pude y me levanté. Agarré el bolso y caminé hasta el living. Busqué las llaves. Apenas veía con un solo ojo.
      Si te vas ¡aquí no volvés mas...!
      ¡Me voy, vos no vas a cambiar nunca, necesito terminar con esto!
Al poner la llave en la puerta sentí un ardor frió en la espalda. Luego otro en el brazo que tenía la llave. Al darme vuelta vi el cuchillo de caza mayor en su mano. Entonces me di cuenta que para el viaje ya no me haría falta el bolso. Pensé en Patricia, en que esté donde esté, la iba a cuidar...

10 comentarios:

  1. Querido Roberto :
    En primer lugar un placer encontrarte en la revista, para mí "Los caranchos" son amigos del alma. Y por otro lado, este texto tuyo que no conocía y me conmovió. Me dolió el final, me pegó la realidad, cuantas denuncias suelen haber previas que deben poner alerta en los demás y no, no se hace. Por eso, no se evitan miles de muertes, en Argentina las últimas noticias ya no son golpes, puñaladas, directamente las cubren con combustibles yle prenden fuego. Por eso la ficción ya no sorprende, es más débil que la realidad que se vive día a día. Gracias por el tema que tocaste, generalmente es la mujer la que escribe en defensa de su género pero claro, sé lo que pasa acá, en tu caso, pertenecés a esa generación donde el respeto y los códigos y las palabras eran sagradas. Y más aún, en cada mujer había la imagen de la propia madre. Un abrazo, gracias por el texto y a la revista por la publicación

    Lily Chavez

    ResponderEliminar
  2. El 25 de noviembre de 1960, en República Dominicana, por orden del dictador Rafael Leónidas Trujillo, se produjo el asesinato de las hermanas Mirabal. Patria, Minerva y María Teresa Mirabal –que pertenecían a una familia acomodada y que ofrecían resistencia al régimen- habían sido encarceladas y torturadas en varias oportunidades.
    La indignación popular catalizó el proceso que acabaría en la muerte del dictador en el atentado del 30 de mayo de 1961.
    La conmemoración fue fijada en 1981 durante el Primer Encuentro Feminista Latinoamericano y del Caribe. En 1999, la Asamblea General de las Naciones Unidas resolvió incorporar la fecha a su calendario de días especiales.
    Según las Naciones Unidas, la forma más común de violencia hacia la mujer es la infligida por la pareja. Asimismo, se calcula que entre medio millón y dos millones de personas –en su mayoría mujeres y niños- son víctimas de prostitución, trabajo forzado y esclavitud.
    La conmemoración de la fecha busca sensibilizar acerca de un problema crucial, que atañe a la sociedad en su conjunto.


    Gerardo Caetano
    Doctor en Historia.
    Uruguay

    Este es un pequeño extracto de un extenso y muy bien elaborado post titulado: "Ni XX ni XY . Violencia simplemente" por Julio Viana Laprebendere, Antropologo Social uruguayo

    ResponderEliminar
  3. Muy interesante el relato del Sr. Paniagua.Perdón que puse esto todo junto, lo encontrè en un lugar y pensé que podía ser bueno para el que no lo sabe.

    ResponderEliminar
  4. Gracias en nombre de todas las mujeres, portadoras de mandatos ineludibles.
    Gracias por el aporte a nuestra lucha, que es la de Uds, hombres, com`pañeros, hermanos, hijos.
    Amelia

    ResponderEliminar
  5. Liliana tiene razón cuando dice que generalmente sobre este duro tema escriben mujeres y es reconfortante que el autor se manifestara a través de este relato , confrontara con la penosa realidad que se vive.
    Felicitaciones y muy buen aporte el del señor Caetano

    María Esther Martinez

    ResponderEliminar
  6. Desde el punto de vista literario, el relato tiene ritmo y un final cruento.
    La violencia hacia la mujer es la agresión verbal, física, psicológica, trabaja socavando la estima de la propia mujer.
    Escandaliza a los escritores como Pablo y a todos los hombres, digo hombres, porque los otros son sexo masculino, nada más.
    MARITA RAGOZZA

    ResponderEliminar
  7. Disculpas pido. Quise decir en el anterior comentario :. . .los escritores como Roberto Paniagua.
    MARITA RAGOZZA

    ResponderEliminar
  8. Roberto, soy una luchadora contra la violencia de género y este relato me ha reconfortado, mientras más cruento, más hace reflexionar a todos. Un abrazo y felicitaciones

    Analía

    ResponderEliminar
  9. Me conmovió el relato y la verdad que no por antigua es menos actual. Gracias Roberto, un abrazo
    Betty

    ResponderEliminar
  10. Muy bueno realmente. Lo felicito Roberto.

    Andrea Casas

    ResponderEliminar