La mano se arquea apenas, busca la suavidad, las señales de la vida del otro, roza la cara, toma el pelo, se despliega, lo inunda de un vaivén casi canto o cuna.
Sobre esa cabeza, las uñas rojas de ella rozan, como una gran magia, las ideas y las sensaciones del interior de él, se toca con los sueños los bordea, los aviva...:La mano protege, libera, se ilusiona, se pierde en los laberintos del otro. Hechicera ella aprende, se entibia, se transforma.Los dos transmiten un idoma extraño como formado por lo inexplicable
Visto desde lo alto son colinas surcadas por hilos de nieve con diez fuegos encendidos, alumbrando.
Cristina Villanueva
Vuelo estético que hace elevar al espíritu por la belleza. Felicitacioens, Cris.
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