¿Día? Nublado ¿Hora? No preciso
Algunas veces vivo
Y otras veces
la vida se me va con lo que escribo…
algunas veces busco un adjetivo…
…y algunas veces suelo recostar
mi cabeza en el hombro de la luna
y le hablo de esa amante inoportuna
que se llama soledad.
Joaquín Sabina
Querido:
No preciso qué día es hoy. Tampoco
la hora que miro muchas veces en este reloj que las horas no da. Sí observo
unos nubarrones que no presagian una mañana soleada, como cuando me reparo con la
mano para que no se lastime mi cutis delicado y cuidado. Que buen trabajo me
da. A pesar de que mis buenas amigas digan “que mi piel es hermosa”, “que yo lo
soy” y “qué raro no te hayas casado todavía” – las muy pérfidas.
Escribiéndote, estoy alterada. ¿Estás
ahí? ¿estás? ¿seguro? ¿te llegó mi sobre? ¿Lo abrís con gesto adusto o con
mirada de fastidio? Tenés razón ¡son tantas! ¡Tantas las cartas que te envío!
Una cada día, a veces dos. Si fuera por mis deseos irrefrenables, serían más. Quizás
en momentos las ocultes, cosa que no se note el aluvión de correspondencia que
te llega en innúmeros colores. Tengo en el último cajón del armario, sobres y
cuadernillos de cientos de colores engamados.
Anatole France dijo – “Las
influencias secretas de la luz y el aire, los mil sufrimientos que emanan de la Naturaleza , constituyen
la participación de los seres sensuales, inducidos a buscar sus goces en las
formas y los colores”. ¿Leíste amado mío a Anatole France? Me siento tan
entristecida como él al fin de su existencia. Tal vez las leas libre, distendido,
contraído, en deletreo o de corrido. Pueda que sonrías o no. Tal vez guardes los
escritos en el bolsillo o hagas de ellos un bollo... y al cesto.
En este momento en que trazo estas líneas, me
rodean mariposas, luciérnagas, moscas, mosquitos, al espío de mis letras, en un
revoloteo incómodo. Posiblemente ellos entiendan las palabras que fluyen de mi
boca, la infinidad de ideas que me superan, mi soledad, las angustias al hundirme
en el tonel de las Danaides de donde intento eclipsarme y que no me conduzca al
llamado infierno, si lo hay.
Amado, quisiera escribirte en poesía.
Posiblemente fueran mis letras en verso más efectivas que mi prosa y en poesía
superaran la realidad. He leído en uno de mis libros la sospecha de Platón
sobre una acción concreta al respecto. Quizás mis palabras en versos fueran más positivas.
En el
tablero de mi vida, busco con mis palabras jugar un juego audaz que pretendo
sea desopilante. Elijo para llegar a ti, fichas únicas, insustituibles. Intento
construir partidas prodigiosas, sonidos acentuados, diferentes, estilizadas
formas. Trato de conformar rondas bellas, sinuosidades, espirales mágicas.
Quiero delinear argumentos esenciales. Me inclino porque emerjan perlas
sugerentes de mi boca y que se confundan con tréboles del bosque o con diáfanas
azucenas y que te lleguen en delicadas expresiones.
Más…te digo de mi amor, y no obtengo respuesta. Paso por diferentes
estadíos. Felices, los menos y esos pocos desaparecen en la nada. La nada que
es vacío, es no estar. Alguien me dijo alguna vez “ante la ausencia amada no
hay consuelo, sólo dolor”.
Te suplico hasta el hartazgo que me
consideres, me quieras, que me ames, me respondas. Ante tu indiferencia decido que ésta sea mi
última carta.
Después de tantos años no
espiaré más desde mi ventana que da frente a la tuya. No volverás a saber de
mí.
Ya te amé hasta dejar mi alma en este amor
desesperado, aunque no sepa si sos alto o bajo, rubio, castaño o cano, lindo o
feo, no conozca tu nombre y no sepas el
mío... Aunque jamás nos hayamos cruzado.
Sólo sé de tu sombra en la ventana.
Tu vecina de la sala 2ª de Mujeres
Cama 25
Sonia Figueras
Agradecida, equipo de Artesanías por publicar esta carta producto de mis devaneos que en la vida real, existen. " ..Ante la ausencia amada no hay consuelo, sólo dolor" me fueron dichas por el Profe. Andrés, cuando murió mi esposo. Nunca las olvido y siempre agradezco su calidad y cuánto me valió. Sonia Figueras
ResponderEliminarHermosa idea, plasmada con poesía e imaginación. Gracias Sonia.
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