Andra Prodea, Bucarest, 1990. Ha sido galardonada con el I Premio de Poesía en el marco del IV Concurso Internacional ´´Maõs que falam¨2013 (Brasil). Finalista en el XI Concurso Internacional de Poesía y Prosa Albatros (Nápoles, Italia),en el V Certamen Internacional Emozioni in bianco e nero (Italia) y en el I Concurso de haiku ¨Premio Tsuki¨ organizado por Gli occhi di Argo (Italia). Recibió una mención de honor tras participar en el ¨II Concurso Literario Oliveira Caruso 2012 (Rio de Janeiro, Brasil) y mención especial en el Concurso Internacional de Poesía y Narrativa Ecoloquia 2012 ( Argentina).
Caminando sobre la cuerda floja
Estoy herida de soledad, calcinada de
silencio,
Harta de las sonrisas que ya no vuelan hacia el cielo
por tener las plumas todas envueltas
en agrios lamentos tornasolados
Estoy en medio del otoño que rueda por las calles
jugando a sus anchas con el color de las hojas marchitas
cuyos ecos me llegan amargamente al oído
como martillazos que traen aún más llanto
Harta de las sonrisas que ya no vuelan hacia el cielo
por tener las plumas todas envueltas
en agrios lamentos tornasolados
Estoy en medio del otoño que rueda por las calles
jugando a sus anchas con el color de las hojas marchitas
cuyos ecos me llegan amargamente al oído
como martillazos que traen aún más llanto
El frío visceral sepulta los adioses
de los cuales quedaron sólo un par de huesos
que desafían la lluvia granizada
entre vendavales de crujientes recuerdos
de los cuales quedaron sólo un par de huesos
que desafían la lluvia granizada
entre vendavales de crujientes recuerdos
Todavía no quiero que se me apaguen los
ojos
en la inquietante intimidad del silencio
cuando aún me falta por hallar la luz
que palpita en mis adentros
en la inquietante intimidad del silencio
cuando aún me falta por hallar la luz
que palpita en mis adentros
Los aplastados
Qué pena que no haya nadie alrededor mío
cuando estoy por reclamar socorro como un torpe escarabajo
al cual ni se toman la molestia de hacerle caso
por el simple hecho de medir poco menos
que un mendigo cero a la izquierda
en los ojos de quienes suelen pisar fuerte
hasta más allá de la suela de sus invencibles zapatos
que no tardan mucho en dar la señal de arranque
para aplastar fervorosamente los huesos bien encuadernados
de algún bicho cuya sonrisa caduca al instante
Ya no sirven ni las súplicas ni las ansias
de sacarle partido a la fe que defiende lo suyo pese a todo
cuando desde arriba nos llueven cada vez más seguido
amplias gotas de rechazo e indiferencia
que duplican la temible avalancha de insomnios
descendiendo cuando les da la gana
sobre los hombros demasiado abultados de esta ciudad
que hace tanto que perdió la cuenta de sus culpas
Y yo que siempre quise ver el dolor a través de los ojos ajenos
Ahora ¿quién se atrevería a verlo a través de los míos?
cuando estoy por reclamar socorro como un torpe escarabajo
al cual ni se toman la molestia de hacerle caso
por el simple hecho de medir poco menos
que un mendigo cero a la izquierda
en los ojos de quienes suelen pisar fuerte
hasta más allá de la suela de sus invencibles zapatos
que no tardan mucho en dar la señal de arranque
para aplastar fervorosamente los huesos bien encuadernados
de algún bicho cuya sonrisa caduca al instante
Ya no sirven ni las súplicas ni las ansias
de sacarle partido a la fe que defiende lo suyo pese a todo
cuando desde arriba nos llueven cada vez más seguido
amplias gotas de rechazo e indiferencia
que duplican la temible avalancha de insomnios
descendiendo cuando les da la gana
sobre los hombros demasiado abultados de esta ciudad
que hace tanto que perdió la cuenta de sus culpas
Y yo que siempre quise ver el dolor a través de los ojos ajenos
Ahora ¿quién se atrevería a verlo a través de los míos?
Con lenguaje abierto y a veces descarado la poeta nos entrega unos versos llenos de polémica.
ResponderEliminarCelmiro Koryto