cristina villanueva |
Las
Dos
Madre, no me enseñaste nunca a ordenar mis pedazos
Paulina
Vinderman
Una mujer derivándose río.
En Buda otra mujer rescata una muñeca
ni muerta, ni virgen como las que
languidecen en las salas.
Una muñeca que resuena de
bordados y flores
con el arte de los vendedores de colectivos.
.En Pest, abierta hemorragia en la ventana
del río
gotea flujo cerebral,
insocorridas imágenes escoltada de peces .
Se encontraran o
no.
Una tapándose el ojo violado de palabras.
La otra subiendo nubosa-selva-tren
con su muñeca como si estuviera por venir
buscando los quetzales y los jugos que la
otra arroja en la orilla de la cita.
Se encontrarán o no
única cabellera que salta, la cárcel de
ceniza
bello poema!imágenes,surrealismo,...una impronta de vivencias, tal vez al cruzar "el puente de las Cadenas"...
ResponderEliminarJulio Taborda Vocos
mUY BUENO! eXCELENTE EPÍGRAFE! sALUDOS.
ResponderEliminarAMELIA
Un poema para armar ¿sin apartarse del Zen? o ¿Matando al Buda? inteligente reflexión poética, saludos, Carlos Arturo Trinelli
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