AMELIA ARELLANO
DECRETOS DE NECESIDAD Y AUSENCIA
(Los Sallieri de Trombini)
“Toda mi sangre es un temor inmenso”
Julia Prilutsky Farny*
(I)
Toda ella, un temblor. Un latido.
Todo lleva hacia los demonios del miedo.
Sabe que es un invento. Un ensayo, subsistencia .Una artimaña.
Un aferrarse a rocallosas vidas.
Sin embargo, mentirosamente, amorosamente, lo dibuja.
Lo dibuja en la patria de los sueños:
Quiero decirte que siento nostalgias de ti.
Que se me vuelven los pasos de extrañarte.
Que soy una ojera que camina.
Que soy un ojo seco y una mirada húmeda.
Daría todo lo que tengo por estar contigo.
Por supuesto- tú lo sabes, elegiría el mar-.
Puede ser en las dunas. En el acantilado.
En los tugurios donde se juntan los marineros con las putas.
Daría todo. Todo. Lo que más amo.
Daría mi “libro de los muertos”.
Mi ruiseñor de Keats.
Mis zapatos de cristal. Mi elefante de jade.
Los misterios del rosario .Las corcheas de oro.
Mi anillo de amatista. El caracol de mar.
Fíjate, hasta daría el sombrero de paja, cinta azul.
Te pediría una noche en una estalactita de cristal rosado.
Te preguntaría tantas cosas.
Recorrería con mis dedos las marcas de tu ausencia.
Sería tu nana, tu nodriza, tu hermana.
Me volvería pasionaria. Junco. Ceibal en flor.
Mordería tu silencio y tu grito. Anegaría el huerto con tus ojos.
Cercenaría tu temor espejo.
(II)
Él, viene del país inexplorado de la Misoginia
Ama y odia en ella a todas las mujeres de sus secretas vidas.
Rabiosamente la odia. Muerte pasión, martirio.
Tanto le odia como tanto le miente.
Dulce destierro, pasionaria, salvia.
Odia en ella a aquéllas que se han ido.
Madre, padre, hermanos, hijos.
Hace callar sus ojos y con ellos anuda su corbata.
Se abotona la boca y la camisa.
Se peina la cabeza, disputa, calla, grita.
Hunde la espina en su dedo meñique.
Desafía la picana en el vientre.
Arranca la obediencia del pecho.
Anuda los cordones de sus ansias zapatos.
Va al correo del viento.
Y firma.
Firma decretos de necesidad y ausencia.
Afuera todo tiembla
Es verano y los brotes explotan.
Sin embargo punza el frío y el miedo.
La muerte se desnuda frente del espejo
A medida que existen los dedos se adormecen
Adormecido cuerpo. Leyes apócrifas.
No saben si es naufragio de piel. Necesidad. Ausencia.
No saben si viven porque mueren.
Pero duele el frío.
Hasta los huesos, amor. Hasta los huesos.
Me hallo leyendo un poema donde la sucesión de imágenes me atrapa, sabe seducir la autora, luego la realidad me sacude, retrocedo épocas y llego a la actual y vibro.
ResponderEliminarÉste es el poema logrado, el que moviliza los sentires.
Felcitaciones, Buen Fin de Año; y el entrante que traiga Paz, Armonía y Amor
Betty
Los DNA de Amalia conmueven y a la vez dan el placer de leerlos, cariños de Carlos Arturo Trinelli
ResponderEliminarBetty habla de una sucesión de imágenes que atrapa y eso tiene indudablemente tu poesía Amelia; aparte de esa fuerza que cae con sentimiento, como una pedrea que arrasa. Te felicito, te felicito una vez más.
ResponderEliminarLily Chavez
Pero duele el frío. Hasta los huesos,amor. Hasta los huesos. Mucha fuerza, se que lo dicen otros pero asi es.
ResponderEliminarFelicitaciones
Pedro Altamirano
Amelia, no sabía leer el cuento, o no conocía al destinatario... lo leí varias veces para captar el cordón umbilical entre los versos. Un ángel de la guarda me sopló el secreto y entonces... entonces subió el telón y se iluminó mi escenario.
ResponderEliminarMagnífico, y siempre tu escritura de alto nivel. muchas gracias por crearlo y enviarlo a la revista
.
Andrés
Toda una aventura captar el poema de Amelia. Pasaron los días y algo me decía que yo sabía el por qué de los Sallieri, y no daba con la clave. Luego surgió en mí la película "Amadeus", la cual, en realidad no es la historia de Mozart, sino de la forma en que actuó Sallieri. Uní esto, con la ncesidad, los derechos humanos, la ausencia y, volví a leer. Sentí entonces frío en el alma. Una genialidad, Amelia.
ResponderEliminarMARITA RAGOZZA